viernes, 29 de marzo de 2019

El Moro del Campo



Ilustración de Tatiana Restrepo (www.tatisart.com) 








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Le tuve que reconocer a mi amigo Jordi G. que, después de vivir, sumando todos los períodos, casi 40 años en el pueblo más grande de la provincia de Segovia (¿alguien necesita algún dato más para saber de qué villa hablo?), nunca había entrado en los Jardines del Campo del Moro que se encuentran a los pies del Palacio Real. Y, claro, también le tuve que reconocer que no sabía a qué "moro", ilustre o anónimo, debía su nombre.



Pero como a una mente curiosa le gustan los retos, me puse a completar los datos que mi amable fuente me había suministrado. Y también fui a visitar los jardines una soleada mañana del pasado Febrero.

Y empecé por el principio. La primera sorpresa fue cuando en la web www.madridarabe.es leí, con cierto asombro, que Madrid era "la única capital europea fundada por los árabes". Y descubrí que, antes de que el emir Mohamed I ordenara la construcción (entre los años 850 y 886) de una pequeña fortaleza en el promontorio con vistas a la vega del Manzanares que siglos más tarde albergaría, primero al Alcázar, y luego al Palacio Real, poco había de interés en la llanura matritense. Del periodo romano, sólamente unas casas de campo señoriales próximas al río, en puntos como Ciudad Universitaria, puentes de los Franceses y de Segovia, Puerta del Ángel y Camino del Robledal (también se han descubierto restos arqueológicos en Villaverde y los Carabancheles). 
El recinto cerrado superior sería la zona de la muralla árabe primera.
La fortaleza ocuparía el mismo solar que hoy
lo hace el Palacio Real (arriba a la derecha.)

La construcción de la fortaleza propició el asentamiento de alguna población en sus cercanías, y, para comienzos del siglo X, ya se puede hablar de un recinto árabe amurallado, en la zona hoy ocupada la Iglesia de la Almudena, las Vistillas y el extremo occidental del barrio de La Latina. 

Allí estuvieron sus pobladores casi 200 años, con sus alegrías y sinsabores, me imagino, con sus rezos, sus quehaceres y sus comercios, hasta que, en el año 1085, llegó a sus puertas la famosa Reconquista. Pero fue un poco de rebote. Porque la ciudad importante en aquel momento (ya desde la época visigoda) era Toledo. Y hasta allí fue el rey Alfonso VI de León, "el Bravo", para seguir ensanchando hacia el sur los reinos cristianos. Amagó con un asedio, pero lo cierto es que rápidamente consiguió unas capitulaciones, en las que, por cierto, se respetaban vidas y haciendas de los musulmanes. Y parece que Madrid entró también en el acuerdo, por lo que la fortaleza de Magerit pasó a manos cristianas.

Expansión almorávide en su mayor apogeo, con Alí
Pero, a finales del siglo XI, se va a producir un "relevo" en los dirigentes de Al-Andalus. Después de unos 400 años desde la batalla de Guadalete (que se dice pronto), una nueva estirpe musulmana, bastante belicosa, adquiere preponderancia en el Magreb y acaba dominando todo el norte africano y el sur de la Península Ibérica: son los almorávides. El primer "desembarco" lo realiza el emir Yúsuf ibn Tasufín el año 1086 en Algeciras. Vence en octubre de 1086 a Alfonso VI en la batalla de Sagrajas (Badajoz), pero regresa urgentemente al Magreb al conocer la muerte de su hijo y heredero. Durante 20 años, hasta su muerte casi centenario en 1106, Yúsuf realiza incursiones y campañas prácticamente cada año, expandiendo el dominio almohade hasta todos los reinos de taifas de la Península. Pero no toca Toledo; le dejará esa tarea a su hijo Alí ibn Yúsuf (1084-1143).

Escriben de Alí que era "alto, de piel clara, pelo negro y rizado, ojos negros y nariz aguileña, cara ovalada". Era hijo de una esclava cristiana, Faid al-Husn ("Dechado de Belleza"). Asumió con energía el mandato de su padre y, el 29 de Mayo de 1108, asestó una derrota clamorosa en Uclés (Cuenca) a las tropas de Alfonso VI capitaneadas por su hijo Sancho Alfónsez, que falleció por las heridas recibidas, 7 condes castellanos-leoneses (que también perecieron), y el capitán Alvar Fáñez "Minaya" (el que aparece en "el Mío Cid" como lugarteniente del Cid Campeador, aunque no está muy claro que fuera así), que consiguió huir y refugiarse en Toledo.

Al año siguiente, 1109,  Alí volvió a la carga y trató de conquistar Toledo, defendida por Alvar Fáñez. Tras un asedio de un mes, renunció al empeño. Pero, para no volver con las manos vacías (y, pensando en futuras campañas, cortar una importante vía de suministros a la ciudad desde el norte) marchó 75 Kms hacia el noreste y plantó sus reales en.... (tacháaaan... redoble de tambor)... lo que hoy conocemos como "el Campo del Moro". Que, evidentemente, no se conocía por ese nombre cuando Alí llegó. Por fin, identificamos al "Moro" de nuestra historia.

No hay imágenes de cómo era el lugar en esas fechas. Lo más cercano, ya de 1562 (otros 450 años después del asedio) y con el nuevo Alcázar construido, es el grabado del holandés Anton van den Wyngaerde. Pero nos sirve para observar el gran desnivel desde el promontorio hasta el río Manzanares. Y las huertas o cultivos a lo largo de su vega. 

Vista del Alcazar de Madrid desde la Casa de Campo. Wyngaerde 1562. 

Dicen, no está verificado, que el asedio se levantó, no por voluntad propia de los asaltantes, sino por la aparición de algún tipo de "peste" que empezó a a afectar a las tropas almorávides. Rápidamente, alguien le apuntó el tanto a la Virgen de la Almudena (cuya milagrosa "reaparición" en un lienzo de la muralla se produjo al mismo tiempo que la "reconquista" de la villa en el año 1085, tan sólo 24 años antes de este asedio). Alí volvió a Marrakech (capital del imperio almorávide) y parece que se olvidó de Toledo y de Madrid.

Y el lugar que ocupó su campamento, como Campo del Moro se quedó. Y sobrevivió a Trastámaras, a Austrias, a Borbones, a Napoleones, a Repúblicas, a Dictaduras y al Reino de España. A pesar de su nombre, no del todo "políticamente" correcto en estos tiempos (que no se entere Manuela ;-)).

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Posdatas:
1) Seguro que muchos de mi quinta recordaréis la  sombría imagen del "malvado" Ben Yusuf en la película "El Cid" (1961). Pues bien, a pesar de que el nombre coincide con el Alí de nuestra historia, en realidad el que peleó muchas veces en Valencia contra el Cid fue su padre, el Yúsuf ibn Tasufín del que también hemos hablado. Para refrescar la memoria os pongo un fotograma de la película. Fue interpretado por Herbert Lom, actor checo de piel clara, o sea que debieron gastar bastante en maquillaje.
2) Muchas gracias a mi amiga pintora Tatiana R. por enriquecer el post con una preciosa ilustración. Me encanta Alfonso VI "el Bravo" transformado de "Rey de León" en "León Rey".


El Campo del Moro en una soleada mañana de Febrero 2019


3 comentarios:

  1. Ángel, es sorprendente descubrir como conviertes unos datos históricos en una historia tan bien contada.
    Para los que quieran ampliar algo más, un par de modestas adiciones:
    1) La maqueta de la muralla que anexas permite ver que Madrid era un Ribat (como Rabat, Talamanca y otros lugares). Una construcción propia de los musulmanes, cuyo reclutamiento para una campaña implicaba convocar a todos los "clientes" y "maulas" a un campamento a lo largo de varias semanas; campamento que lógicamente debía estar protegido, por una muralla y por una ciudadela con guarnición permanente (la Al-Mudayna, que dio Almudena en castellano). La gente aprovechó esta estructura estatal para vivir protegida.
    2) La conquista de Toledo, si bien fue relevante para demostrar la decadencia de los reyes taifas, fue mitificada mucho después como un punto de inflexión crucial, por implicar haber recuperado la capital visigoda, lo que encajaba bien con el mito de la "Reconquista de España". La cosa fue mucho más tranquila. El emir Al-Ma'mun ya era vasallo fiel de Alfonso VI y hasta conquistó Segovia para él (destruyendo 36 arcos del acueducto, por cierto) a su hermano Sancho II, pero su nieto y sucesor Al -Qadir pasó a ser un mero títere al que los toledanos despreciaban. El Cid lo atacó sin permiso de Alfonso y eso (y no la supuesta jura de Santa Gadea) provocó su expulsión de Castilla y ello provocó la abierta rebelión de los toledanos contra un emir que poco podía hacer, ya que Alfonso controlaba los principales castillos de su reino (obtenidos por dote al casarse con la mora Zaida). Alfonso pactó con su vasallo que no defendería Toledo y así pudo entrar en ella sin muchos problemas y a cambio le regaló Valencia y respetó a musulmanes y judíos. Poca gloria y mucha efectividad (algunos políticos podrían aprender de Alfonso VI el Bravo, tan mal tratado en la película El Cid).

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  2. Muy interesante, como de costumbre, tu entrada de cada viernes. Por seguir explotando y explorando la veta morisca podrías investigar:
    Abenamar, Abenamar, moro de la morería, ....
    Miramamolín, príncipe de los creyentes
    Hace tiempo que no te daba las gracias por tus "curiosas" entradas que, por cierto, al menos las últimas, están mas orientadas a las curiosidades de "antes" mas que a las de "desde" 2056. Ahí lo dejo.
    Un fuerte abrazo, amigo don Angel

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  3. Gonzalo Martínez de Miguel1 de abril de 2019, 15:17

    Espectacular la historia, Ángel. Muchas gracias. Que arte tienes escribiendo!
    Un fuerte abrazo. Deseando leer la próxima entrega.

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