viernes, 30 de junio de 2017

Si Iñigo hubiera elegido llamarse Pedro...

Iñigo López de Loyola
Pues ahora el patrón de Guipúzcoa, y fundador de la Compañía de Jesús, sería San Pedro de Loyola. Y, en lugar de tantos vascos llamados Iñakis, habría más Pellos ó Kepas. Porque no todo el mundo sabe que San Ignacio nació como Iñigo López de Loyola (Azpeitia 1491- Roma 1556) y que, cuando ya tenía más de 40 años y había visto mucho mundo, decidió cambiar su nombre de pila. Parece que eligió Ignacio por admiración hacia San Ignacio de Antioquía, uno de los primeros Padres de la Iglesia Católica que vivió en el siglo I d.C., y que lo hizo "por tener un nombre más universal" (llamarse Iñigo no era muy frecuente en Roma).

De ahí que a veces se equipara Iñigo con Ignacio, cuando son dos nombres de orígenes totalmente diferentes. Iñigo es la versión castellanizada del vascuence Enneco (Eneko en su escritura moderna), que ya figura en documentos del siglo IX, cuando un rey de Pamplona así llamado dona al monasterio de Leire el pueblo de Yesa. Su hijo, en el año 852, firma un documento como Garsea Ennecones (sería García Iñiguez en castellano).

viernes, 23 de junio de 2017

Cuando el talento se podía pesar

Portada del artículo de McKinsey - 1998
Para los que me conocéis desde hace más tiempo, seguro que me habéis oído defender la tesis de que la palabra "talento" aplicada al mundo empresarial sólo se empieza a escuchar a finales de los 90 del siglo pasado. Y fue a raíz de la publicación, en 1998, del artículo "The War for Talent" en el McKinsey Quarterly. Antes de esa fecha, la palabra "talento", en España, sólo se aplicaba en dos ámbitos:
- el religioso, a partir de la parábola de los talentos, recogida en el Evangelio de San Mateo.
- el artístico o el relacionado con actividades "raras", cuando se decía que alguien tenía un gran talento musical, pictórico, deportivo, para las matemáticas o para jugar al ajedrez.
En el ámbito empresarial se hablaba de "capacidades", "aptitudes", "destrezas", "competencias", y los más cursis decían (decíamos) "skills".

Pero ahora que el "talento" lo inunda todo (poco han tardado en aparecer el CTO - "Chief Talent Officer" o los Departamentos de Gestión del Talento), vale la pena remontarse un poco a sus orígenes. Y para eso rescatamos la parábola de los talentos (Mt. 25, 14-30):

"... un hombre que se iba al extranjero llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó".

viernes, 16 de junio de 2017

Ut queant laxis

Los chicos von Trapp escuchando el Do-Re-Mi
A finales de Abril anunciaron en el cine Capitol de Madrid una sesión especial de la película "Sonrisas y Lágrimas" ("The Sound of Music" en el original, y "La novicia rebelde" en Hispanoamérica), y allí que nos fuimos un millar de nostálgicos.

Proyectada en versión original, con subtítulos en español, pudimos disfrutar tanto de los diálogos como de las canciones (¡qué bien hablan y cantan en inglés las monjas austriacas!). Pero, al llegar al archiconocido "Do-Re-Mi", pudimos oír que, después del "La" ("a note to follow so", que tampoco en el original se rompieron la cabeza), venía el "Ti", pronunciado de forma nítida por Julie Andrews. Y, para que no hubiera dudas, "Ti" era "a drink with jam and bread". O sea, el "tea" de toda la vida. ¿Qué había pasado con el "Si" que, como todos sabemos, "asentimiento es"? Y ahí me dije, aquí hay un tema "curios".

viernes, 9 de junio de 2017

Si un día se caen todos los jamones de golpe...

El Profesor Luis Brú en su discurso de entrada
 en la Academia de Medicina en 1971
Tengo un recuerdo difuso, pero creo que la primera vez que oí esta afirmación fue en clase de Física de 1º de carrera, impartida por el magnífico profesor Luis Brú Villaseca (1909 - 1997). A sus 65 años (cuando yo le conocí), siempre trataba de hacer más interesantes sus clases, recurriendo a ejemplos de la vida real, llevando un palo de golf para explicar las leyes de la Física o contando anécdotas de su dilatada experiencia (el que me diera Matrícula de Honor en su asignatura no cuestiona mi imparcialidad ;-)). 

Bueno, a lo que iba. La afirmación era que "si el Universo se redujera, de forma uniforme y simultánea, un millón de veces, nadie se daría cuenta". Que eso, luego lo he averiguado, fue lo que propuso en su momento el matemático francés Henri Poincaré (1854-1912). Pero que, pasados los años, tuvo la contestación de un ingeniero que razonó que, dado que la resistencia de una cuerda es proporcional a la sección (2 dimensiones), mientras que el peso es proporcional al volumen (3 dimensiones), una consecuencia de esa reducción universal sería que "todos los jamones que estuvieran colgados de una cuerda se caerían de golpe", al ser incapaz la cuerda de resistir su peso. 

viernes, 2 de junio de 2017

La noche de los Hermocópidas

Herma "incompleta"
Es posible que, recorriendo las salas de algún gran museo dedicadas al arte greco-romano, te hayas encontrado con un pilar similar al que acompaña a estas líneas: un bloque cuadrangular de piedra, terracota o bronce, con un busto de lo que parece un dios o un personaje ilustre en su parte superior. También te puede haber llamado la atención un agujero o desperfecto situado a media altura. Que puedes haber pensado: "sería una especie de fuente y el agujero era el lugar destinado al grifo, que se lo han quitado...". O bien "ahí es donde iba la placa que explicaba a quién estaba dedicado el monolito, o quién lo construyó y en qué año". 

Pues no. Este tipo de escultura procede de la Grecia arcaica y se conoce como "herma" (dicen que porque en una primera etapa la figura representada siempre era la del dios Hermes). Y su función no era decorativa, sino que se empleaban como hitos para señalar y delimitar carreteras y fronteras, así como para marcar los límites de las propiedades. También se usaban para atraer la buena suerte y alejar a los espíritus malignos.

Pero una característica sorprendente de los hermai (plural de herma en griego) es que su base se adornaba, a la altura que correspondería con su equivalente real, con un falo en erección, símbolo de masculinidad y de disposición a las armas.