viernes, 7 de noviembre de 2025

Las Salas-cunas de finales del siglo XIX

Te lo cuento como sucedió. Una mañana del pasado mes de julio, yendo al mercado de La Ribera de Bilbao por un trayecto diferente al habitual, me llamó la atención un precioso edificio antiguo, pero con aspecto de haber sido restaurado recientemente. En la margen izquierda del puente de San Antón. En la calle, lo consulté luego, Urazurrutia. Que no recordaba haber visto anteriormente. Pero ahí quedó la cosa.

Pocos días después, en una de esas publicaciones que aparecen en tu muro de Facebook (sin saber muy bien por qué... algunos insinúan que es que FB "oye" todo lo que dices...) salía una imagen de ese mismo edificio y se referían a él como "la casa cuna". Curioso... había que investigar.

Y, efectivamente, se trataba del edificio de la Salas-Cunas de San Antonio, oficialmente inaugurado, en un primer edificio, el 7 de enero de 1884 por el alcalde de Bilbao Eduardo Victoria de Lecea y el impulsor del proyecto, el concejal Fernando Luis de Ybarra. Este primer edificio se usó hasta 1913, pero debido a la aparición de numerosas deficiencias, el Ayuntamiento decidió comprar el solar y construir un edificio totalmente nuevo. Obra que se encargó al arquitecto bilbaino Ricardo de Bastida (1878-1953), y que quedó finalizada en 1916. Con esta imponente fachada:




¿Qué era una Sala-cuna? ¿De dónde surgió la idea? ¿Cuántas hubo en Bilbao?¿Y en España? Pues allá vamos.

En el propio Reglamento de las Salas-cunas de la Villa de Bilbao, en sus capítulos I y III  podemos leer su objeto y condiciones de admisión:



En términos actuales, se trataba de guarderías públicas destinadas a hijos de mujeres trabajadoras. Desde los quince días a los tres años de edad. Se habla de Salas-cunas y no de Casas-cunas para dejar claro que sólo funcionaban de día, es decir que no se admitían pernoctaciones. Para niños mayores de tres años había otro tipo de establecimientos, las Escuelas de Párvulos.  

Una de las pocas fotos que se conservan de las Salas-cunas
En la exposición de motivos del proyecto podemos leer (sic): "Con la marcha progresiva que va tomando la industria moderna en Bilbao, que es ya un centro obrero de gran importancia, se manifiesta muy patentemente la necesidad de esta clase de establecimientos en beneficio de los obreros, clase numerosa de la sociedad, y que vienen también en pro del bienestar, higiene y desenvolvimiento de los pueblos.

Hay necesidad de dulcificar las penalidades que sufre el obrero en su vida íntima, tratar de que sus hijos se eduquen en las sanas creencias y en la honradez, dejando más tiempo a la muger para las faenas del hogar doméstico y que, cuando el hombre llegue hastiado de su trabajo, enjugue su frente al paso que acaricien sus rodillas los tiernos alagos de sus hijos. ¿Cómo ha de presentar la familia del obrero este espectáculo tan patético y encantador y que tanto puede contribuir a su bienestar y felicidad apartándole de los vicios y ocasiones de corrupción si no tiene la muger la tranquilidad y descanso que necesite?"

La dirección y administración de las Salas-cunas se encomendó las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

En su inicio, como se puede leer, no eran gratuitas; se pagaban 5 céntimos de peseta por niño y día, aunque en abril del año 1889 se suprimió esta cuota y el número de niños atendidos se incrementó notablemente (de un promedio de 30 "asistencias" diarias a cerca de 50). 

Pero las Salas-cunas no fueron un invento bilbaino. La historia comenzó en París, en el año 1845, de la mano de Jean Baptiste Firmin Marbeau, un abogado y filántropo francés, que entonces era adjunto al alcalde del 1er distrito de París. 

Ese año, en pleno impacto de la Revolución Industrial en el entorno laboral y "como medio para disminuir la miseria, aumentando la población" propuso la creación de lo que llamó "crèches", tomando un término ("pesebre") hasta entonces más usado para denominar a los "nacimientos" o "pesebres" de Navidad. El objeto y las condiciones eran muy similares a las que hemos visto en la de Bilbao.

Poco después, en 1847, el propio Marbeau creó, con el apoyo de la iglesia católica, la "Société des Crèches Parisiennes", encargada de impulsar este concepto por toda Francia. En 1875 ya se contaban varias decenas de este tipo de establecimientos. Seguro que los bilbaínos oyeron hablar de esta iniciativa.

En Bilbao hubo 3 Salas-cunas: ésta de Urazurrutia, otra en la calle de La Ribera esquina a la calle Nueva, que duró pocos años, y otra en la calle Príncipe, esquina al muelle de Ripa.

Pero sigamos viendo algunos artículos del reglamento, que no tienen desperdicio: 



"...sin que sea permitido darles ninguna enseñanza que fatigue su inteligencia"... (recordemos que el límite de edad eran tres años; bien estaba que se dedicaran solo a jugar y a relacionarse con otros niños).

Las Salas-cunas de Bilbao estuvieron a cargo del Ayuntamiento hasta 1929, en que la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao solicitó comprar el edificio (en realidad lo permutó por otro de su propiedad) y asumir su gestión, como parte de su Obra Social. Y así continuó, pasando por los sucesivos cambios de nombre: Bilbao Bizkaia Kutxa (BBK), Kutxabank, hasta 2018. 

"Ese año, la Fundación Bancaria BBK, propietaria del edificio, anunció que el centro dejaría su función de guardería. El edificio fue objeto de un proceso de rehabilitación y transformación que concluyó en 2021, siendo su objetivo convertirlo en un centro para impulsar proyectos de innovación, el proyecto Casa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), BBK Kuna". (Kuna es una adaptación fonética para hacer referencia a su uso original... "cuna" en euskera es "sehaska")

En la actualidad, en el centro se desarrollan distintos proyectos mediante un trabajo conjunto entre Universidades, Administración pública, empresas privadas, centros de investigación... Su página web es www.kuna.bbk.eus. La planta baja y el sótano se pueden visitar.

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Posdata 1: La influencia de las "Crèches" del señor Marbeau no solo llegó a Bilbao. Con un enfoque similar, la reina María Victoria (la mujer de Amadeo I de Saboya) creó en Madrid, en 1872 (14 años antes que la Sala-cuna de Bilbao), el Asilo de Lavanderas en la ribera del Manzanares (lo comenté en el post "La reina de España menos conocida"; lo puedes leer aquí).

Posdata 2: En la construcción del edificio de la calle Urazurrutia se utilizaron una combinación de materiales muy variados: ladrillo, azulejo producido por la sociedad “Valencia Industrial” de Burjassot y cerámica, combinada para formar detalles decorativos. A ambos lados del eje central, dos grupos de tres ventanas juegan con la combinación de ladrillo, azulejo y rejería. 

Bastida utilizó sillarejo calizo de Guetaria para el zócalo exterior del sótano, mampostería arenisca de Urdúliz para el resto de la fachada, ladrillo de media caña de Valladolid pintado al óleo, y los azulejos valencianos mencionados.

El último piso del edificio es un añadido diseñado por el propio Ricardo Bastida en el año 1939 para cerrar la terraza que originalmente servía de cubierta.

En la fachada principal se halla un grupo escultórico titulado "La Caridad", obra realizada en 1914 por el artista bilbaino Federico Sáenz Venturini (1869-1941), representando a una madre con sus hijos.

Y esta es la fachada posterior del edificio, la que da a la ría de Bilbao:




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En esta ilustración para el gabinete de curiosidades, Tatiana R. relaciona el peculiar tocado de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, encargadas de las Salas-cunas, con el que llevaban las campesinas del siglo XVII:

(Ilustración de Tatiana Restrepo (www.tatisart.com) para "Curios")



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