viernes, 14 de febrero de 2020

Amok y otros arrebatos (a propósito de Joker)

Como ya he comentado en otras ocasiones, hay veces que un post me viene casi hecho. En este caso se lo debo al Dr. Luis Caballero, Jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología Clínica del Grupo HM Hospitales (y presumo que gran aficionado al cine) quien, a raíz de la película "Joker",  escribió en noviembre un artículo titulado “Joker” como “Amok”, en el que apuntaba un posible diagnóstico para la enfermedad mental del protagonista. Pero no adelantemos acontecimientos.

(El artículo me lo envió Pedro de O., psiquiatra en Santander, quien, a su vez, es amigo de Alberto G., asiduo seguidor del blog, al que llegó gracias a su buen  amigo  Telmo G., amigo mío también y gran contribuidor al mismo. Fantástica "conexión cántabra", a la que quería agradecer su fidelidad y apoyo).

Bien, volvamos a la película, de "rabiosa actualidad", como se suele decir, por el Óscar concedido a su protagonista masculino. Como entiendo que todo el que ha querido verla la ha visto (y si no, que deje de leer aquí mismo), recuerdo el guión (utilizo párrafos enteros del artículo de Luis Caballero): 


"Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) es un paciente psiquiátrico solitario que vive en un descuidado apartamento de Gotham con su madre Penny (Frances Conroy), también enferma mental. Está enamorado de Sophie (Zazie Beetz), una vecina que le resulta inalcanzable. Sus intentos por imitar al admirado comediante Murray Franklin (Robert de Niro) terminan en patéticos fracasos y solo consigue empleo como hombre-anuncio vestido de payaso, al que acosa y pega una banda juvenil.
Un día se hace con una pistola y descubre que tiene más talento para la violencia que para la comedia. Arthur padece un trastorno neurológico que provoca risas inapropiadas e incoercibles".

Arthur en un episodio de risa incontrolada
Primera parada. Según los expertos, este trastorno, que juega un papel decisivo en la degradación de la relación del personaje con su entorno, podría tratarse de un cuadro seudobulbar ("presencia de una expresión emocional exagerada o inapropiada en relación con el contexto y que cursa típicamente con episodios de risa y de llanto. Se asocia con trastornos neurológicos que involucran daño cerebral.  Los estallidos emocionales del síndrome seudobulbar pueden causar vergüenza, ansiedad y depresión, y con frecuencia afectan la calidad de vida relacionada con la salud") o bien una variante de un síndrome de La Tourette ("trastorno neuropsiquiátrico que se caracteriza por múltiples tics motores (movimientos) y al menos un tic vocal o fónico (palabras o sonidos). Son involuntarios, aunque se pueden suprimir temporalmente, y son precedidos por un impulso premonitorio, comparable a la sensación que se produce antes de un estornudo").

Y llegamos al meollo de la cuestión. Al por qué se puede dar la reacción extremadamente violenta del protagonista de la película. Esta es la opinión del Dr. Caballero (las negritas son mías): 

"Entre los innumerables comentarios psicopatológicos de profesionales y legos que han inundado la red sobre Arthur hay alguna mención (completamente errónea, por cierto) al “amok”, un cuadro culturalmente localizado clásico que se describió en varones de Malasia y Filipinas en el siglo XIX (Winzenler, 1990). Típicamente, en el amok, un varón de una aldea que había sido o se había sentido humillado por otros, huía y se aislaba en el bosque donde se recreaba en su orgullo herido hasta que la situación se le hacía insoportable.

Entonces volvía a la aldea, donde llevaba a cabo un ataque furioso que duraba hasta que lograban reducirlo o caía exhausto. Los vecinos entendían esta conducta como una afirmación agresiva del honor herido y lo toleraban, hasta cierto punto (por ejemplo, no le hacían responsable de los crímenes cometidos en estado de amok y trataban de reducirlo sin disparar armas de fuego con unas curiosas horquillas que hoy pueden verse en los museos de Kuala Lumpur).

Murphy (1975) había mostrado antes que el amok se conocía en la zona al menos desde el siglo XVI y que se describía en personas conscientes, que evitaban a familiares y amigos en su ataque, y en los que no había signos de enfermedad mental. A mediados del XIX, coincidiendo con la colonización masiva del sudeste asiático por países europeos, el cuadro comenzó a verse en la forma clásica descrita, en una especie de estado disociativo en el que el afectado podía dañar también a familiares y amigos y presentaba una amnesia posterior. En el siglo XX el amok solo se describía asociado a cuadros de esquizofrenia u otras psicosis.
Arthur después de uno de sus episodios violentos

Muchas matanzas anónimas que tienen lugar en Norteamérica y en otros países industriales, tienen el patrón o “taxón de conducta amok” estudiado por los psiquiatras culturalistas clásicos (Simon y Hughes, 1985) y se ha relacionado con estados de profunda escisión social y ambivalencia de valores.

Variantes de este  “taxón” de conducta aparecen regularmente en el cine, donde no es raro que el guión absuelva, al menos parcialmente, al afectado (como en el cuadro clásico de Amok). Es probable que toda esta ambivalencia haya contribuido también al desacuerdo  de la crítica, a la fascinación de los espectadores  y al éxito económico de la película". 

O sea que esa podía ser la explicación médica al trastorno violento de Arthur. Pero claro, el curioso impenitente (espero que no impertinente) que escribe estas líneas, rápidamente se vio intrigado por el origen de este síndrome "amok", del que, lo reconozco, era la primera vez que oía hablar. ¿Por qué se daba originalmente sólo en Malasia o Filipinas? ¿Tendría que ver algo la alimentación, alguna sustancia "fumada" o diluida en el aire, la picadura de algún bicho, la herencia genética,... o simplemente se trataba de un rasgo cultural o religioso desarrollado de una forma muy local?.

Representación del "hantu belian", causante del amok
Como casi siempre, la explicación tenía que ver con la religión: en la cultura malaya e indonesia, el amok tenía unas profundas raíces espirituales; se creía que el amok era causado por el "hantu belian", un maligno espíritu de tigre con forma de pájaro que entraba en el cuerpo humano y causaba su comportamiento violento. Por eso, se pensaba que el individuo no tenía la culpa de esa "posesión maligna" y gozaba de cierta tolerancia por sus actos.

Como no se daba ningún caso de amok entre mujeres y adolescentes, se pensó que habría alguna asociación psicológica del síndrome con el honor masculino. Sería una forma de restablecer el "honor" de un hombre, llegando a ser temido o respetado, o bien de escapar del mundo (en muchos casos el sujeto se suicidaba o encontraba finalmente la muerte). Lo que parece es que no había ningún alimento ni sustancia alucinógena, ni genética que provocara el síndrome.

Y buscando más tipos de "arrebato" súbito con comportamiento violento asociado, donde sí que está claro que intervenían sustancias alucinógenas era en este otro caso, esta vez muy alejado del sudeste asiático:  los Berserkers vikingos, los temidos guerreros que, medio desnudos y cubiertos de pieles, se arrojaban al combate con furia ciega, sin escudo ni armadura, para terror de sus enemigos.

Lo que no está claro es el tipo de sustancias que ocasionaban este extraño comportamiento. Unos dicen que su resistencia e indiferencia al dolor provenían del consumo de hongos alucinógenos como la amanita muscaria,​ o por comer pan o cerveza contaminados por cornezuelo del centeno, con alto contenido en compuestos del ácido lisérgico, precursor del LSD. Los vikingos y otros pueblos germánicos consumían cerveza con beleño negro,​ planta alucinógena de la familia de las solanáceas. El beleño produce una sensación de gran ligereza, parece que uno pierde peso y se siente tan ingrávido que acaba creyendo que se eleva por los aires.


(Hay una peña del Real Madrid de baloncesto con este nombre. Parece que han adoptado el nombre y el espíritu vikingo, y su incansable dedicación a la hora de animar a su equipo, pero no su carácter violento. Esta es su "declaración de principios": "Los principios son claros: rechazo a cualquier forma de violencia gratuita y nula política bajo la representación de BSK en nuestra grada, de cualquier tipo. ¡Real Madrid y Basta!").

Y para terminar, otro ejemplo de "arrebato" con difícil explicación médica, que les resultará familiar a mis amigos cántabros (y también a los vascos). Se trata del "viento sur". Y que, lo he descubierto hace poco, tiene nombre científico: Efecto Föhn. Copio de la Wikipedia:

"El viento föhn (nombre alemán tomado de un característico viento del norte de los Alpes) se produce en relieves montañosos cuando una masa de aire cálido y húmedo es forzada a ascender para salvar ese obstáculo. Esto hace que el vapor de agua se enfríe y sufra un proceso de condensación o sublimación inversa, precipitándose en las laderas de barlovento donde se forman nubes y lluvias orográficas. Cuando esto ocurre, existe un fuerte contraste climático entre dichas laderas, con una gran humedad y lluvias en las de barlovento, y las de sotavento en las que el tiempo está despejado y la temperatura aumenta por el proceso de compresión adiabática. Este proceso está motivado porque el aire ya seco y cálido desciende rápidamente por la ladera, calentándose a medida que aumenta la presión al descender y con una humedad sumamente escasa".

Hasta ahí un fenómeno meteorológico curioso, pero poco más. Lo interesante es cuando leemos al meteorólogo José Miguel Viñas en www.divulgameteo.es que: "El föhn influye también de forma importante en el estado anímico de las personas, y no sólo eso, sino que está relacionado con ciertas patologías y trastornos de la salud como los dolores de cabeza, las náuseas, el insomnio, los estados depresivos… así como con el aumento de los accidentes, los suicidios y las acciones violentas. En el País Vasco, el viento sur, y el efecto föhn que lleva asociado, recibe el nombre de ero haizea, que traduciríamos como “viento de locos”, pero no es que únicamente vuelva loca a la gente, sino que, al parecer, desata los más bajos instintos de los seres humanos... En el antiguo Código Penal que se aplicaba en España, se recogía ese hecho, eximiendo de la culpabilidad de un delito si la falta había sido cometida en días de viento sur. En las estadísticas de asesinatos, suicidios o hechos violentos, hay a menudo una componente climática, asociada en la mayoría de ocasiones a la combinación del viento y el calor".

Añado yo que la expresión habitual en vascuence es "Hego haizea, ero haizea" - "Viento del sur, viento de locos". Y que en Cantabria al viento sur se le conoce como ábrego, castellano o campurriano. Y la explicación científica que justifica los efectos de este viento tiene que ver con los iones: "El científico canadiense Fred Soyka, en su trabajo de investigación “El efecto de los iones o cómo la electricidad del aire rige la vida y la salud”, publicado en 1977, afirma que la gran cantidad de iones positivos del “viento de locos” genera, en una primera fase, euforia, ansiedad e hiperactividad, para a las pocas horas terminar en insomnio, agotamiento, dolores de cabeza, incluso depresión, favoreciendo la aparición de actitudes violentas y agresivas".

En fin, que desde el valle de Cabuérniga a Malasia no faltan motivos para que un día a uno le dé una "ventolera", un arrebato o un amok. Y enhorabuena a Joaquin Phoenix por su tremenda interpretación, aunque nos causara, a mí por lo menos, cierto desasosiego.

Efecto Föhn - Fotografía de Alberto Varela

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