Como mi amigo Jordi G. me lanzó el guante, y yo ya había anunciado una continuación al post sobre los dichos populares, aquí va la segunda entrega, comenzando con el que él me sugería:
(Reitero que toda la información de base está extraída del libro "El porqué de los dichos", de José Mª Iribarren)
Manos blancas no ofenden - Efectivamente, la frase se hizo famosa cuando el ministro de Gracia y Justicia de Fernando VII, el turolense don Francisco Tadeo Calomarde (1773-1842), respondió así a la infanta doña Carlota, hermana de la reina Cristina de Borbón, tras haberle propinado (ella a él) una sonora bofetada, se supone que como venganza por que el citado ministro hubiera hecho firmar al moribundo rey el decreto restableciendo la Ley Sálica. Con ella se excluía del trono a su sobrina, la princesa Isabel (luego Isabel II), y se daba derecho a la corona al infante don Carlos María Isidro, hermano del rey, que más tarde se erigió en Pretendiente con el nombre de Carlos V, dando origen a la primera guerra carlista.
Los hechos tuvieron lugar en 1832 en el Palacio de la Granja de San Ildefonso (Segovia), donde convalecía el rey. La infanta Carlota estaba casada con Francisco de Paula de Borbón, hermano menor del rey.
(En una Historia de España de 1885 se recoge esta anécdota, pero se matiza que la frase pronunciada fue: "Manos blancas no infaman, señora").
Según recoge Iribarren, la frase no la inventó Calomarde, sino que era una frase proverbial española usada ya con anterioridad. De hecho, Calderón de la Barca publicó en 1657 una comedia con ese nombre. Incluso se relaciona con un refrán latino: "Non maculant nievae laedunt sed verbera dextrae" y con el dicho siciliano "Manu bianca nun offeni".