Hace unos meses tuve que hacer unas gestiones en el Centro de Salud de la Parte Vieja(*) de San Sebastián. "Está en la calle Esterlines" me dijeron, y para allí que me fui. Yo ya conocía la calle; había pasado por ella muchas veces... es una de las más pequeñas y estrechas de la Parte Vieja, pero nunca me había detenido a preguntarme el por qué del nombre. Ahora, en retrospectiva, creo que llegué a confundir "esterlines" con "estorninos" o con algún otro pájaro, pescado o similar.
Pero ese día, después de terminar la gestión con éxito, entré en Google y busqué "esterlines"... y mira lo que encontré:
Primero en inglés, según el diccionario Webster (porque leí que era un nombre que provenía de ese idioma): easterling: a native of a country eastward of another —used especially of German merchants from Baltic cities who traded in England or competed with the English in foreign ports. (nativo de un país al este de otro, utilizado especialmente para comerciantes alemanes de ciudades bálticas que comerciaban en Inglaterra o competían con los ingleses en puertos extranjeros).
Y, de inmediato, la referencia a la "Liga Hanseática", esa Federación comercial y defensiva de ciudades del norte de Alemania, creada en el siglo XII con sede en Lübeck. O sea que los "sterlings" en Inglaterra pasaron a ser esos comerciantes del Norte y Este de Alemania que pronto establecieron "delegaciones comerciales" en todos los puertos importantes del Báltico y del Mar del Norte, siendo Brujas y Londres dos de sus principales bases en el exterior.
Y parece que también llegaron a San Sebastián. En un documentado artículo de Pablo de Alzola titulado "Nombres de las calles del antiguo San Sebastián", publicado en julio de 1895 en la "Revista Bascongada" expone: "Queda demostrado que los bascongados tenían en los siglos XIV y XV factorías en Flandes, Inglaterra, Escocia, Alemania y Francia, manteniendo muy activas relaciones mercantiles con los anseáticos ó esterlines, que monopolizaban entonces el tráfico de los países del Norte, y como San Sebastián era por su mayor antigüedad respecto de Bilbao, el centro de contratación más importante de la costa Cantábrica, y la plaza más frecuentada por los teutónicos, tendrían estos, á su vez, alguna lonja y hospederías en la calle de Esterlines de la vieja Easo, derivándose su nombre de la regla usual de cortesía en casos análogos, como es fácil de probar con numerosos ejemplos".
En otro curioso artículo de M. Ciriaquiain-Gaiztarro publicado en "El Diario Vasco" en junio de 1950, al hablar de la calle Esterlines, se ofrece una descripción más costumbrista de la calle: "Antes del siniestro que asoló la ciudad (en 1813), medía de once a catorce pies de anchura, y hoy no se ha abierto mucho más... uno piensa, sin querer, en los bajos tugurios mezquinos y lóbregos de tenderos y cambistas de perfil hebraico; quizá se guardaran bajo sus losas, si las había, o en la tierra misma del suelo, los relucientes esterlines que los navarros venían a buscar a San Sebastián antes del año 1266".
Caja registradora antigua, con botones para chelines (s) y peniques (d) |
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(*) Parte Vieja, Alde Zaharra o, simplemente, "Lo Viejo", en San Sebastián. No llamarlo "Casco Viejo", o rápidamente te identificarán como "forastero", probablemente bilbaino. Al igual que pedirás unas "karrakelas", no unos "caracolillos" cuando quieras los sabrosos gasterópodos que en otros lugares se conocen como "bígaros".
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Muy interesante para un donostiarra como yo. Lo compartire con algunos paisanos.
ResponderEliminarBrillante Ángel, gran análisis e información Yn abrazo
ResponderEliminarQuerido Ángel, si me permites una pincelada histórica: la carta puebla otorgada al puerto natural aledaño al monasterio de San Sebastián el Viejo por el rey Sancho VI “el Sabio” de Pamplona en 1180 lo convirtió en la primera villa marítima de este reino, por donde entraban y salían muchas de las mercancías, porque las comunicaciones terrestres en esa época eran tan malas y los peajes tan abundantes, que sólo el transporte marítimo era relevante. Además, al ser poblada con gascones, intuyo que se facilitaron mucho las relaciones con los puertos de Bayona y Burdeos, los cuales mantenían un intenso comercio con los de la Liga Hanseática en el mar del Norte. Y así es como la plata del Báltico pudo acabar en Donostia.
ResponderEliminarCuánto aprendo leyéndote, Ángel! Como siempre un post magnífico. Eso sí, no me voy a acordar, cuando quiera hacerlo de pedir karrakelas... pediré bigaros, seguro, bueno... o buscaré desesperadamente este post :-)
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