He buscado dos imágenes que resultaran parecidas de dos objetos que son, en principio, muy diferentes, al menos en función de su uso: un rosario y un collar. ¿Por qué? Porque sus historias están muy relacionadas. Para saber un poco más, tenemos que ir al París de finales del siglo XVII.
En francés, un rosario es un "chapelet" (derivado de "chapeau", por alusión, igual que la palabra española rosario, a la corona de flores con la que se adornaba la cabeza de la Virgen María). Y el fabricante de rosarios, un "patenôtrier", derivado del latín "pater noster" con que comienza el Padrenuestro. Era un oficio reconocido desde el siglo XIV.
En París, los patenôtriers estaban organizados en cofradías, en función de los materiales que usaban para las cuentas del rosario:
- ámbar o azabache
- coral o conchas de nácar
- hueso o cuerno
Parece que un tal Maître Jacquin, quizá por la dificultad de conseguir la materia prima o de trabajar las conchas de nácar, le estaba dando vueltas en su cabeza a un proceso alternativo. Y una tarde de 1686 en que contemplaba el Sena desde el Pont d´Asnières, en el barrio de Clichy, vio en el río una masa que presentaba unos reflejos irisados que le llamó la atención, porque le recordaba al nácar de sus cuentas. Fijando un poco más la atención, se dio cuenta de que era una bandada compacta de peces. Pidió a un pescador que estaba en la orilla si le podía conseguir unos cuantos. El pescador lo hizo, y, al mismo tiempo, le informó de que esos peces eran "ablettes" (Alburnus alburnus), y que eran muy abundantes en el Sena (y, esto no lo dijo el pescador sino que lo he leído yo, en todos los ríos continentales al norte de los Pirineos, pero no en España, donde su nombre es alburnos y se considera especie invasora).
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"Alburnus alburnus" |
El maestro patenôtrier les quitó las escamas, las dejó un tiempo en remojo, hizo una pasta con ellas, luego las coló, luego... no sabemos qué más hizo. El caso es que obtuvo una pasta que, mezclada con cola de pescado, adquiría una consistencia que permitía modelarla a conveniencia y, quizá con alguna sustancia polimerizante añadida al final, darle la dureza y acabado necesario para convertirse en cuentas de rosario con apariencia de nácar. Había nacido la "
faux perle", la "perla falsa" y la pasta obtenida a partir de las escamas de pescado pasó a ser conocida como la "
Essence d´Orient" (Esencia de Oriente).
El proceso se fue perfeccionando con el tiempo, pero su uso, por razones que se me escapan, quedó bastante limitado a Francia y a, fundamentalmente, la producción de rosarios y pequeños adornos. Hay que darle al "fast forward" unos 200 años para conocer a los hermanos Eduard y Karl Hug Heusch, descendientes de una saga de empresarios industriales de la ciudad alemana de Aquisgrán.
En 1890 fundaron en París la compañía
Societé des Perles des Indes E. Heusch & Co., predecesora de la que, el 8 de abril de 1897, se registraba en Barcelona bajo la denominación
Hugo Heusch & Cia. Su objetivo: dedicarse a la elaboración de perlas artificiales.
En 1902 inauguran sus actividades en Manacor (isla de Mallorca). Se dice que porque allí había mano de obra barata, sobre todo mujeres, y cierta experiencia en el soplado de vidrio, que era como comenzó la fabricación de estas perlas, llamadas "huecas": se "soplaba" un pequeño núcleo de cristal hueco que, después, se revestía de la "Esencia de Oriente". Al principio, las perlas se acababan en la fábrica de París, pero, con el estallido de la 1ª Guerra Mundial, toda la producción se trasladó, primero a Barcelona y, finalmente, por la Guerra Civil española, a Manacor. La empresa tomó el nombre de Industria Española de Perlas Imitación, S.A. (IEPISA).
También las perlas "huecas" fueron reemplazadas, a partir de los años 20, por las perlas "macizas", donde seguía habiendo un núcleo de vidrio, pero macizo, que se obtenía fundiendo una varilla de vidrio sobre un hilo de cobre, al que se le daba un movimiento de rotación para obtener la forma deseada. La marca "
Majorica" de perlas artificiales, que después sería también el nombre de la empresa, fue registrada en España en 1950 y, a nivel internacional, en 1961 (Majorica no fue la única empresa fabricante de perlas artificiales en Mallorca, pero sí la mayor y la más internacional).
Los técnicos de la empresa manacorí (aunque la sede social estaba en Barcelona) siguieron con sus investigaciones para conseguir una "Esencia de Oriente" que diera un aspecto lo más parecido a la perla natural. Se dice que, en 1952, el químico húngaro
Géza Zsolt Mulács, que llegó a ser Director Técnico de la empresa muchos años, dio con la "fórmula magistral" y que, como el secreto de los ingredientes de la Coca-Cola, se mantuvo durante décadas solo en conocimiento de unos pocos. Falleció el año pasado, a los 94 años.
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Preparación de la "Esencia de Oriente" Foto: June Hanano |
Sí que reconocen que la base siguen siendo las escamas de ciertos pescados, incluso concretan que los capturan en el Océano Atlántico, cerca de las Islas Canarias. Y que la base química que constituye la sustancia es la guanina (C5H5N5O) (que, curiosamente, se llama así porque se obtuvo por primera vez a partir del "guano", la acumulación de excrementos de ciertas aves).
El proceso actual consiste en varios pasos de inmersión y secado del núcleo blanco opaco en esa "Esencia de Oriente", seguidos de limpieza y pulido. Como paso final, un baño químico polimeriza el material orgánico, endurece la superficie y la protege de la radiación ultravioleta (que podría producir decoloración) y de pequeños desconchados. Los tamaños en que se fabrican las perlas artificiales van desde 1 mm hasta los 22 mm, si bien las más vendidas son las de 6 o 7 mm. Hay cuatro colores básicos: blanco, crema, gris y negro.
Las perlas artificiales popularizaron el uso de collares y adornos de perlas ante la casi desaparición de las perlas naturales y el excesivo coste de las perlas cultivadas.
La empresa Majorica llegó a facturar $60 millones en 1989, pero las sucesivas crisis fueron afectando a las ventas, que no pasaron de $20 millones en 2018. Tras varios cambios de propiedad, la pandemia tuvo un efecto devastador en la demanda, lo que obligó a la empresa a presentar concurso de acreedores. En mayo de 2021 la compró un inversor francés, propietario de MajolaPerla. Su objetivo es facturar $50 millones en 2025.
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En la revista "Gems & Gemology" - Fall 1990 - nº 3, apareció el artículo titulado "
Majorica Imitation Pearls", que refleja una visita a las instalaciones de Manacor efectuada por los autores:
June Hanano,
Mary Wildman y
Philip G. Yurkiewicz. Contiene un buen resumen de la historia de la empresa, testimonios de primera mano de los entonces responsables de la fábrica y unas ilustraciones muy interesantes. Lo puedes leer
aquí.
Por último, esta nueva ilustración de Tatiana R. imagina un "planeta-perla" que, con un "oriente" muy peculiar, ya le hubiera gustado visitar al Principito...:
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(Ilustración de Tatiana Restrepo (www.tatisart.com) para "Curios") |
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Buenas tardes Angel: tu descripción del rosario ha traído a mi mente recuerdos de mi infancia, de cuando era un chaval de 7-8 años y luego, de 14-15 años. Son básicamente dos. Nosotros, íbamos a veranear a un pueblo de Alava, donde aún vivían mis abuelos. Mi abuela Teodora, una auténtica santa, era la bondad en persona. Una persona por la que sentí y aún siento verdadera devoción. Sólo fue a la escuela elemental, pero se preocupó de formarse de modo autodidacta en las cosas que necesitaba saber o le interesaban. Muy querida por todos sus vecinos, sacó adelante a siete hijos/as, y convivió y supo lidiar con el fuerte carácter y personalidad de mi abuelo, guarda forestal de la zona.
ResponderEliminarPues bien, cuando estábamos en el pueblo, ya era de todos sabido (hijos y nietos) que a las seis de la tarde había que reunirse alrededor de mi abuela para el rezo del santo rosario (Yo tendría unos 7-8 años). El caso es que allí acudía todo el mundo, nos juntábamos unos cuantos, porque mi abuela tenía un no se qué, un toque especial para rezar algo tan repetitivo como los misterios del rosario.
Luego, cuando murió mi abuelo, mi abuela, junto con dos de sus hijas se fue a vivir a Vitoria. Nosotros íbamos con frecuencia en el seat 600 y luego en el seat 127 de la familia. Había que ir y volver por el puerto de Barázar (no había autopista todavía) y en los viajes de vuelta, siempre, indefectiblemente, al comienzo de la bajada de Barázar, la voz de mi madre decía “Rezo del Santo Rosario”, lo que generaba risas en la parte de atrás del coche entre mis hermanos y yo, porque no se le olvidaba nunca. Para cuando terminábamos de bajar el puerto, en Ubidea, ya estábamos rezando la salve. Así que, para mí, la duración de un rosario es lo que se tardaba en aquella época en bajar el puerto de Barázar.
Luego murió mi abuela, dejamos de ir a Vitoria y se acabó el rosario en mi vida. Creo que lo he rezado en alguna otra ocasión, pero tendría que hacer mucha memoria para acordarme de cuando y donde. Hay que ver lo que son los recuerdos de la infancia.