Creo que ya he comentado en alguna ocasión cómo, en el año 2007, participé en "The Genographic Project", la iniciativa impulsada por IBM, National Geographic y alguna fundación privada, para realizar el mapa genético de la población humana mundial.
Mi contribución, modesta, consistió en comprar un kit para la realización de la muestra (unos $100), frotar el interior de mi boca con un bastoncillo de algodón y mandar la muestra en un sobre por correo franqueado. También tuve que especificar si quería que mi análisis genético se realizara por la vía paterna (Cromosoma Y) o por la materna (ADN mitocondrial). Si querías las dos, había que pagar más. Yo elegí la paterna.
En el informe que recibí al cabo de unas semanas, daba como resultado que mi haplogrupo (agrupación física de variantes genómicas que tienden a heredarse juntas) era el R1b y que mi marcador genético (segmento de ADN con una ubicación física identificable en un cromosoma y cuya herencia genética se puede rastrear) era el M343.
Con eso, estaba determinada la ruta de mis ancestros por vía paterna:
El "viaje" comenzaba con el marcador M168. Copio y resumo los datos iniciales del informe:
"Su ancestro más antiguo vivió en África, hace unos 50.000 años. La Edad de Hielo estaba en retroceso. África estaba cambiando de unas condiciones de sequía a temperaturas más cálidas y mayor humedad. Número estimado de Homo sapiens: unos 10.000. Herramientas de piedra, algunas evidencias de arte y de habilidades conceptuales.
El hombre que dio origen a su primer marcador genético probablemente vivió en el nordeste de África, en la región del valle del Rift, en las actuales Etiopía, Kenia o Tanzania. Sus descendientes fueron el único linaje que sobrevivió fuera de África, siendo por tanto el ancestro común de todo hombre no africano que viva hoy".
El hombre que dio origen a su primer marcador genético probablemente vivió en el nordeste de África, en la región del valle del Rift, en las actuales Etiopía, Kenia o Tanzania. Sus descendientes fueron el único linaje que sobrevivió fuera de África, siendo por tanto el ancestro común de todo hombre no africano que viva hoy".
(No me resisto a citar el último tramo del viaje de mi "linaje" paterno contenido en el informe:
"M343: Descendientes directos del Cro-Mañón". Sí señor, a mucha honra :-))
"M343: Descendientes directos del Cro-Mañón". Sí señor, a mucha honra :-))
Como se ve en el mapa, a ese ancestro común se le daba el nombre de "Adán Euroasiático" y venía a certificar lo que la Paleontología de los últimos 150 años (desde Darwin) daba como verdad indiscutible: el origen africano del Homo Sapiens que ha llegado hasta nuestros días.
Mapa general de evolución de marcadores genéticos En azul: Cromosoma Y (línea paterna) En naranja: ADN mitocondrial (vía materna) |
Pero, desde 2007, ha habido nuevos descubrimientos que ponen en cuestión esa verdad irrefutable. De eso vamos a hablar.
En 2010, un equipo de paleontólogos israelíes, dirigidos por Avi Gopher, comunicó el descubrimiento, en la cueva de Qesem, cercana a Tel Aviv, de una serie de piezas dentales inequívocamente Sapiens. La sorpresa vino cuando, al datarlas, se obtuvo una antigüedad de unos 400.000 años, siendo así que, los más antiguos restos calificados como de Sapiens en África hasta entonces, tenían unos 160.000 años.
Falange humana en Cueva Victoria |
En 2017, otro equipo, esta vez del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, dirigido por Jean-Jacques Hublin, descubrió, en un yacimiento llamado Jebel Irhoud, en la costa atlántica de Marruecos, fragmentos de un cráneo, cara y mandíbula de un individuo Sapiens con... 315.000 años de antigüedad. Hublin dijo: “Lo que creemos es que, antes de hace 300.000 años, hubo una dispersión de nuestra especie, o al menos la versión más primitiva de nuestra especie, por toda África”. Por esta época, el Sahara era verde y lleno de lagos y ríos. Los animales que vagaban por la sabana del este de África, incluidas las gacelas, los ñus y los leones, también vivían cerca de Jebel Irhoud, lo que sugiere que estos entornos alguna vez estuvieron vinculados.
Madelaine Böhme de la Universidad de Tübingen, Alemania, analizó restos del homínido Graecopithecus freybergi, de 7,2 millones de años de antigüedad, y llegó a la conclusión de que pertenecían a pre-humanos. Con la particularidad de que estos individuos, apodados "el Greco" en recuerdo del pintor, habían vivido en la zona ocupada por las actuales Grecia y Bulgaria.
Lo que tiraba por tierra la premisa vigente hasta entonces de que la separación entre los linajes de humanos y chimpancés se había producido en África hace entre 5 y 7 millones de años.
Böhme, experta en paleo-climatología señalaba: "Hace 7 millones de años Europa no era como la conocemos, se parecía más a la sabana descrita por Darwin, con elefantes y jirafas".
En 2018 se publica "The Anthropology of Modern Human Teeth: Dental Morphology and its Variation in Recent and Fossil Homo sapiens". Es el resultado del trabajo realizado por María Martinón-Torres y sus colegas comparando más de 5.000 dientes fósiles de todo el mundo: el equipo descubrió que los especímenes euroasiáticos son más similares entre sí que con los africanos. Ese trabajo, y las interpretaciones más recientes de cráneos fósiles, sugieren que los homínidos euroasiáticos evolucionaron por separado de los africanos durante un largo período de tiempo.
Los investigadores proponen que los primeros homínidos que abandonaron África hace 1,8 millones de años fueron la fuente eventual de los humanos modernos. Sus descendientes se asentaron principalmente en el Medio Oriente, donde el clima era favorable, y luego produjeron oleadas de homínidos de transición que se extendieron por otros lugares. Un grupo euroasiático fue a Indonesia, otro dio origen a los neandertales y los denisovanos, y un tercero se aventuró de regreso a África y evolucionó hasta convertirse en Homo sapiens, que luego se extendió por todo el mundo. En este modelo, los humanos modernos evolucionaron en África, pero su ancestro inmediato se originó en el Medio Oriente. Es lo que se representa en este gráfico: el "Modelo Alternativo" al "Out of Africa" que estuvo vigente durante 150 años:
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En definitiva, el método científico busca hipótesis que encajen con las evidencias observadas. A medida que se producen nuevos descubrimientos, en cualquier faceta de la ciencia, el científico debe ajustar sus hipótesis. Aunque ello lleve a descartar verdades que fueron incuestionables durante siglos. Habrá que seguir atentos a los nuevos descubrimientos paleontológicos.
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Gracias, Angel
ResponderEliminarQue apasionante tema, la búsqueda de nuestros orígenes
Pedro De Orte
Santander
Tremendo! Gran análisis y síntesis.
ResponderEliminarMuy interesante, siempre partiendo de que nos fiamos de las investigaciones y resultados de estos investigadores. Porque de los cinco modelos de evolución de los humanos que nos presentas al final del artículo, te dicen que el tuyo es cualquiera de esos y te lo crees. ¿con qué herramientas cuenta un tipo de a pie para confirmar o refutar ese diagnóstico?
ResponderEliminarEntiendo que este asunto de las confirmaciones o no de las diferentes hipótesis y teorías es un trabajo de los profesionales que se dedican a ello, que son quienes cuentan con la sabiduría y las herramientas para poder contrastar la validez o no de una nueva teoría.
Hace unos meses, aprovechando el trabajo de mi hijo, me hice un análisis de telómeros. Uno de los resultados fue que mi edad biológica es de 56 años. Pues estupendo, me han hecho 6 años más joven. ¿y si llegan a decirme que es 68?, pues te hacen la pascua. ¿y es fiable, le pregunté a mi hijo? Me respondió: hombre, tenemos un laboratorio de 100 personas y clientes en más de 40 países del primer mundo (hospitales, clínicas, médicos, y pacientes particulares) piensan que sí. ¿Quién soy yo para llevarles la contraria?
Cuando Elon Musk nos lleve a Marte este tipo de seguimientos se va a complicar un poco más...
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