viernes, 11 de enero de 2019

La 3,7-dihidro-3,7-dimetil-1H-purina-2,6-diona es la "culpable" de que te guste tanto el chocolate

Banda sonora: Para empezar el año con ritmo, te propongo bailar con los Soul Control, y su pegadiza canción: "Chocolate Choco Choco" (2004). Un clásico de las animaciones de los hoteles de vacaciones. Aquí.

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Que se puede escribir como C7H8N4O2. Su nombre "popular" es teobromina. Que despista, porque, como se puede ver en la fórmula química, no contiene bromo para nada... La "culpa", en este caso, es de Carlos Linneo (Suecia, 1707-1778), el creador de la taxonomía de todos los seres vivos, porque para denominar el género del árbol del cacao escogió el nombre de "Theobroma", que a poco que te suene el griego, ya ves que significa "alimento de los dioses". Debía de gustarle mucho a Linneo el chocolate para proponer ese nombre. Pero no fue hasta 1841 cuando el químico ruso Alexander Voskresensky descubrió este alcaloide en los granos del cacao y le puso el nombre de teobromina.

Junto con la teofilina (presente en los tés verde y negro y en la yerba mate) y la cafeína (en el café), la teobromina forma la tríada de las metilxantinas, sustancias estimulantes del sistema nervioso central. Ahora se entiende por qué, entre los olmecas primero, y los mayas y aztecas después, la bebida conocida por nosotros como chocolate, era suministrada con generosidad a los guerreros antes de las batallas (y les daban chocolate, y no té ni café porque, por aquel entonces, estas plantas/bebidas eran desconocidas en América). También era la bebida favorita de las élites y, otros tiempos, estaba prohibida a las mujeres. 


La teobromina también tiene efectos diuréticos, por lo que se recomienda para combatir la hipertensión arterial. Y es más efectiva que la codeína para tratar los casos de tos persistente. Pero, cuidado, los que tenéis mascotas (especialmente perros y gatos): un exceso de teobromina (vamos, un empacho de chocolate negro, por ejemplo), en función del tamaño del animal, puede ocasionarle nerviosismo, temblores, convulsiones y, finalmente, la muerte. No son capaces de metabolizar esta sustancia con efectividad.

Bien, eso explicaría el efecto estimulante del chocolate, pero no necesariamente la "adicción". De eso se encargan el triptófano y la anandamida, también presentes en el cacao. El triptófano es uno de los aminoácidos esenciales (se llaman así porque sólo se obtienen a partir de la alimentación). Es un promotor de la serotonina, la "hormona del placer" (nada más que decir). La anandamida es un neurotransmisor que imita los efectos de los compuestos psicoactivos presentes en el cannabis llamados canabinoides (no hay más preguntas señoría; bueno sí, sólo añadir que lo de "ananda" viene de la palabra sánscrita que significa "beatitud interior o portador de paz y felicidad interna").

A más a más, que diría mi amigo Jordi G., inspirador de este post, el hecho de que el punto de fusión de la manteca de cacao sea prácticamente el de la temperatura corporal humana (36º C aprox.) hace que, como bien sabemos, un buen bombón se "derrita" en la boca, lo que añade una sensación sensorial placentera adicional a la provocada por sus compuestos químicos. 

Bueno, ahora que ya me imagino a todos salivando, podemos completar el artículo con un panorama histórico de cómo fue evolucionando el chocolate en Europa desde su "descubrimiento".

Se dice que pudo ser el propio Cristóbal Colón, o alguien de su tripulación, el primer europeo en probar esta bebida en su 4º viaje, en el que ya se acercó a las costas de la actual Honduras. Era una bebida muy líquida, amarga y picante (le añadían algún tipo de chile).

Se le atribuye a Fray Antonio de Álvaro, abad del Monasterio de Piedra (Zaragoza), en 1534, la primera adición de azúcar, para quitarle el amargor. Posteriormente, se le añadieron especias, como la vainilla (ya lo hacían los mayas) y la canela (procedente de Ceilán vía Holanda). Se dice que fueron las órdenes religiosas, y con un papel especial de los jesuitas, los que se encargaron de propagar el chocolate en Francia e Italia, a través de su red de conventos y monasterios.

Hubo que esperar hasta 1746 para que, en Inglaterra, alguien probara a echarle leche al cacao, en lugar de agua. Había nacido el "chocolate con leche". 

En 1819 se construye la primera fábrica de chocolate en Suiza. François-Louis Cailler (1796-1852) convierte un viejo molino ubicado cerca de Vevey, con vistas al Lago Léman, en una fábrica. Cailler había pasado cuatro años en Turín como aprendiz de un chocolatero y al regresar a Suiza inventó una técnica para confeccionar chocolate sólido (molestos, los italianos lo acusaron de haberles robado la idea). El proceso de automatización iniciado por Cailler permitió además que los chocolates se volvieran asequibles y llegaran a todo el mundo.

Nombres suizos como Henri Nestlé (aunque en realidad era Heinrich, inmigrante de origen alemán), Philippe Suchard, Rudolf Lindt ó Jean Tobler irán unidos de forma inseparable a la historia del chocolate, y harán de Suiza, donde no se cosecha ni un gramo de cacao, uno de los primeros fabricantes a nivel mundial.

La "paternidad" de los bombones está más repartida:  Francia alude a que fue el rey Luis XIV el que les dió nombre, cuando respondió "bon bon" a una prueba de frutas bañadas en chocolate, presentada por su pastelero; Inglaterra reivindica que fue Cadbury la primera marca en lanzar al mercado una caja de bombones, y Bélgica hace lo propio con Jean Neuhaus.

Acabamos este recorrido chocolatero en El Escorial (Madrid). Para conocer la curiosa historia del gallego Matías López López (1825-1891). Empezó la producción de chocolate en 1851 en la calle Jacometrezo de Madrid, pero el éxito que tuvo le llevó a trasladar la producción en 1871 a El Escorial. Allí, junto a la fábrica, creó una barriada de casas, la primera "Ciudad Lineal" de España para los obreros, que contaba con una cooperativa de alimentación (la Cope), una Escuela Nacional para niños y niñas y una capilla dedicada a San Matías. Fue uno de los primeros en establecer la jornada laboral de 8 horas, y creó una Seguridad Social y un Seguro de Enfermedad para sus trabajadores y familiares. Les daba créditos a 25 años o más para la adquisición de sus viviendas.

Matías López fue diputado en varias legislaturas por la circunscripción de su pueblo natal, Sarriá (Lugo), y, en 1883, Alfonso XII le nombró senador vitalicio. Después de varias generaciones y muchas vicisitudes, la empresa cerró en 1964, aunque la marca ha vuelto a ser lanzada en 2014.

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Posdata: Todavía hoy, la calle Juliana, así sin apellido, discurre paralela a las vías del tren cerca de la estación de El Escorial. En su día marcaba el eje principal de la ciudad obrera creada por Matías López. Se cree que este personaje femenino tuvo un papel crucial (no se sabe exactamente cuál) en el devenir del joven Matías. En su honor, le puso su nombre a esta calle, pero nunca desveló el apellido de su "benefactora" ni los motivos de su agradecimiento.


Famoso cartel, conocido popularmente como "el de los gordos y los flacos", de Chocolates Matías López.
Obra de Francisco Ortego, está considerado el primer cartel publicitario editado en España


4 comentarios:

  1. Si de una pequeña idea has sido capaz de hacer este genial post, Ángel, miedo me da de lo que serás capaz de hacer con otras.
    Sólo añadir que si bien lo de Colón está por demostrar, quien seguro que probó el xocoatl (su nombre en lengua nahua o mexica, del que deriva el de todos los idiomas) fue el extremeño Hernán Cortés, al que pareció gustarle mucho porque se lo llevó de regreso a España (y probablemente también las tortillas mexicanas, pero eso es para otro post). Fue concretamente el 9 de noviembre de 1519 en Tenochtitlán (este año se cumplirán 500) y se lo ofreció el propio Moctezuma en la primera entrevista que le concedió (cuando aún eran amigos).

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  2. Por cierto, que la "Jornada de la Canela" que permitió descubrir la Amazonia a otro extremeño, Francisco de Orellana, se consideró un fracaso porque la canela que encontraron no producía el efecto espumante en el chocolate, que deleitaba a los españoles, hasta el punto de que siguieron comprando la de Ceilán, monopolio holandés y pagando en plata, que se convertía en armas y mercenarios contra los mismos españoles en el curso de la Guerra de los 80 años, que permitió a los holandeses liberarse del dominio español ¿habrían logrado la independencia sin esa plata? ¿habría podido pintar el genial Velázquez su "Cuadro de las lanzas", donde, por cierto, no aparece ninguna?

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  3. Excelente trabajo y muy buenos comentarios ilustrativos.

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  4. Qué interesante!! Con lo que me gusta el chocolate. Pero no le gusta a todo el mundo (a mí todavía me sorprende cuando me encuentro a gente que no le gusta, me resulta muy raro). Mi hija, que lleva un tiempo por Italia, siempre me dice que tengo que ir a las fiestas del chocolate italianas, los italianos son muy aficionados, por lo que ella nos cuenta. Sobre todo, la fiestas del chocolate de Turín en primavera y la de Perugia en otoño, deben ser el no va más. No me suena que aquí, en España, tengamos fiestas del chocolate.

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