viernes, 11 de noviembre de 2022

Mónico Sánchez

Fue hace unas semanas, en el encuentro de divulgadores científicos Naukas Bilbao (cita anual muy recomendable, por cierto), cuando escuché hablar por primera vez de Mónico Sánchez. La charla de Iván Rivera se titulaba "Madame Curie, heroína de guerra con tecnología manchega" y así, a priori, daba pocas pistas de sobre qué iba... (el vídeo de la interesante charla, son diez minutos, lo puedes ver aquí, pero te aconsejo que lo hagas después de leer el post).

Empezando por el final, resulta que, al exhumar en 1995 el cuerpo de Marie Curie (1867-1934) con motivo del traslado de sus restos al Panteón de París, y realizarle una autopsia, se concluyó que la contaminación por isótopos radiactivos que había sufrido a lo largo de sus años de investigadora había sido causa necesaria, pero no suficiente, para justificar su muerte. Un segundo factor identificado como causante tenía que ver con su continuada exposición, sin protección, a los rayos X durante la Primera Guerra Mundial.


Marie Curie en una de sus ambulancias radiológicas
Porque fue en esos años cuando impulsó en Francia la creación de unidades móviles de radiografía (conocidas como "ambulancias radiológicas" y posteriormente como "petit Curies") para ayudar a los cirujanos en el frente de batalla en sus diagnósticos y poder así salvar la vida de miles de soldados. En el primer año de la guerra, dirigió la instalación de veinte unidades móviles de radiografía y otras doscientas unidades radiológicas en los hospitales provisionales. Incluso se sacó el carnet de conducir (pocas mujeres lo tenían) para poder ella misma llevar una de esas ambulancias. 

Y aquí es donde hace acto de presencia la "tecnología manchega". Porque las unidades móviles de rayos X habían sido inventadas y patentadas por el protagonista de nuestra historia, el manchego Mónico Sánchez Moreno (Piedrabuena, Ciudad Real, 1880 - Piedrabuena 1961). Ahora sí, vamos al principio. 

Piedrabuena está a unos 25 km al oeste de Ciudad Real capital. A finales del siglo XIX su población no llegaba a 4.000 habitantes, y contaba con una economía rural empobrecida, agraria de secano y ganadera; el 75% eran analfabetos. Mónico era el menor de 4 hermanos. Su padre era tejero (fabricante de tejas y ladrillos) y su madre, lavandera. Algo vio en el niño Mónico D. Ruperto Villaverde, el maestro de la escuela, para animarle a que continuara estudiando, pero a los 14 años, sin tener siquiera terminado el bachillerato elemental, dejó la escuela y se puso a trabajar para ayudar a la economía familiar.

En 1901, ya con 21 años, vendió un pequeño negocio de ultramarinos que había montado y se trasladó a Madrid. Le fascinaba la nueva tecnología que estaba transformando la ciudad, la electricidad, y tras intentar, sin éxito, ser admitido en la Escuela de Ingenieros, se puso a estudiar un "Curso de Electrotecnia" por su cuenta. El curso era por correspondencia, duraba tres años y estaba en inglés. Debió de pasar las de Caín, pero animado por el tutor del curso, el ingeniero Joseph Wetzle, en 1904 se embarcó en Cádiz rumbo a Nueva York. 

Mónico Sánchez en Nueva York
Imagen: Archivo familiar Estébanez-Sánchez
Copio de la Wikipedia: "Empezó a trabajar de ayudante de delineante, pero pronto se matriculó en el Instituto de Ingenieros Electricistas, un centro de formación profesional. Más adelante, fue a un curso de electrotecnia de unos meses de duración de la Universidad de Columbia. Mónico Sánchez fichó como ingeniero de la Van Houten and Ten Broeck Company, dedicada a la aplicación de la electricidad en los hospitales.​ 

Allí inventó un aparato de rayos X portátil. Apenas pesaba 10 kilogramos, frente a los 400 de los equipos tradicionales. Francia compró 60 unidades para sus ambulancias de campaña. ​La Collins Wireless Telephone Company contrató a Mónico Sánchez como ingeniero jefe, con la intención de vender su aparato portátil de rayos X, que pasó a llamarse "The Collins Sánchez Portable Apparatus". Collins ofreció 500.000 dólares a Mónico Sánchez por su invento". 

En 1912 regresó a España, convertido en emprendedor millonario. Y volvió a su pueblo, a Piedrabuena. Allí construyó el Laboratorio Eléctrico Sánchez, para lo que previamente tuvo que levantar una central eléctrica anexa. 



Fueron más de 20 años de éxito y expansión: montó una escuela de electroterapia y radiología en el nº 138 de la calle Fuencarral de Madrid, donde enseñaba a los médicos y auxiliares a usar sus aparatos, tuvo sede en Barcelona y representante en Portugal . 

Pero la Guerra Civil lo truncó. El laboratorio fue incautado; terminada la guerra, Mónico tuvo dificultades para recuperarlo y volverlo a poner en funcionamiento, pues había sido prácticamente desmantelado. Después, las condiciones económicas de la posguerra, junto con la gran competencia internacional y las desgracias familiares (tres hijos murieron de enfermedad en pocos años), terminaron de dar la puntilla al laboratorio, que cerró en 1947. 

Años después, en los 50, Mónico reacondicionó las instalaciones industriales y abrió un cine. Y en 1961, con 81 años, falleció. 

Hoy tiene una calle dedicada y una escultura en su pueblo. El IES lleva su nombre, y está próximo a abrirse un pequeño museo en Piedrabuena. 

Poco a poco ha ido llegando el reconocimiento para este inventor y emprendedor, que muchas veces ha sido caracterizado como "el Tesla manchego". 

Aparato de Rayos X Sánchez

Hay numerosos artículos en prensa sobre Mónico Sánchez. Éste, de Noemí Velasco en el digital de Lanza de abril de 2021, es muy completo.

También dos libros: 

"El gran Mónico" - Manuel Lozano Leyva - Editorial Debate - 2013

"El rayo indomable - Biografía novelada de Mónico Sánchez" (Puertollano Ediciones, 2020), de Manuel Valero y Eduardo Estébanez

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Posdata: El nombre de Mónico es poco frecuente, pero todavía existe. Según la página del INE, actualmente hay 133 hombres con ese nombre, con una edad media de 68,4 años (6 nacidos en los 80). Están muy localizados en las provincias de Ciudad Real, Cuenca y Toledo. 

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