viernes, 28 de febrero de 2020

Filioque

Kiril y Francisco
El 12 de febrero de 2016, hace ahora cuatro años, en el aeropuerto internacional José Martí de La Habana, Cuba, se reunieron estos dos hombres de Dios. Con profusión de ornato y escenografía, como se puede apreciar en la foto. Será por cruces. El de la derecha, como se suele decir, "no necesita presentación": Jorge Mario Bergoglio (Buenos Aires, 1936), proclamado en 2013 como 266º Papa de la Iglesia Católica, con el nombre de Francisco. El "jefe supremo" de 1.200 millones de católicos romanos.

El de la izquierda quizá es menos conocido en estos pagos. Se trata de Vladimir Mijáilovich Gundiáyev (San Petersburgo, 1946), elegido en 2009 como 16º Patriarca de Moscú y de toda Rusia, con el nombre de Cirilo (Kiril). El "pastor supremo" de los 150 millones de ortodoxos rusos. 

El encuentro fue catalogado en algunos medios como "evento del milenio". No en vano era la primera vez que se encontraban un Patriarca ruso y un Papa romano. En casi mil años. Exactamente, 965. Desde el 16 de Julio de 1054 en que se produjo el denominado "Cisma de Oriente y Occidente" que separó a las iglesias católicas ortodoxa y romana (las dos se siguen proclamando católicas).



¿Y qué pasó en el año 1054? Pues que (copio de la Wikipedia) "el papa León IX, amenazado por los normandos, buscaba una alianza con Bizancio. Para ello, mandó una embajada a Constantinopla encabezada por su colaborador, el cardenal Humberto de Silva. Los delegados papales negaron, a su llegada a Constantinopla, el título de ecuménico (autoridad suprema) al Patriarca Miguel I Cerulario y, además, pusieron en duda la legitimidad de su elevación al patriarcado. El patriarca se negó entonces a recibir a los legados. El cardenal respondió publicando su "Diálogo entre un romano y un constantinopolitano", en el que se burlaba de las costumbres griegas, y abandonó la ciudad tras excomulgar a Cerulario mediante una bula que depositó el 16 de julio de 1054 sobre el altar de la Iglesia de Santa Sofía. Pocos días después, el 24 de julio, Cerulario respondió excomulgando al cardenal y a su séquito, y quemó públicamente la bula romana, con lo que se inició el Cisma."


Quizá ese fue el detonante. Pero la cosa venía de lejos... de 7 siglos atrás. Empezó en el Concilio Ecuménico de Nicea, en el año 325. Promovido y facilitado por el emperador Constantino, el resultado principal del Concilio (que básicamente era para lo que se había convocado) fue la condena del arrianismo (que cuestionaba la divinidad de Jesucristo). Y el Credo niceno así estableció que Padre e Hijo eran una misma naturaleza divina:

"Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho."

Hasta ahí todos de acuerdo (bueno, menos los arrianos). Pero después de establecer la divinidad del Hijo, los teólogos empezaron a debatir sobre el Espíritu Santo. Fue en el Concilio de Constantinopla, en el año 381, convocado por el emperador Teodosio, cuando se amplió el credo niceno. La primera versión fue suscrita por todos:

Icono bizantino de la Trinidad
"Y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre;
que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria,
que habló por los profetas."

Pero, poco después, desde Roma se empezó a usar una pequeñísima variante:

"Et in Spiritum Sanctum,
Dominum et vivificantem,
qui ex Patre Filioque procedit,
qui cum Patre et Filio
simul adoratur et conglorificatur,
qui locutus est per Prophetas."

Efectivamente, sólo esa palabra añadida: "Filioque", literalmente "y del Hijo" (que seguro que nos suena porque lo hemos dicho mil veces al recitar el Credo actual: "que procede del Padre y del Hijo") se establece como la causa teológica de fondo que separó a las iglesias católicas de Oriente ("ortodoxas") de la de Occidente ("romana").

No puede ser, dirás. Por sólo esa pequeña variación. Pues así fue. Y el debate prosigue hasta en nuestros  días. Si no lo crees, lee este extracto de un comunicado de 2003 de los obispos católicos norteamericanos (si no entiendes nada o casi nada, es lo normal):

"La controversia del Filioque es ante todo una controversia sobre palabras. Como muchos autores recientes han señalado, parte del desacuerdo teológico entre nuestras comuniones parece estar arraigado en las sutiles pero significativas diferencias en el modo en que términos clave han sido utilizados para referirse al origen divino del Espíritu. El texto original del Credo de 381, hablando del Espíritu Santo, lo caracteriza en términos de Juan 15, 26, como el “que procede (ekporeuetai) del Padre”: probablemente influido por el uso de Gregorio el Teólogo (Or 31, 8), el concilio eligió limitarlo al lenguaje de Juan, alterando un poco el texto del Evangelio (cambiando to pneuma ho para tou Patros ekporeuetai por to pneuma to hagion... to ek tou Patros ekporeuomenon) con el fin de acentuar que la “venida” del Espíritu comienza “en” el papel hipostático eterno del Padre como fuente del ser divino, y de este modo se describe mejor como un tipo de “movimiento desde” (ek) él. La connotación subyacente de ekporeuesthai (“proceder”, “salir de”) y el nombre relacionado con él, ekporeusis (“procesión”), parece haber sido la de un “paso hacia fuera” desde dentro de algún punto de origen. Al menos desde la época de los Padres capadocios, la teología griega restringe el uso teológico de este término casi siempre a la salida del Espíritu desde el Padre, dándole el status de un término técnico para la relación de estas dos personas divinas. Por contraste, otras palabras griegas, tales como proienai, ·”adelantar” “progresar” son frecuentemente usadas por los Padres orientales para referirse a la “misión” salvadora del Espíritu en la historia desde el Padre y El Señor resucitado.

La palabra latina procedere, por su parte, con el sustantivo relacionado con ella processio, sugiere simplemente “movimiento en adelante”, sin la implicación añadida del punto de partida de este movimiento: así es utilizado para traducir un gran número de términos teológicos griegos, incluyendo proienai, y es entendido explícitamente por Tomás de Aquino como un término general que denota “cualquier origen” (Summa Theologica I, q.36, a.2), incluyendo –en un contexto trinitario- la generación del Hijo así como la espiración del Espíritu y su misión en el tiempo. Como resultado, tanto el origen primordial del Espíritu en el Padre eterno como su “salida en adelante” desde el Señor resucitado, tiende a ser designado, en latín, con la misma palabra, procedere, mientras la teología griega usa normalmente dos términos diferentes."

Otra razón de fondo, para mí con más peso a la hora de la separación, fue la distinta visión sobre la organización de la Iglesia. Para los orientales, la máxima autoridad teológica en la Tierra no era un primado en concreto, sino la decisión ecuménica de todos tomada en Concilio. De ahí que disintieran en el papel hegemónico que había adquirido el "obispo de Roma". De hecho, aún hoy día la Iglesia ortodoxa se organiza en 15 iglesias "autocéfalas", es decir cada una con su Patriarca (Rusia, Antioquía, Alejandría, Rumanía, Georgia, Albania,...), y sólo se le reconoce, por tradición histórica, al Patriarca de Constantinopla la condición de "primus inter pares". Tampoco existen en las iglesias ortodoxas órdenes religiosas ni congregaciones.

Cruz ortodoxa con 3 travesaños horizontales
Con el paso del tiempo, se fueron estableciendo algunas diferencias más entre ambas iglesias:
- Los curas ortodoxos se pueden casar (por ejemplo, el Patriarca Cirilo es hijo de un sacerdote), aunque, si lo hacen, renuncian a ser obispos.
- La iglesia ortodoxa siempre negó la existencia del purgatorio (en la romana no estoy seguro de la posición actual).
-  La iglesia ortodoxa no comparte el dogma de la Inmaculada Concepción, promulgado por el Papa Pío IX en 1854 en la bula Ineffabilis Deus, por el cual la Virgen María estuvo libre de pecado, incluido el "original", desde el mismo momento de su concepción. Lo considera redundante, no erróneo.
- No se admiten las imágenes tridimensionales para veneración, como las estatuas de santos, sino únicamente imágenes planas, tales como pinturas o mosaicos, tradicionalmente llamados iconos.
- Los ortodoxos se santiguan de derecha a izquierda.

Como resultado del encuentro entre Cirilo y Francisco en 2016 se redactó un comunicado conjunto de 30 puntos que, entre otras cosas, decía:

"7- Teniendo firmeza en hacer todo lo necesario para superar las diferencias históricas heredadas por nosotros, queremos reunir nuestros esfuerzos a fin de dar testimonio del Evangelio de Cristo y del patrimonio común de la Iglesia del primer milenio, respondiendo conjuntamente a los desafíos del mundo moderno. Los ortodoxos y los católicos deben aprender a llevar el testimonio común de la verdad en aquellas áreas, en las que es posible y necesario. La civilización humana ha entrado en un período de cambios epocales (sic). La conciencia cristiana y la responsabilidad pastoral no nos permiten que permanezcamos indiferentes ante los desafíos que requieren una respuesta conjunta."

Y más adelante:

"24- Los ortodoxos y los católicos están unidos no sólo por la Tradición común de la Iglesia del primer milenio, sino también por la misión de predicar el Evangelio de Cristo en el mundo contemporáneo. Esta misión requiere respeto mutuo entre los miembros de las comunidades cristianas, excluye cualquier forma del proselitismo.

No somos competidores, sino hermanos: debemos arrancar de este concepto ejecutando todas actividades relacionadas con nuestros lazos y contactos con el mundo exterior. Instamos a los católicos y a los ortodoxos de todo el mundo para aprender a vivir juntos en paz, amor y armonía unos con otros (Romanos 15, 5). Es inaceptable el uso de medios incorrectos para obligar a los fieles a pasar de una Iglesia a otra, dejando de lado su libertad religiosa y sus propias tradiciones." 

Lo que, si se me permite la irreverencia, viene a decir: "entre pastores, no nos robemos las ovejas".
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Al hilo de esta "investigación" y aprovechando que una de las tres iglesias ortodoxas existentes en Madrid, la griega (hay otra rusa y otra rumana), está cerca de casa, en la calle Nicaragua nº 12, un domingo me acerqué a observar el culto. Primero los Maitines y luego el Oficio dominical. Se trata de la Catedral de los Santos Andrés y Demetrio, construída en el año 1973.

Unas 100 personas, la mayoría mujeres y bastantes cubiertas con pañuelo. Al llegar, todos hacen ofrendas de velas (a 0,50€ la unidad) y besan las imágenes de los iconos. Algunos llevan panes. Preside el oficio Su Eminencia Rvdma. Policarpo, Arzobispo-Metropolita Ortodoxo de España y Portugal desde el año 2007 y Exarca del Mar Mediterráneo. Hay dos sacerdotes que también tienen su rol en el culto, y que visten ornamentos diferentes, por lo que deduzco que son de dos categorías diferenciadas.

La liturgia es toda cantada, en griego y castellano. Hay poca participación de los fieles. Se santiguan muchas veces, pero muchas, muchas. Se escuchan las oraciones de pie o sentado, no se arrodillan (de hecho, no hay reclinatorios). La epístola (de San Pablo este domingo) y el Evangelio (de San Lucas), también se recitan de forma cantada, en castellano. Al llegar al Padre Nuestro, además de en griego y castellano (exactamente la misma versión que se reza en la Iglesia romana), algunos fieles recitan por turno su propia versión en otros idiomas. En la comunión, el sacerdote ofrece a cada fiel una cucharada de pan y vino mezclado, contenido en el cáliz eucarístico. También a los niños pequeños, en brazos de sus padres. La "homilía" es al final del oficio, en castellano.

El Patriarca Policarpo, Metropolita de España y Portugal

Interior de la Catedral Ortodoxa de los Santos Andrés y Demetrio, en Madrid
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Y, para terminar, esta es la "visión" de nuestra amiga Tatiana R. sobre este curioso debate teológico:  "La composición triangular, aludiendo al misterio de la Santísima Trinidad. Reforzado con uno de los corderos que tiene alas de paloma. Simbolizando el Espíritu Santo".

Ilustración de Tatiana Restrepo (www.tatisart.com)


3 comentarios:

  1. Alguna vez se unirán todas las iglesias? Su afán de poder es tan grande que creo que nunca lo harán

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  2. Una pena que por tan poco no se puedan unir las dos iglesias...Un abrazo.

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  3. Como ves, voy con retraso pero con el encierro, me pongo al día en un periquete.
    Este ejemplo del Filioque es muy curioso, como todo tu blog. Y en esta entrada hablas del Concilio de Nicea, promovido por Constantino para acabar con las luchas religiosas y apaciguar su imperio, que ya iba en clara decadencia. Y este es el famoso Concilio donde se armó la de Dios es Cristo. Cómo serían la peleas para que haya llegado el eco a nuestros días, diecisiete siglos después. Pero la controversia parece que ya llevaba tres siglos desarrollándose e incubándose antes de la erupción final en Nicea.
    No sé si ya has desarrolado el tema, no lo he encontrado en el blog, pero ya sabes, por si te quedas sin temas... aunque no creo :-)

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