viernes, 20 de octubre de 2017

La piedra más pequeña de la Catedral de Segovia

Preciosa foto aérea de la Catedral, de J.L. Martín Mayoral
Hoy voy a desvelar un gran secreto. Porque voy a hacer pública una información que, desde la noche de la historia, sólo se ha transmitido de boca de segoviano a oreja de segoviano. Normalmente niños, que son los que mantienen la curiosidad innata y suelen darle importancia a estas cosas, ya que los adultos rápidamente lo descalifican con el lapidario "vaya chorrada". 

(Paréntesis histórico: La primera piedra de la Catedral de Segovia se puso el 8 de Junio de 1525, y su consagración tuvo lugar el 16 de Julio de 1768. Su primer arquitecto fue Juan Gil de Hontañón, que falleció quince meses después; le sucedió su hijo Rodrigo Gil de Hontañón. El nombre oficial del templo es "Santa Iglesia Catedral de la Asunción de María al Cielo y San Frutos". Sus tres naves, más las capillas, tienen en total  105 metros de largo, 50 m. de ancho y 33 m. de altura. La torre exterior tuvo en su origen una altura de 108 m., la más alta de España, pero un incendio provocado por un rayo en 1614 destruyó el antiguo chapitel de madera, y la nueva cúpula de estilo herreriano rebajó la altura hasta los 88 m. actuales).


Los 5.250 m2 de suelo de la Catedral están cubiertos por grandes losas de 50x50, en tres colores: negro, rojizo y marfil. Pero, en muchas de las intersecciones del enlosado cuadriculado con la zona de las capillas y con el perímetro curvo del ábside de la iglesia, se producen pequeños espacios que hubo que rellenar con trozos de baldosa; unos más grandes, otros más pequeños. De los distintos colores que componen el suelo. 

La piedra más pequeña...
El caso es que, en una labor detectivesca y muy concienzuda, algún chaval segoviano de tiempos pretéritos llegó a determinar, sin lugar a dudas, cuál era la "piedra más pequeña de la Catedral de Segovia". Decimos piedra, aunque en realidad es un trocito de baldosa. Y, desde entonces, se transmite el "secreto" de generación en generación como si fuera la ubicación del tesoro de Eldorado.

Estaba a punto de desvelar la situación exacta, coordenadas GPS y todo eso, pero he pensado que no. Que el que quiera peces...  Lo que sí que voy a poner es una foto, para que quede claro lo que estamos buscando. Ofrezco un modorro(*) de regalo a los tres primeros (no segovianos) que me contesten correctamente a qué capilla de las 18 que tiene la Catedral se encuentra más cercana. 

Y ya que estamos en la Catedral de Segovia, vamos a hablar de otra de sus curiosidades: El Libro de San Frutos. Si has entrado en la Catedral desde la Plaza Mayor, que es lo habitual, has entrado por "La Puerta de San Frutos". Toda la portada está labrada en piedra de granito y es de estilo herreriano; tiene cuatro columnas dóricas en el primer cuerpo y dos corintias en el segundo. Y está presidida por una estatua de San Frutos, patrón de Segovia.

San Frutos con su libro (la paloma es circunstancial)
San Frutos sostiene un libro abierto, que es de color oscuro, y en el que una página se encuentra a medio pasar de un lado al otro del libro. Pues bien, la tradición dice que cada año, la noche del 24 al 25 de Octubre, que es cuando se celebra la fiesta del patrono, esa página finalmente pasa al otro lado. Y una nueva página se coloca en esa posición intermedia. Y, además de la tradición, la predicción: el fin del mundo llegará cuando el Libro de San Frutos pase su última hoja.

Por eso, desde hace años, cuando el 24 de Octubre llega a su fin, miles de segovianos (y de visitantes) se concentran en la Puerta de San Frutos para observar este prodigio. Desde unas horas antes, los bares y restaurantes de la Plaza Mayor preparan y distribuyen unas reparadoras sopas de ajo (en esas fechas lo normal es que haga fresquito) y también unos chupitos de orujo, para ayudar a ver "con más nitidez" el paso de la hoja. En cuanto a lo del fin del mundo, mi observación personal es que, después de bastantes años, siguen quedando más o menos el mismo número de hojas pendientes, luego parece que la cosa va para largo.

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(*) Según la RAE, lo correcto sería "modorrillo" (1.m. Cierta clase de vasija usada antiguamente), pero nosotros lo llamamos "modorro". Véase la historia en la página web del Mesón de Cándido


6 comentarios:

  1. Preciosa ciudad Segovia y presiosa su catedral.

    Creo recordar que está en la capilla del santo con cuyo nombre fui bautizado,

    Como en la fontana de Trevi y en otroa grandes monumentos hay leyendas:

    Si pides un deseo mientras la pisas, este se cumplirá, deseo que también te será concedido si das tres vueltas a su alrededor.

    Buen fin de semana

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  2. Yo recuerdo ir de adolescente a pisar la piedra y pedir un deseo... Ahora tendré que volver porque ya no sé si era la más pequeña! ��

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  3. Sin duda alguna tiene más sentido la historia de San Frutos, la hoja y el fin del mundo que la de la baldosa. Como dicen los mayores, seguro que lo de la baldosa es una "chorrada". Pero creo que tenemos que estar muy atentos s lo de San Frutos regado con sopas y orujo
    Cada viernes me sorprendo más.
    Un saludo
    Jose Luis

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  4. Siempre reconforta leer tus interesantes entradas, pero esta ha sido especial. Un abrazo desde Ciudad de México.

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  5. Está claro que la próxima vez que pisemos Segovia haremos una visita a la Dama buscando el pequeño trozo de baldosa. Si lo encuentro pediré un deseo, por pedir que no quede. Me alegra que sea una piedra de suelo y que no haya que buscarla en las alturas... cada vez que se me viene a la cabeza la pequeña piedra que se ha llevado al otro barrio a un turista español en la Santa Croce me da un escalofrío, una piedra con furia divina. Mejor una piedra de suelo, así no hay que ponerse casco mientras se busca.

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  6. And the winner is...
    He dejado pasar unos días a ver si había más respuestas, pero finalmente declaro a Pedro Roy como ganador del modorro.
    La entrega tendrá lugar en fecha y lugar a convenir.

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