viernes, 22 de mayo de 2020

Cuidado con las langostas

"A la mañana, el viento solano había traído la langosta. Subieron por toda la tierra de Egipto, y se posaron sobre todo el territorio de Egipto, en tan gran cantidad como ni la hubo ni la habrá nunca. Cubrieron toda la superficie de la tierra, que se oscureció. Devoraron todas las hierbas de la tierra, todos los frutos de los árboles, todo cuanto había dejado el granizo; y no quedó nada de verde, ni en los árboles, ni en las hierbas de los campos, en toda la tierra de Egipto". (Éxodo 10; 13-15)

Así se narra la octava plaga con la que Yavé castigó al faraón, después del granizo y antes de las densas tinieblas. No hay certeza histórica de que efectivamente sucedieran así, pero lo que está claro es que el narrador bíblico sabía lo que era una plaga de langosta. Plagas que, a lo largo de milenios, se han seguido sucediendo por esa geografía. Quizá en un rincón del periódico de estos meses, monopolizados por las noticias relativas a la pandemia del coronavirus, hayas leído la noticia de que, en estos momentos, una enorme plaga de langosta se está extendiendo por toda la zona noreste del continente africano, afectando gravemente a países como Somalia, Etiopía, Eritrea, Kenia, Sudán y Sudán del Sur. Y también está llegando a los países del Golfo, y a los países ribereños del Mar de Arabia: Irán, Afganistán y Pakistán. Si llega con fuerza a La India, puede ser catastrófico.

El cómo se origina y desarrolla una plaga de estas características es un fenómeno ciertamente "curioso". Y por eso lo voy a comentar.


Schistocerca gregaria (ejemplar joven)
En primer lugar, vamos a presentar al protagonista. Que así, de uno en uno, no parece gran cosa. Se trata de la "Schistocerca gregaria", o langosta del desierto (ya el "apellido" latino nos da una pista de su característica más notable). Que en su fase adulta y voladora puede alcanzar los 7 cm de longitud. Pero que, en su etapa como "ninfa saltadora", no mide más de 3-4 cm. Lo que ya se observó desde antiguo es que, un poco antes del comienzo de la formación de las "nubes de langosta", se producía un cambio de color en los insectos. Desde un color verdoso a otro amarillo y negro, como el de la foto.

Los entomólogos analizaron qué es lo que producía este cambio, así como otros "cambios de comportamiento" asociados. Y llegaron a la conclusión de que tenía mucho que ver con el cambio del entorno. Me explico. Está relacionado con la lluvia. Normalmente, en estas regiones africanas la lluvia es un fenómeno más bien escaso. Pero hay años en que no. Y cuando se produce una temporada de lluvias más intensas o por un período más prolongado de lo habitual, entonces las langostas se reproducen más, las puestas de huevos son más frecuentes y numerosas, las tasas de supervivencia son mayores, con lo que la población aumenta de forma extraordinaria. 

Pero hay otro fenómeno que incrementa aún más la velocidad de expansión. Cuando la población de ninfas aumenta mucho y se congregan para comer, el estrecho contacto físico causa que 1) se reciban más estímulos visuales y olfativos (feromonas) y 2) las patas saltadoras de unas golpean a las de al lado. Estos estímulos desencadenan la producción de serotonina y  de otras hormonas que ocasionan los cambios de comportamiento que decimos que les hacen pasar de un estado "solitario" a un estado "gregario".



En un interesante trabajo publicado en 2018 en la revista "Scientific Reports" por el profesor Mohammed Bakkali y su estudiante de Doctorado Rubén Martín Blázquez, de la Universidad de Granada, titulado: "RNA-Seq reveals large quantitative differences between the transcriptomes of outbreak and non-outbreak locusts", se concluye que, lo que hay detrás de estos cambios de comportamiento no es tanto la segregación de determinadas hormonas, que quizá sea más efecto que causa, sino que, en las condiciones ambientales descritas, las langostas modifican la expresión de casi dos tercios de sus genes (unos 20.000) y pasan de su estado "normal" al estado "plaga". (Este fenómeno de la epigenética, que estudia el impacto del entorno en la evolución de los individuos (como complemento a su genética "heredada"), ha recibido mucha atención en relación con el origen y posible tratamiento de procesos cancerígenos en general. Hace algún tiempo lo comenté en este artículo: "Epigenética: quizá la forma de ganar la batalla al cáncer").

Lo cual, de confirmarse, daría una pista muy buena para combatir la plaga, en lugar de tener que recurrir al uso masivo de pesticidas, que pueden resultar a la larga más perjudiciales para el entorno.

Porque la plaga, una vez que comienza, es (casi) imparable. Se estima que, en su máxima expresión, en un solo "enjambre" (en inglés: "swarm") puede haber hasta 150 millones de langostas en cada km2 (y abarcar una extensión total de 1.200 km2, lo que daría un total aproximado de 180.000 millones de insectos). Son capaces de viajar unos 150 kilómetros al día y destruir al menos 200 toneladas de vegetación. Y una plaga está formada por múltiples enjambres.

La FAO (Food and Agriculture Organization) de las Naciones Unidas, publica en su página web (www.fao.org) actualizaciones periódicas y mapas con la situación de riesgo de los distintos países y zonas. Este es el último publicado, con la situación a finales de abril:

Situación de la plaga de langosta a finales de Abril 2020 (Fuente: FAO)

Como he anticipado más arriba, el mayor riesgo es que en los próximos meses se propague a La India, donde cientos de millones de personas dependen de la agricultura. Parece que, afortunadamente, los cultivos "rabi" (los que se cosechan en "primavera") se han salvado, pero los cultivos "kharif" (los de "otoño": arroz, maíz, sorgo, algodón,...) están gravemente amenazados. Porque su siembra comienza con la época de los monzones del sudoeste (mayo-junio), y ya hemos visto lo bien que les vienen las lluvias a las langostas. Habrá  que seguir los informes de la FAO.

Pero este es un blog de "curiosidades". Y estoy seguro que, al ver el título, algunos habréis dudado de sobre qué iba el artículo de hoy: de las langostas de tierra o de las langostas de mar. Que muy poco tienen que ver, salvo que el mismo nombre se aplica a las dos especies en castellano, en catalán y en gallego, pero no en el resto de idiomas cercanos. He hecho esta pequeña tabla para ver similitudes y diferencias:



En el caso de la langosta de tierra, aparece asociada al desierto en Euskera ("Basamortu") y en Alemán ("Wüsten"). Para la langosta de mar, hay bastante más uniformidad, salvo en Euskera donde se explicita su condición de animal marino ("Arrain"). En árabe, "aljarad" se refiere a una zona sin vegetación y "surtan albahr" es, más o menos, "cangrejo marino".

La palabra latina original, de donde proceden la mayoría de estos derivados, es "locusta", que ya tenía esos dos significados en la antigüedad, cosa difícil de entender porque son dos bichos bastante diferentes en todos los sentidos.


También tuvo ese nombre, Locusta, una esclava de la Antigua Roma que actuó como envenenadora de confianza a los servicios de Agripina, madre de Nerón. Primero envenenó a su esposo el emperador Claudio (mediante una combinación de setas venenosas y arsénico), y después a Británico, el hijo de Claudio y rival de Nerón al trono (con agua envenenada que el joven bebió de un trago para calmar el efecto de un caldo ardiendo que previamente le habían servido). Está considerada como una de las más antiguas asesinas en serie de los que se tiene constancia. En su condena a muerte, dictada por el emperador Galba, sucesor de Nerón, se le atribuyeron unas cuatrocientas muertes; quizá se exageró un poco.

Y termino con otra cita bíblica:
"Del humo salieron langostas sobre la tierra, y les fue dado poder, como el poder que tienen los escorpiones de la tierra. Les fue dicho que no dañasen la hierba de la tierra, ni ninguna verdura, ni ningún árbol, sino sólo a los hombres que no tienen el sello de Dios sobre sus frentes. Se dio orden de que no los matasen, sino que fuesen atormentados durante cinco meses; y su tormento era como el tormento del escorpión cuando hiere al hombre" (Apocalipsis 9; 3-5).

O sea que, si ves un enjambre de langostas voladoras cerca, aunque sea pequeño, corre a un refugio seguro...
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Brocheta de langostas
Y aplicando el viejo dicho de "a grandes males, grandes remedios", hay quien ve en esta proliferación de insectos una fuente atípica de proteína animal que llevarse a la boca. Ya sé que esto no es para todos los estómagos, pero ante la realidad global de que "no hay vaca para tanto filete como se necesita", la tendencia ahí está.

También hace unos años lo comenté en este otro artículo: "Tú eres de "BugMac" o de "grassWhopper"?"


5 comentarios:

  1. Gracias al relato bíblico que nos recuerda Ángel tendemos a pensar que las plagas de langosta son cosa de África y de Oriente Medio, pero en España también las ha habido.
    Entre las más antiguas conocidas está la del año 579, que afectó a la provincia visigoda de la Carpetania (Madrid-Toledo), que en el 584 se reprodujo, pero más al NE, en la provincia de la Celtiberia (Segovia-Soria-Guadalajara-Cuenca). En 1136 volvió a aparecer, aún más al NE, en el valle del Ebro (sobre todo el obispado de Calahorra) y en 1358 todavía más al NE, en Cataluña, donde devastó las cosechas y se sumó a la peste negra.
    En América también existe y desde antes de llegar los españoles, así que no tenemos que sentirnos culpables por ello. Incluso consta que el andaluz Gonzalo Guerrero sacrificó a su hija mayor en Chichén Itzá para aplacar a los dioses y que cesase la plaga, en tierras que ningún español salvo él había pisado. Se desconoce si tuvo éxito, pero parece poco probable, ya que las sucesivas plagas de langosta se consideran una de las causas del fin de la civilización maya en Yucatán y de su despoblamiento.

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    1. ¡Qué interesante Jordi! Si tienes acceso a alguna documentación original donde se mencione a las plagas del año 579 o 584, me gustaría saber cómo se denominan las langostas, si "locusta" en latín o cómo en "gótico".

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    2. Querido Ángel, los documentos de la época se escribían en latín. El primero que habla de ello es la crónica del obispo galorromano Gregorio de Tours (“Decem Libri Historiarum”), a quien se lo contaron a su regreso los embajadores del rey Chilperico enviados a la corte de Leovigildo (Toledo) y después le añadió más precisión el embajador visigodo Oppila, que hacía el viaje a la inversa. 70 años después aparece en una ley de Chindasvinto, también redactada en latín, sobre las vacaciones de los tribunales, que dice “proptem locustarum vastationem adsiduam”. Seguro que habría una palabra goda para el bicho, pero el Traductor de Google no incluye este idioma. Si es verdad que los godos hablaban una lengua báltica, podría ser parecido a Skériai (lituano) o Siseni (letón).

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  2. Durante muchos años tuve la fortuna de disfrutar de la amistad y conocimientos de Eugenio Morales Agacino (1914-2002), quien durante décadas investigó en África y otros lugares cómo erradicar, o al menos controlar,las plagas de langosta. Se lamentaba, en sus últimos años, de que los avances habían sido escasos, a pesar de los recursos invertidos y que a él le habían permitido vivir algún tiempo de ello. Por esta razón, celebro el artículo publicado en "Scientific Reports", que apunta Ángel,y que parece dar una explicación plausible del fenómeno. Estoy seguro que D. Eugenio también hubiera disfrutado con su lectura.

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    1. Muchas gracias Alberto. Otro gran desconocido de la ciencia española (al menos para mí y supongo que para muchos de los lectores). He encontrado en la red esta "visita virtual" a la Exposición que hizo la Universidad Autónoma de Madrid el año 2007 sobre Eugenio Morales. Muy interesante.

      Esta es la vitrina dedicada a la langosta, pero merece la pena visitar todo:
      https://biblioteca.uam.es/ciencias/Exposiciones/EMAExpoVirtual/expovirtual_vitrina3.html

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