viernes, 18 de noviembre de 2022

Productos que empezaron con otro uso

Como siempre digo, no voy a descubrir la pólvora... toda la información que comparto en estos artículos está en la red. Por eso, si buscáis algo así como "Inventos que se usan para otra cosa" os aparecerán varios artículos de prensa o referencias de blogs que han tratado el tema. Mi aportación, si te vale, está en presentar la información de una manera amena y, quizá, en buscar alguna ramificación interesante que no he visto tratada en esos artículos. Allá vamos con 4 productos cuya historia me ha parecido curiosa.

Listerine - Hoy todos lo conocemos como colutorio utilizado en la higiene bucal. Su argumento de venta, desde los años 20 del siglo pasado, se basa en que "combate el mal aliento". Pero no empezó así.

El "invento" lo desarrolló en St. Louis, Missouri, en 1879 el químico americano Joseph Lawrence, que dos años después licenció su fórmula al farmacéutico Jordan Lambert

Le dio el nombre de Listerine como homenaje al cirujano británico Joseph Lister (1827-1912), considerado el padre de la antisepsia. Copio de la Wikipedia: "Lister publicó en "The Lancet" un artículo en el que proponía el origen bacteriano de la infección en las heridas y métodos para luchar contra ella: el uso del fenol como antiséptico para lavar el instrumental, las manos de los cirujanos y las heridas abiertas. El efecto fue espectacular; procedimientos quirúrgicos que antes eran una sentencia de muerte por infección casi segura se convirtieron en rutina".

El primer uso del Listerine fue como antiséptico quirúrgico y como germicida general, por lo que se recomendaba en tratamientos tan variados como la gonorrea o los hongos de los pies. En el anuncio de la primera época se ve cómo se recomienda su uso como antiséptico general, como hoy hacemos con el Betadine ("Iodopovidona").


Como he dicho, fue en los años 20, y gracias a una publicidad muy creativa, cuando su uso cambió radicalmente. Lo cuentan Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner en su libro "Freakonomics" (2005):

"Pero (Listerine) no fue un éxito rotundo hasta la década de 1920, cuando se presentó como una solución para la "halitosis crónica", un término médico oscuro para el mal aliento. Los nuevos anuncios de Listerine mostraban a mujeres y hombres jóvenes tristes, ansiosos por casarse, pero rechazados por el aliento podrido de su pareja. "¿Puedo ser feliz con él a pesar de eso?" se preguntaba una doncella. Hasta ese momento, el mal aliento no se consideraba convencionalmente una catástrofe de este tipo. Pero Listerine cambió eso". Y hasta hoy. 

Botox® - Es la marca registrada por la empresa americana Allergan de la "toxina botulínica", una neurotoxina generada por la bacteria Clostridium botulinum. Fue en 2002 cuando obtuvo la aprobación en EE.UU. para su uso en estética. En castellano, cuando se usa en genérico, hay que escribirlo con tilde: bótox. 

La enfermedad que produce la bacteria se llama botulismo. La vía de intoxicación más común es la alimentaria, generalmente por ingestión de alimentos mal preparados o conservados de manera inapropiada. Aunque conocida desde antiguo, fue en 1895 cuando Emile Pierre van Ermengem, catedrático de bacteriología en la Universidad de Gante, descubrió la bacteria que la produce. El botulismo se caracteriza por el desarrollo de alteraciones vegetativas (sequedad de boca, náuseas y vómitos) y parálisis muscular progresiva, que puede llegar a ser causa de muerte al afectar a la función respiratoria.

Antes y después:
Uso del bótox en la corrección del estrabismo
Precisamente esa capacidad de paralizar los músculos fue lo que hizo que se aplicara, desde 1977, y en dosis muy controladas, para la corrección del estrabismo, una patología oftalmológica caracterizada por la hiperactividad de los músculos encargados de movilizar el globo ocular. Y, poco después, en el tratamiento del blefaroespasmo (contracción involuntaria y frecuente de los párpados). Fueron el matrimonio de dermatólogos canadienses Jean y Alastair Carruthers los que observaron que los pacientes con blefaroespasmo que habían recibido inyecciones alrededor de los ojos y la parte superior de la cara, también presentaban una disminución de las líneas glabelares faciales ("líneas de expresión" entre las cejas). Realizaron un estudio clínico en individuos por lo demás normales, cuya única preocupación era el surco de sus cejas. Realizaron su estudio durante 1987-1989 y presentaron sus resultados en la reunión anual de 1990 de la Sociedad Americana de Cirugía Dermatológica. 

Antes y después de la aplicación de bótox
Desde entonces, Botox® ha recibido la aprobación de la FDA para una variedad de usos médicos y cosméticos:

1989: Estrabismo y blefaroespasmo
2000: Distonía cervical (tortícolis espasmódica)
2002: Líneas glabelares (arrugas verticales en el entrecejo)
2004: Hiperhidrosis axilar (sudoración excesiva)
2010: Migrañas crónicas y espasticidad del labio superior
2011: Incontinencia urinaria
2013: Patas de gallo (líneas cantales laterales)

En los anales de la medicina, la toxina botulínica es un caso curioso, porque fue la primera inyección microbiana utilizada para tratar enfermedades. La inyección de productos bacterianos en el cuerpo humano representa una nueva invención. Cada poco tiempo, los investigadores desarrollan más formulaciones de este agente versátil y le encuentran más usos.

Código Braille - En este caso no es un "producto" sino un método de codificación. La Wikipedia nos da una explicación muy completa: 

"Fue ideado hacia 1825 por el francés Louis Braille (1809-1852) que se quedó ciego debido a un accidente durante su niñez mientras jugaba en el taller de su padre. Cuando tenía 13 años, el director de la Escuela de Ciegos y Sordos de París –donde estudiaba el joven Braille– le pidió que probara un sistema de lectoescritura táctil inventado por un militar llamado Charles Barbier de la Serre (1767-1841) para transmitir órdenes a puestos de avanzada sin tener necesidad de delatar la posición durante las noches ("escritura nocturna"). Louis Braille descubrió al cabo de un tiempo que el sistema era válido y lo reinventó utilizando un sistema de 8 puntos. Al cabo de unos años lo simplificó dejándolo en el sistema universalmente conocido y adoptado de 6 puntos". 

Esta es la comparación entre ambos métodos:



El método de Barbier utilizaba un esquema de 12 puntos (2x6), y se basaba en fonemas, no sólo en las letras. En el método Braille, los 6 puntos permiten codificar un total de 2E6 = 64 caracteres (incluyendo el blanco).

Sigue la Wikipedia: "Inicialmente el sistema encontró una fuerte oposición e incluso se llegó a prohibirlo durante muchos años en aquel Instituto. Muchos maestros consideraron que dicho sistema, al ser distinto al empleado por los videntes, generaba aislamiento y segregación de cara al alumnado discapacitado. Esta argumentación no deja de parecer en muchas ocasiones una excusa para justificar que personas videntes (sobre todo profesores del Instituto) no emplearan su tiempo en aprender un código totalmente distinto de la escritura convencional. De hecho, fueron las personas ciegas las que defendieron e impulsaron el sistema, sin lugar a dudas los más indicados para decidir sobre esta cuestión.

De ese modo en 1844, gracias a la presión ejercida por parte de esos grupos y coincidiendo con la inauguración del nuevo edificio del Instituto en el Boulevard des Invalides de París, el director reivindicó el sistema realizando un homenaje a su inventor. En 1853, un año después de la muerte de Braille, el sistema fue aceptado oficialmente por las instituciones y por tanto su autor nunca llegó a ser reconocido oficialmente mientras vivía".

Sacacorchos - Está claro que sólo se necesitó un sacacorchos cuando los corchos que taponaban las botellas de vino (o de sidra o de cerveza) no se pudieron sacar fácilmente con la mano. Porque el corcho como material para asegurar el cierre de ánforas, vasijas o botellas ya se empleaba desde los romanos. Véase la foto.

La forma habitual de servir el vino, durante muchos siglos, no fue en botellas, sino que, desde cántaras o barriles se servía en jarras, que se llevaban a la mesa.

Fue a finales del siglo XVIII cuando se generalizó el proceso de embotellado del vino, y también se desarrolló la posibilidad de introducir el corcho de forma hermética, en su totalidad, lo que garantizaba la buena conservación de su contenido. Pero, de esta manera, no era posible extraerlo con la mano y se necesitaba una herramienta "ad-hoc".

Ahí fue cuando, por asociación de ideas, se pensó en adaptar lo que, desde hacía siglos, se venía usando para "desatascar" las armas de fuego de avancarga, tipo arcabuces y mosquetes, cuando la carga no se disparaba correctamente y quedaba dentro del cañón del arma. La herramienta se conocía como "sacatrapos" (en inglés "gun worm"). 



"Gun worm" en una herramienta de fusil inglés

La patente más antigua de sacacorchos la realizó el reverendo inglés Samuel Henshall, en 1795. Tenía este aspecto:


Una aportación muy valiosa del reverendo fue la tapa circular con estrías entre la espiral y el mango. Con ella se facilitaba que, una vez introducida la espiral hasta el tope, la tapa apoyaba en el corcho y un giro cuidadoso del mango permitía romper la adherencia del corcho a las paredes de la botella. 

En 1932, David Olañeta patentó en Eibar el modelo 502E de sacacorchos, que pasó a ser conocido como "el buho". Está catalogado como uno de los 250 objetos más importantes en la historia del diseño industrial en España; fue exhibido como tal en el Museo Reina Sofía de Madrid en 1998. La marca "BOJ" era el acrónimo de la empresa "Barrenechea, Olañeta y Juaristi", fundada en 1905.

También fue David Olañeta el inventor, en 1959, del sacacorchos de pared, el mismo que aún utilizan muchas sidrerías de Asturias, Cantabria y el País Vasco.

En la localidad riojana de Briones se encuentra el Museo Vivanco de la Cultura del Vino. En una de sus salas se expone la mayor colección de sacacorchos del mundo, con unas 3.500 piezas. Se pueden ver sacacorchos con cepillos o escobillas para limpiar el cuello de la botella, de bastón, con formas de animales, eróticos, de palanca, religiosos, coloristas, etc. 

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Curiosidad: También se llama "sacatrapos" a un dulce que se elabora en la Sierra de Francia (Salamanca). Normalmente en Cuaresma o cuando un familiar se va a casar. Tiene la forma espiral característica.




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1 comentario:

  1. Buena recopilación Ángel. Como no indicas que vayas a enviarnos una segunda parte, supongo que no te hago spoiling al añadir algunos:
    Submarino: inventado por Narcís Monturiol para evitar las muertes por embolia gaseosa entre los pescadores de coral. Se negó a recibir financiación de la Armada, que lo quería para otros usos, y así le fue.
    Brújula: inventada en China, donde era un juguete.
    Pólvora: otro invento chino. Usada para los fuegos artificiales en honor al emperador.
    Nitroglicerina: usada como explosivo en minas y canteras, ahora se usa como vasodilatador coronario.
    Sulfamidas: el grupo sulfámico era sólo un residuo en la producción de la tinta, cuando una niña se bebió el tintero de su padre y se curó se acababa de descubrir el primer antibiótico serio.
    Siliconas: se investigaron porque el Silicio se comporta como su “vecino del piso de arriba” en la Tabla Periódica, el Carbono y se pensaba que podría generar compuestos del mismo tipo. Hasta se hizo una película de extraterrestres cuyos cuerpos estaban hechos de compuestos de Silicio, pero no, el Silicio es “obeso” y forma otro tipo de cadenas. Claro que sin eso no tendríamos ni selladores, ni colas de mil tipos, ni implantes mamarios de tacto agradable.
    Tapón de corcho hermético: mi preferido, por motivos obvios. En una época donde, como dices, no se embotellaba el vino, Dom Perignon inventó el champán, una segunda fermentación que había que hacer en botella, lo que requería taparla herméticamente (corcho y morrión). Gracias a ese invento se pudieron cerrar bien los frascos con productos químicos y reproducir los experimentos con cierta garantía. En ese momento los alquimistas se convirtieron en químicos.

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