Hay un comentarista deportivo, creo que es en Movistar, que cuando en una jugada interviene Toni Kroos, jugador del Real Madrid, tres de cada cuatro veces acompaña su comentario con el apelativo de "teutón". Que si "magnífico pase del teutón", "el teutón corta el avance de", "no ha sido la mejor tarde del teutón", etc... Y yo, cada vez que lo oigo, me revuelvo en el asiento... Que sí, que está bastante generalizado usar "teutón" como "alemán" en sentido amplio, pero que, para entendernos, es como si, para designar a un jugador español se usara el término de "várdulo": "avanza el várdulo Morata"...
Porque el pueblo teutón, en origen, ni siquiera habitaba en el territorio actual de Alemania, sino que estaba en la península de Jutlandia, hoy Dinamarca. Su viaje de migración empezó en el siglo II a.C. y sus incursiones llegaron, parece ser, hasta algunos puntos del norte de la Península Ibérica. Pero volvieron sobre sus pasos y se instalaron cerca de su lugar de origen.
Pero, por lo que el apelativo "teutónico" tiene un lugar destacado en la Historia no es tanto por las andanzas del pueblo originario de ese nombre, sino por la orden medieval creada en San Juan de Acre, Reino de Jerusalén, alrededor del año 1190, con el nombre latino de "Ordo Domus Sanctae Mariae Theutonicorum Hierosolymitanorum", lo que viene a ser "Orden der Brüder vom Deutschen Haus der Heiligen Maria in Jerusalem" o, para entendernos, "La Orden de los Hermanos de la Casa Alemana de Santa María en Jerusalén". La "Orden Teutónica". O la de los "Caballeros Teutones". Que ya se ve que, en alemán, los hermanos eran "Deutschen", mientras que en latín eran "Theutonicorum", o sea que ya se admitía "teutón" como genérico de "alemán".
¿Y por qué destacó la Orden Teutónica? Pues porque, una vez que los europeos fueron derrotados en las Cruzadas, los caballeros de la Orden Teutónica se trasladaron a Venecia y de allí a Transilvania. En 1226, después de la promulgación de la Bula de oro de Rímini por el emperador Federico II Hohenstaufen, el gran maestre de la orden, Hermann von Salza, y el duque Conrado I de Mazovia dieron comienzo a las Cruzadas Bálticas, con intención de cristianizar a los pueblos bálticos. En pocos años, la orden se estableció definitivamente en Prusia creando un Estado de la Orden Teutónica independiente, conquistando también Livonia (parte de las actuales Estonia y Letonia).
Este Estado duró unos 150 años, siempre en continua pugna con sus vecinos. El territorio que ocupaba se corresponde con el norte de la actual Polonia, la zona costera de Lituania y la mayor parte de Letonia y Estonia:
En España, las órdenes militares tradicionales fueron las de Santiago, Alcántara, Calatrava y, posteriormente la de San Juan (Malta). Pero, en el siglo XIII, hubo un Priorato de la Orden Teutónica en la provincia de Valladolid. ¿Cómo es posible?
Pues porque, en noviembre de 1219, Fernando III de Castilla se casó en la iglesia de Santa María la Mayor de Burgos con una princesa alemana, Beatriz de Suabia (1205-1235), prima de Federico II de Hohenstaufen, que era en esos años el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Parece ser que, en el séquito de la princesa alemana, que sólo tenía 14 años, se encontraban algunos caballeros teutones que decidieron quedarse en Castilla. En 1222, Fernando III cedió a la Orden Teutónica el municipio de Santibañez de Mota (hoy Mota del Marqués) en la provincia de Valladolid, donde se estableció un Priorato de la Orden.
El primogénito de Fernando y Beatriz, el futuro Alfonso X el Sabio, dominaba el latín y el alemán, seguramente por influencia de su madre y de algún preceptor teutón puesto a su servicio. Los primeros priores de la Mota fueron alemanes, entre ellos Eberhardo de Mossberg y Volmar de Berhnhausen. El primer prior español fue Frey Juan Alonso de Vezdemarbán, nombrado en 1335.
Panorámica de Mota del Marqués: Iglesia de San Martín, ruinas de la Iglesia del Salvador y, al fondo, ruinas del castillo |
Los caballeros teutones lucharon en las huestes castellanas, al igual que templarios y hospitalarios, asistiendo al rey Fernando en sus campañas contra los árabes. En 1525, al producirse la conversión al luteranismo del gran maestre Alberto de Hohenzollern (que se proclamaría primer duque de Prusia como Alberto I), la orden se secularizó. El priorato de Mota renunció a la autoridad germana y presentó al papa Clemente VII su lealtad. Así, se constituía en una orden independiente, vinculada al Vaticano y con la protección de los reyes de España. Siglos después, la orden fue disuelta por Napoleón, aunque, de alguna manera más o menos clandestina, siguió operativa en algunos países.
El Priorato Teutónico de España (pagina web: www.prioratoteutonico.es) se presenta como la "Entidad católica, cultural e histórica de los Caballeros Teutónicos de España / Priorato Teutónico de España, con obediencia a Su Santidad El Papa bajo petición cursada de jurisdicción directa a la Santa Sede de la Iglesia Católica en Roma". Siguen celebrando actividades y nombrando nuevos "caballeros teutónicos" en la iglesia de San Martín de Mota del Marqués:
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Posdata: En las inmediaciones de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, se encuentra el "Cementerio Teutónico". Procede de la época de Carlomagno. El privilegio de ser enterrado en este lugar está reservado a los miembros de la Archicofradía de Nuestra Señora del Camposanto Alemán, a miembros de casas religiosas de origen alemán y a los residentes de residencias alemanas en Roma: la de Santa María del Ánima y la Germánica. Antes de ser elegido Papa, el cardenal Ratzinger oficiaba misa diaria, a las 7 de la mañana, en la iglesia anexa al cementerio.
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Confieso Ángel que al leer el título recordé que hubo un priorato teutónico en España y tenía la esperanza de hacer un comentario al respecto, si no lo mencionabas. Pero sí, lo has incluido. Y debo decir que te ha salido un artículo muy interesante.
ResponderEliminarAsí que no me dejas otra que pillarte por lo de “España”, que, si “teutón” es un sinónimo de “alemán” traído por los pelos, lo de “España” también lo es de “Castilla”.
Veamos esa afirmación de: “En España, las órdenes militares tradicionales fueron la de Santiago, Alcántara, Calatrava y, posteriormente la de San Juan”.
Las primeras órdenes militares fueron el resultado de convertir la Santa Cruzada en permanente (el tema daría para otro post) y fueron tres, nombradas en función del edificio que custodiaban en Jerusalén: Santo Sepulcro, Templo de Salomón y Hospital de peregrinos.
Las tres llegaron pronto a “España”, pero no a Castilla. Y cuando llegaron a Castilla la del Temple hizo lo que en tauromaquia se llama “una espantá” y perdió su oportunidad (tema que daría para otro post).
Para ser breve: la del Hospital, llamada formalmente Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, llegó al recibir las primeras donaciones: de las que tengo registradas, la reina Urraca I de León hizo la primera en 1113, la aldea de Paradinas de San Juan (Salamanca), seguida en 1116 por todas las aldeas de La Bóveda de Toro (Zamora) y la villa de Fresno el Viejo (Valladolid); el conde Ermengol VI de Urgell le donó el Mas d’en Torrents (Lérida) en 1114 y Alfonso I de Pamplona-Aragón su palacio y capilla en Sangüesa (Navarra) en 1131 y el castillo de Novillas (Zaragoza) en 1132, además de legar sus reinos a las tres órdenes citadas (fue el gran benefactor de la Orden, que tuvo en el “castellán de Amposta” a su máxima autoridad en la Corona de Aragón desde la donación de esta plaza por Ramon Berenguer IV en 1149).
La Orden de Santiago remonta sus orígenes a los Fratres de Cáceres, fundados en 1170 en esta ciudad del Reino de León, la Orden de Alcántara a la de San Julián de Pereiro, fundada en 1159 en esta plaza del Reino de León y la de Calatrava es consecuencia de la “espantá” de los templarios en la ciudad de Calatrava (Reino de Toledo) y la fundaron monjes de Fitero (Navarra) en 1158.
De modo que la Orden de San Juan no llegó a España “posteriormente” a las otras tres, salvo que consideremos que los reinos de León, Navarra o Aragón no son España. Es la magia de la cronología.
Caramba, Jordi. Pongo un párrafo inocente, solo para recordar al lector el nombre de las órdenes militares más conocidas, y me plantas una cronología completa de su distinta implantación en los reinos de las Españas…
EliminarEmpezamos fuerte el curso…
Un abrazo.
Gracias por empezar el curso.
ResponderEliminarMe resulta asombroso que empieces el primer párrafo de este curso hablando de fútbol; rápidamente cambias a los derroteros habituales. Ha sido un buen regate.
Del post teutónico, muy curious como siempre, me sorprende que Napoleón disolviera la orden constituida en Mota. No me cuadra, o bien era José Bonaparte el que la disolvió, o bien la orden disuelta fuera europea centrada en Francia y tenía su ramal en Mota. Vamos a ver si nos lo aclaras.
Leyendo tu post hay una cosa que me pica para recabar más información y te la someto a tu criterio por si quieres investigar y publicar.
Es el tema de las comunicaciones a largas distancias entre reinos ¿Cómo hacían las dinastías europeas separadas miles de kms en el siglo XIII para arreglar matrimonios entre sus hijos? Se me ocurre que la Iglesia tendría mucho que ver, actuando como un Tinder de la época, pero la logística de la información debía ser toda una aventura en esos tiempos.
De nuevo, gracias por tu dedicación.
Empiezo el año-curso de vacaciones, hasta el día 20, lo que me permite más relax, leer tranquilamente y disfrutar de los viernes curius (aunque hoy sea martes). Aprovecho para saludar y felicitarte, Ángel, por el magnífico post. Y a Jordi por su ampliación, que es siempre bien recibida. Un saludo a todos.
ResponderEliminarMagnifico artículo, Angel. Sin entrar en la cuestión histórica que abordas con todo rigor, sólo me referiré a la fotografía del final del artículo para hacer el mismo comentario que me veo obligado a hacer en mil ocasiones : "Hay que joderse (con perdón), lo poco que cuesta con cualquier motivo, disfrazarse en este pais...". Desde los capirotes asustaniños de la Semana Santa, a los toreros, moros, cristianos, dependientes de mercadillos medievales, frailes, monjas y un largo etcétera y lo peor, la cara de importancia que ponen. No puedo olvidarme en este sentido de la pinta de los profesores de la Universidad con sus togas y birretes desfilando al son de chirivías. Confieso que observándolos como invitado, he tenido muchas veces que contener alguna carcajada.
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