viernes, 18 de marzo de 2022

¿Por qué es divertido el sexo?

Amigo Jordi G.,  lo prometido es deuda. He leído el libro de Jared Diamond (Boston, 1937) "Why Is Sex Fun?" ("¿Por qué es divertido el sexo?" - Penguin Random House -1999) en busca de respuesta a tu pregunta de hace unas semanas sobre si el "atípico" tamaño del órgano sexual masculino en la especie humana, en comparación con otros primates de similar o mayor envergadura, se debía a una mutación utilitaria, estética o ambas cosas. Tengo que decirte que este tema sólo se aborda en el último capítulo del libro. Y que, antes de llegar a él, se analizan otras cuestiones sobre la evolución de la sexualidad humana que me han parecido también curiosas e interesantes. Luego, vamos por orden.

Una nota previa. Todo el libro es, en realidad, un tratado de primatología comparada. O sea que no se ciñe al análisis del comportamiento sexual únicamente del Homo Sapiens, sino que lo hace en un contexto más amplio, el de la evolución de los primates desde un considerado "antecesor común", que viviera hace 15-20 millones de años. Del que los orangutanes se separaron hace 14 millones de años, los gorilas hace 9 y bonobos y chimpancés hace "sólo" 7 millones de años.


Sirva como "resumen ejecutivo" la siguiente frase de Diamond en el primer capítulo de su obra: "Según los cánones de las otras 4.300 especies de mamíferos del mundo, e incluso según aquellos de nuestros parientes más cercanos, los grandes monos (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes), somos nosotros los extravagantes" (en nuestro comportamiento sexual, se entiende). Y esa "extravagancia" del ser humano la resume en la concurrencia de estos 6 comportamientos (siempre hay excepciones y matices):

1.- La tendencia a la monogamia de largo plazo.
2.- El cuidado conjunto de los hijos resultantes de esta unión.
3.- La vida de la pareja en sociedad.
4.- Las relaciones sexuales se mantienen en privado.
5.- La ovulación femenina no se anuncia de forma explícita.
6.- Todas las mujeres que viven más allá de cuarenta o cincuenta años pasan la menopausia.

Comento a continuación, brevemente, algunos de estos temas, los que me han parecido más interesantes, y, quizá, menos conocida su razón de ser. Y empiezo por uno que no es exclusivo de los humanos, sino de los primates en general, y al que dedica el autor un capítulo entero:

¿Por qué sólo amamantan las hembras de los primates?

La mujer barbuda (José de Ribera - 1631)
En este caso se trataba de una mujer real,
Magdalena Ventura, a la que le empezó
a crecer vello masculino
Hasta 1994 se pensaba que ninguna de las 4.300 especies existentes de mamíferos llevaba a cabo la lactancia masculina en condiciones normales. Pero ese año se descubrió que los machos de un murciélago frugívoro (que se alimenta de frutos), que vive en Malasia, tenían glándulas mamarias funcionales, que producían leche cuando eran presionadas manualmente. Y que, luego se comprobó, los murciélagos macho también amamantaban, a veces, a sus crías.

En los primates machos, podemos decir que existe la infraestructura básica, las glándulas mamarias y los pezones, pero la evolución no ha favorecido su desarrollo. ¿Por qué? Pues, según Diamond, porque en la minoría de especies de mamíferos (apenas un 10%) donde se da el cuidado parental masculino, en mayor o menor grado, por ejemplo, "el padre gibón puede contribuir mejor alertando contra pitones y águilas que podrían capturar a su prole, y rechazando vigilante a otros gibones de los árboles frutales de los que su compañera y prole se están alimentando". O sea, que dar el pecho no es necesariamente la forma más valiosa que puede adoptar la contribución paterna. En el 90% de especies de mamíferos, donde el macho se desentiende de las crías, ni se plantea la cuestión.

Sin embargo, Diamond no descarta que, en el futuro, algunos hombres recurran a las hormonas para provocar el desarrollo de sus glándulas mamarias y la producción de leche para amamantar a sus propios hijos, obtenidos mediante fecundación natural o artificial o por gestación subrogada. La "infraestructura" del cuerpo masculino y la tecnología biomédica actual ya lo permiten. 

¿Por qué las mujeres no señalizan claramente los períodos de fertilidad?

Hembra de babuino en período de celo
Frente a las llamativas señales visuales de los babuinos y macacos (color rojo intenso de la piel que rodea a la vagina) o las olfativas de numerosos mamíferos, la hembra de la especie humana no presenta signos externos que indiquen su período de fertilidad. Para Diamond no hay una explicación evolutiva definitiva, sino que presenta dos alternativas:

1) La que denomina "papá en casa" propone que la ovulación oculta se desarrolló para promover la monogamia, para forzar al hombre a quedarse en casa y reafirmar así su seguridad acerca de la paternidad de los hijos de su pareja.

2) La de "muchos padres" propone que la evolución oculta se desarrolló para dar a la mujer acceso a muchos compañeros sexuales y dejar así a muchos hombres con la incertidumbre de la paternidad de sus hijos.

Como se ve, ambas son diametralmente opuestas. Tras exponer y valorar las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas, Diamond llega a una solución de compromiso: "la ovulación oculta ha invertido su función durante la historia evolutiva de los primates. Apareció en un momento en que nuestros ancestros eran todavía promiscuos o vivían en harenes. En aquellos momentos, la ovulación oculta permitió que la mujer-simio ancestral distribuyese sus favores sexuales a muchos machos, ninguno de los cuales podía jurar que era el padre de su hijo... En consecuencia, ninguno de esos machos potencialmente asesinos querían hacer daño al bebé de la mujer-simio, y algunos, de hecho, lo habrían protegido o ayudado a alimentarle. Una vez que la mujer-simio hubo desarrollado la ovulación oculta para ese propósito, la utilizó para elegir un buen hombre de las cavernas, atraerle o forzarle a quedarse en el hogar con ella y conseguir que proporcionara protección o ayuda para su bebé, con la seguridad de que también era suyo". O sea que empezó con el "muchos padres" y terminó con el "papá en casa".

Una consecuencia de esta característica sexual es que, en las especies que la presentan, el sexo no se circunscribe a un período determinado (cada varios años en el caso extremo del gibón), sino que se realiza en cualquier momento del ciclo estral. Lo que Diamond llama "sexo recreativo" y que aporta ese componente añadido de diversión a la actividad sexual.

¿Por qué la menopausia es una característica casi exclusiva de la hembra humana?

El punto de partida es que, en la mayoría de las especies animales, incluidos los primates superiores, las hembras siguen siendo fértiles hasta su muerte, o cerca de ella. Y la mayoría de los machos humanos, aunque vivan más de 80 años, también. No es exclusivo porque se conoce alguna especie de ballenas donde también se da. Pero "la excepción confirma la regla". 

La objeción no puede ser que, al alargarse la esperanza de vida humana, desde los 40-50 años que sigue siendo la de otras especies de primates, hizo que la fertilidad se quedara estancada en una etapa determinada y no acompañara a la mujer en sus años añadidos. Porque no se da en el caso del hombre. Tuvo que haber una "ventaja evolutiva" para justificar ese "parón".

Para Diamond, hay dos factores que apoyan esta evolución:

1) el riesgo de muerte de la madre durante el parto hace que, cada nuevo embarazo, haga peligrar la supervivencia de los hijos anteriores, todavía dependientes en muchos aspectos de la madre. Y este riesgo aumenta a medida que la mujer tiene más años, como consecuencia del inevitable deterioro de todo el organismo. Por lo que, en términos de evolución y de probabilidades, la mujer primitiva que dejara de poder tener hijos a determinada edad podría garantizar mejor la supervivencia de los que ya había tenido. Y, también, como "efecto colateral", estar disponible tiempo después para ayudar en el cuidado de sus nietos y aumentar, así, la supervivencia de su progenie.

Las enseñanzas de la abuela
2) quizá más relevante: la importancia de la gente mayor para la supervivencia de toda la tribu en las sociedades pre-alfabetizadas. Diamond pone el ejemplo de una tribu primitiva que él visitó en 1976 en una isla del archipiélago de las Salomón, en el Pacífico. En ella, el conocimiento de qué frutas silvestres eran comestibles o eran indigestas o incluso venenosas, residía en una mujer de unos 80 años, incapaz de andar sin apoyo. Ella había heredado ese conocimiento de sus antepasados siendo una niña; dicho conocimiento había permitido la supervivencia de la tribu después de que un enorme ciclón que azotó la isla en 1910 arrasó huertos y sembrados, y tuvieron que recurrir a las frutas silvestres. 

En resumen, para Diamond "la fuerza impulsora que subyace en la evolución de la menopausia femenina humana es la importancia de los recuerdos de las mujeres mayores para la sociedad". 

La verdad en el anuncio: la evolución de las señales corporales

Así se titula el último capítulo del libro, donde se aborda la cuestión que dio origen a tu pregunta, Jordi, y a este post. 

Pero creo que ya he escrito bastante por hoy, y que el tema merece ser tratado "en toda su extensión" en otro post...


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