Fue en octubre de 1970 cuando supe cuál era mi grupo sanguíneo: 0+. Bueno, lo supe yo y toda mi familia, porque, no recordamos por qué, mi padre decidió que era el momento de hacerse todos la prueba. Quizá fuera por amistad con el médico, el Dr. Martín Borregón, que tal vez había incorporado a su laboratorio de Segovia este novedoso procedimiento. Porque no era una prueba estándar en la práctica médica (dudo mucho que, por aquel entonces, se determinara como parte del protocolo con los recién nacidos). Sólo se realizaba en caso de necesitar una transfusión de sangre, para evitar problemas de compatibilidad entre donante y receptor.
Desde entonces guardo la tarjeta con el resultado. Recuerdo que causó cierta sorpresa descubrir que mi madre era 0- mientras que mi padre y los tres hermanos éramos 0+. Hubo alguna conversación sobre cómo esa circunstancia podría haber sido la causa de algún embarazo malogrado que había tenido mi madre.
(Viendo ahora la tarjeta, caigo en la cuenta del pequeño logotipo que aparece en la parte superior izquierda: GRIFOLS. Un grupo de origen catalán, fundado en 1940 por el médico hematólogo Josep Antoni Grífols i Roig, y que ahora es una multinacional que factura más de 6.000 millones de €, y que sigue, entre otras líneas, en el negocio relacionado con la sangre. Y que, aunque cotiza en el IBEX35, sigue siendo dirigida por la familia Grífols).
Y todo esto viene a cuento porque la historia de cómo y cuándo se descubrió que había diversos grupos sanguíneos en el ser humano, y que esa podía ser la causa de diferentes incidencias relacionadas con la transfusión de sangre, es muy curiosa. Y también, veremos después cómo, estudios muy recientes atribuyen un papel importante al grupo sanguíneo en la respuesta de un paciente ante determinadas enfermedades, incluida la COVID-19. Vamos a ello.
Se dice que los primeros conquistadores que llegaron hasta el Perú en el siglo XVI vieron cómo los incas realizaban transfusiones de sangre dentro de sus prácticas médicas, con resultados sorprendentes. En ese mismo siglo, el aragonés Miguel Servet y el inglés William Harvey descubrieron y describieron cómo era la circulación de la sangre en el cuerpo humano. Pero fue casi tres siglos después, en 1818, cuando se realizó la primera transfusión con éxito entre humanos en Occidente. Copio y traduzco de la Wikipedia:
"A principios del siglo XIX, el obstetra británico Dr. James Blundell se planteó tratar las hemorragias mediante una transfusión de sangre humana con una jeringa. En 1818, después de algunos experimentos con animales, realizó la primera transfusión exitosa de sangre humana para tratar la hemorragia posparto. Blundell usó al esposo de la paciente como donante, y extrajo cuatro onzas de sangre de su brazo para transfundirlas a su esposa.
Entre los años 1825 y 1830, Blundell realizó 10 transfusiones, cinco de las cuales fueron beneficiosas, y publicó sus resultados. También inventó una serie de instrumentos para la transfusión de sangre. En 1840, en la Facultad de Medicina del Hospital St. George de Londres, Samuel Armstrong Lane, con la ayuda de Blundell, realizó con éxito la primera transfusión de sangre completa para tratar la hemofilia.
Sin embargo, las primeras transfusiones siempre eran arriesgadas y muchas resultaron en la muerte del paciente. A fines del siglo XIX, la transfusión de sangre se consideraba un procedimiento peligroso y dudoso, y la profesión médica la evitaba en gran medida.
Fue en 1901, a partir del descubrimiento del médico y biólogo austriaco Karl Landsteiner de los tres grupos sanguíneos humanos (0, A y B), cuando las transfusiones de sangre lograron una base científica y se volvieron más seguras. Landsteiner descubrió que los efectos adversos surgían de mezclar sangre de dos individuos incompatibles. Descubrió que mezclar tipos incompatibles desencadenaba una respuesta inmunológica y los glóbulos rojos se acumulaban. La reacción inmunológica ocurría cuando el receptor de una transfusión de sangre tenía anticuerpos contra las células sanguíneas del donante. La destrucción de los glóbulos rojos liberaba hemoglobina libre en el torrente sanguíneo, lo que podía tener consecuencias fatales.
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Billete de 1000 chelines dedicado a Karl Lansteiner (1997) |
El trabajo de Landsteiner hizo posible determinar el grupo sanguíneo y permitió que las transfusiones de sangre se realizaran de manera mucho más segura. Por su descubrimiento ganó el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1930".
Como nota curiosa, Landsteiner solo identificó 3 grupos, a los que denominó A, B y C. El año siguiente, dos discípulos suyos identificaron un cuarto, al que llamaron "otro". Fue en 1910 cuando el grupo C pasó a llamarse 0 ("cero"), y el "otro", AB. Siguiendo con las curiosidades, en muchos países de habla hispana, al grupo 0 se le designa como O (letra "O"), porque la fonética "sero positivo" es ambigua y más desde la aparición del sida.
Hoy día se conocen hasta 32 grupos sanguíneos diferentes, pero, quitando los 4 principales, el resto son muy muy minoritarios. La distribución global es, aproximadamente, la siguiente: Grupo 0: 45% / A: 34% / B: 16% / AB: 5%. La distribución geográfica es muy curiosa, y refleja, a grandes rasgos, la prevalencia hereditaria de cada grupo, las sucesivas migraciones del Homo sapiens a través de los milenios y el grado de mestizaje de cada oleada de colonizadores con los indígenas:
Por comentar una de las peculiaridades que se aprecian en estos mapas: El grupo A está más presente en los países nórdicos, en los aborígenes de Australia y en los indios Blackfoot de Canada. También en la zona galaico-portuguesa y en casi toda Europa Occidental. En este caso se relaciona con la presencia celta.
Es bastante conocida ahora la tabla de compatibilidades entre los diferentes grupos, a la que hay que añadir la variable que introduce el factor Rh (del que podemos hablar en otro post):
Desde que se conocieron los grupos sanguíneos y se normalizó el procedimiento para tener transfusiones de sangre seguras, se empezó a analizar el posible impacto de esos grupos frente a las diferentes enfermedades.
El artículo de Raquel Peláez titulado "Revolución en los diagnósticos", publicado en El Correo el pasado 7 de julio, recogía estas declaraciones de Luis Larrea, presidente de la Sociedad Española de Transfusión Sanguínea y Terapia Celular (SETS):
"La influencia de los grupos sanguíneos en la salud está contrastada e incluso se han localizado flujos migratorios a través de ellos. Por ejemplo, la presencia especialmente elevada del grupo 0 en las regiones tropicales está relacionada con el hecho de que sus portadores mueran menos de malaria. A cambio, serían más vulnerables a la peste, circunstancia que resultó fatal para los nativos sudamericanos con la llegada de los conquistadores europeos. La distribución del grupo B, por su parte, nos habla de la irrupción en Europa de los pueblos mongoles de Asia".
En cuanto a las enfermedades, Larrea explica que, "por ejemplo, se ha asociado mayor frecuencia de trombosis al grupo AB y, recientemente, con la COVID-19, vimos que la población 0 era menos susceptible de contraerlo e incluso, si lo cogían, los casos eran menos graves".
Prosigue el artículo citado: "También en este sentido van los estudios del director médico de la Clínica Universitaria de Múnich, Markus Lerch. En su trabajo sobre este tipo de interrelaciones, el investigador ha descubierto la existencia de diferencias en el terreno de las inflamaciones pancreáticas, según las cuales tener el grupo 0 es una ventaja. El grupo AB supone un inconveniente en el ámbito de la demencia; todo lo contrario que en el caso de la hipertensión, en el que salen peor parados el A y, sobre todo, el B".
Puedes leer el interesante artículo
aquí.
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Un post muy interesante y de fácil comprensión, Ángel. Te felicito.
ResponderEliminarMira por donde acabo de descubrir que desciendo de los mongoles (no confundir con mongólicos).
Podré buscar a mis ancestros en los registros parroquiales de Ulán Bator.
A Antoni Grifols se le conocia como "El vampiro de Sarria". Le cogi ojeriza a la firma cuando me entere que Grifols azuzaba a su amigo Artur Mas para radicalizar su posicion independentista
ResponderEliminarPocos comentarios para un trabajo tan serio (como todos) Sigue así Ángel, como diría Gracita Morales, "de lo que se entera una". Un abrazo. P.D. yo soy seropositivo (O+) mas vulgar que.. (póngase el nombre que se desee). Un abrazo
ResponderEliminar¡Qué interesante! Y curioso. Gracias, Ángel. Toda la vida pensando, en mi ignorancia, que mi grupo, el A, era el más común y que el O lo era menos, incluso menos que el B, y ya ves, es justo al revés. Yo sí digo como Gracita Morales... de lo que se entera una!. Y vigilaré mi tensión, claro.
ResponderEliminarComo curiosidad, no se si sabéis que hace unos 20 años se comenzó a elucubrar sobre la importancia de la alimentación según tu grupo sanguineo. Y aunque no hay evidencia alguna y la teoría esta refutada por diversos estudios, aún hay gente (también en el mundo de la farándula) que no consume según qué alimentos en función de su grupo. Abrazos!
ResponderEliminarAl leer el post he recordado la "sangre dorada" que tienen 50 personas en el mundo, sobre todo aborígenes de Oceanía. Para ellos no es una buena noticia porque son propensos a algunas enfermedades, pero como donantes de sangre son los mejores. Carecen de Rh, no son ni + ni -
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