viernes, 26 de mayo de 2023

El "cultivo" de perlas

Desde la más remota antigüedad, las perlas han llamado la atención de los seres humanos. No sólo por su escasez, sino por la perfección de sus formas, sus originales brillos y, quizá lo más llamativo, a diferencia de otras piedras preciosas y minerales exóticos, por "salir" de un ser vivo.

Los griegos y los romanos pensaban que la perla se creaba en una ostra gracias a una gota de lluvia o rocío que penetraba entre las dos valvas. Los persas tenían la misma creencia. Si una perla se deformaba, se veía como una intervención celestial en forma de trueno.

En Oriente, se asociaba la perla con las lágrimas: las lágrimas de los ángeles, las sirenas, las náyades míticas donde el dolor y el sufrimiento se entrelazan de vez en cuando íntimamente con el amor y la dicha.

En Ceilán, la leyenda más conmovedora era la que contaba cómo Adán y Eva lloraron a Abel durante mucho tiempo. Sus lágrimas, reunidas para formar un lago, dieron origen a las perlas. Otra variación contaba que, de las lágrimas vertidas por Eva después del pecado original, nacieron las perlas de color blanco y rosa. De las lágrimas de Adán nacieron las perlas grises y negras, aún más raras y preciosas.

Divino o natural, el nacimiento de la perla siempre ha sido sinónimo de pureza.


Dada la natural curiosidad humana, hubo numerosos intentos a lo largo de la Historia de entender cómo se producía una perla en el interior de un bivalvo y, por qué no, tratar de reproducirlo de forma artificial, pero los primeros "casos de éxito" se dieron en Japón a finales del siglo XIX, comienzos del XX. Y fueron 3 los protagonistas que comparten, de alguna manera, el mérito:

- Kokichi Mikimoto obtuvo, en julio de 1893, en la bahía Ago, la primera perla cultivada. Era una perla "mabe", llamadas así porque son semiesféricas y crecen en la concha del molusco, no en su cuerpo.

- Tatsuhei Mise, en 1904, obtuvo la primera perla cultivada "redonda", obtenida a partir de una inserción en el cuerpo del molusco.

- Tokishi Nishikawa, desarrolló el mismo procedimiento y casi al mismo tiempo que Mise. Ambas patentes fueron reconocidas en 1907.

Los tres trabajaron con la "Pinctada fucata" (también conocida como "Akoya") que es el molusco productor de perlas más típico de las costas japonesas. Es de tamaño pequeño (6-8 cm), por lo que sólo produce perlas de hasta 10 mm de diámetro. 

"Pinctada margaritifera" joven (solo 17 cm)
Bastante mayor en tamaño es la "Pinctada margaritifera", que puede llegar como adulto a los 30 cm de diámetro y a los 5 kg de peso. Su hábitat natural es el Pacífico tropical, incluyendo la Polinesia Francesa.

La mayor de esta familia de bivalvos es la "Pinctada maxima", que sobrepasa los 5 kg. Es la más habitual en las costas del sudeste de Asia y en Australia. Las perlas que producen se conocen como las "Perlas de los Mares del Sur".

(Nota taxonómica: Tanto las ostras que solemos comer en Europa como estas "pinctadas" pertenecen a la clase de "Moluscos Bivalvos". Pero, a partir de ahí, son de dos familias distintas: las ostras son de la familia "Ostreoidae" y las pinctadas de la  "Pterioidae")

Básicamente, ¿cuál es la diferencia entre una perla natural y una perla cultivada?

Copio y traduzco de la publicación "More about Tahitian Black Pearl":

"Una perla natural es una pequeña esfera de carbonato cálcico, más precisamente de aragonito, formada por un bivalvo enfrentado a un cuerpo extraño introducido accidentalmente en sus tejidos. Este intruso puede ser un simple grano de arena, o una pequeña partícula de casi cualquier cosa que moleste al animal. Cuando esto sucede, el molusco, en una reacción defensiva, comienza a secretar una fina capa de aragonito, un material que es el mismo que el de su caparazón, alrededor del intruso. Esta secreción se produce mientras el cuerpo extraño se mantiene en constante rotación y queda aislado por capas endurecidas de esta secreción, de ahí la forma generalmente redondeada de la perla.

La perla cultivada es, por el contrario, el fruto de la intervención de un ser humano sobre un bivalvo. Es el injertador quien introduce artificialmente un intruso en el animal. El objeto es obligar al molusco a iniciar sus procedimientos de defensa trabajando para aislar este cuerpo extraño sumergiéndolo en aragonito. La perla introducida artificialmente se llama núcleo y, por lo general, se le debe agregar un minúsculo desprendimiento del manto de otro bivalvo. Es con la inserción de esta diminuta adición que comienza la secreción del aragonito.

Si las perlas y las conchas reflejan y refractan la luz de manera tan diferente, es simplemente porque la secreción se esparce en un caso esféricamente y en el otro horizontalmente. Este apilamiento de finas capas de aragonito (hay unas mil capas en una perla de calidad) permite que la luz, la luz del sol o la luz artificial, jueguen sobre los microcristales de aragonito, determinando lo que se llama el "oriente" de una perla.

Sin profundizar demasiado en la técnica, conviene recordar que también las perlas cultivadas son perlas "naturales", en tanto que son producidas por un bivalvo. La diferencia esencial entre la perla natural y la perla cultivada es que esta última tiene un núcleo, que es fácilmente visible con rayos X cuando el propietario de una perla tiene dudas".

La técnica del injerto para producir perlas cultivadas se fue extendiendo desde Japón al sudeste asiático, a Australia y a las islas del Pacífico. En cada lugar, se usó la "pinctada" más habitual en esas aguas, que, hasta entonces, se habían recolectado, básicamente, por el nácar de sus conchas, dado que, se decía, solamente aparecía una perla (natural) por cada 15.000 ejemplares. El nácar de las conchas se exportaba a todo el mundo para hacer adornos, botones, etc...

La nueva "industria" de la perla cultivada dio origen a distintas variedades: diferentes tamaños, formas, coloraciones y "orientes":



Se estima que, en la actualidad, más del 99% de las perlas naturales que se venden en el mundo son perlas cultivadas.

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Posdata: Mi interés por el mundo de las perlas, tanto cultivadas como artificiales, lo despertó la lectura del libro "Pasaje a Tahití", de Eva García Sáenz de Urturi (Planeta, 2014). Es una ficción histórica donde se les atribuye a dos hermanos mallorquines, Hugo y Bastián Fortuny, un papel protagonista en el desarrollo de las dos industrias: Hugo las perlas artificiales en Manacor y Bastián las perlas cultivadas en Tahití. Son personajes ficticios, pero que la autora sitúa en el tiempo y los lugares donde se desarrollaron los hechos reales.

Hace unas semanas, traté el tema de las perlas artificiales en el post "Esencia de Oriente". Lo puedes volver a leer aquí.

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El nuevo billete de 1.000 pesos de Filipinas (de polímero) lleva en su reverso una imagen de la "Pinctada maxima", la "Perla de los Mares del Sur" y la mención al Parque Natural del Arrecife Tubbataha.
(Curioso que el nombre oficial del país, como se ve en el billete, es "REPUBLIKA NG PILIPINAS" - NG quiere decir "DE" en tagalo)


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4 comentarios:

  1. En algunas islas del Pacífico la industria de las perlas cultivadas es su principal ingreso. El 28 de febrero tuve ocasión de visitar el Museo de la Perla, en Papeete, que recomiendo. Lo ha montado un italiano que, por supuesto, vende perlas, cultivadas en varios atolones de la Polinesia Francesa, pero, sobre todo, es un enamorado de este tema que hoy merece tu atención Ángel.
    En el apartado histórico, comentar que las primeras empresas que se crearon tras el redescubrimiento de América por Colón fueron para explotar las perlas (lo del oro y la plata vino mucho después). Primero en lo que hoy es Venezuela, luego en lo que hoy es Colombia y, más adelante, fueron la razón de colonizar la península de California. En la relación del viaje de la carabela financiada por Luis Guerra, alias “el bizcochero de Triana”, en 1499, se lee “cargamos perlas como si fueran paja”, algo que deslumbró a la Corte, provocando el interés por las tierras recién descubiertas. Ahora las naturales son menos del 1%, como bien dices.

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  2. Mi experiencia con las pelas es mucho más prosaica. Resulta que allá por 1990, más o menos, empecé a salir con una chica de la que en cuatro meses quedé absolutamente enamorado. Estaba, como se suele decir, coladito por ella. Todo parecía ir bien hasta que un buen día llegó su cumpleaños. celebramos una cena "romántica", luego una copa y luego nos despedimos porque al día siguiente yo salía de viaje. Y. durante mi estancia en el extranjero pensé "algo tengo que llevarle a MMC como regalo de cumpleaños". Y no se me ocurrió otra cosa que comprarle una especie de gargantilla de perlas (o de perlas de imitación) de Majorica.
    El caso es que a mi vuelta, volvemos a quedar, volvemos a cenar y a los postres le entregué el regalo de cumpleaños que no le había hecho unos días antes. Para mi sorpresa (se ve que no estaba muy ducho en las vicisitudes amorosas), se quedó muda, pasmada, y sólo alcanzó a decirme que la llevara a su casa. No volvió a dirigirme la palabra en tres meses. Al fín, conseguí volver a quedar con ella y me dijo que creía que lo nuestro no iba a funcionar, ella me veía como un buen amigo y se ve que pensaba que yo la veía como algo más. Una vez aclarados los conceptos, dimos por terminada nuestra relación. Eso sí, todavía estoy esperando que me devuelva el collar (creo que hubiese sido lo suyo) que, por cierto, una buena pasta que me costó.

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  3. No fue mucho el gasto, peor te hubiera salido llegar a algo serio con esa individua

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  4. La cantidad de agua en la Tierra era contante. Se podia, congelar, fundir, evaporar, salinizar, contaminar, etc, pero ahi estaba toda.

    Ahora a ver que pasa. La produccion masiva de hidrogeno obligara a electrolizar mucha agua. El hidrogeno es muy volatil y escurridizo. Se calcula que una fraccion importante fugara. Ademas es una molecula muy ligera. Es facil que la radiacion solar y cosmica, impactando con moleculas de hidrogeno, las impulsen por encima de la velocidad de escape (11 km/seg) y se pierdan en el espacio.

    No me lo he inventado, lo he leido
    .

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