viernes, 15 de octubre de 2021

Basiliscos

"Est etiam aurum, quod dicitur Hyspanicum, quod conficitur ex rubeo cupro et pulvere basilisci et sanguine humano atque aceto" ("También hay oro, que se llama hispánico, que está hecho de cobre rojo, el polvo del basilisco, sangre humana y vinagre").

Así de inquietante comienza el capítulo XLVIII del "Schedula diversarum artium", dedicado al "oro hispánico", escrito por el benedictino alemán Theophilus Presbítero (ca 1070 - 1125). Pero, atención a cómo sigue (traducción libre mía a partir de la versión inglesa de 1847 cuya portada inserto): 


"Los Gentiles, cuya habilidad en este arte está probada, hacen los basiliscos de esta manera. Tienen, bajo tierra, una casa con paredes, techo y suelo de piedra, con dos ventanas muy pequeñas, tan estrechas que apenas puede pasar la luz. En esta casa colocan dos gallos viejos, de doce o quince años, y les dan mucha comida. Cuando han engordado, y gracias al calor de su buena condición, se juntan y ponen huevos. En ese momento se sacan los gallos y se introducen sapos, que incuban los huevos, y a los que se da pan para comer. Tras la incubación, nacen los pollos, como pollos de gallina, pero después de siete días les nace una cola de serpiente. Si no fuera por el suelo de piedra, inmediatamente se adentrarían en la tierra. Para prevenir ésto, sus cuidadores tienen grandes vasijas de metal, llenas de perforaciones, en las que introducen a los pollos. Cierran las estrechas bocas con tapas de cobre y los entierran durante seis meses, donde se alimentan de la fina tierra que entra a través de las perforaciones. Transcurrido ese tiempo, desentierran las vasijas y les aplican un potente fuego, hasta que los animales de su interior están totalmente calcinados. Una vez extraídas y enfriadas las cenizas, se les añade la tercera parte de la sangre de un hombre pelirrojo, que previamente se ha secado y pulverizado. Estos dos ingredientes se mezclan con un potente ácido en una vasija nueva; después, se cogen láminas muy finas de cobre muy puro, se untan las dos caras con la composición anterior y se ponen al fuego. Cuando se vuelve incandescente, se retira del fuego y se vuelve a impregnar de la misma composición, y se repite el proceso muchas veces hasta que la composición se come todo el cobre y toma el color del oro. Este oro es adecuado para todo tipo de trabajos". 

¡Caramba con el benedictino! Menos mal que, según se explica en las notas de Robert Hendrie en la edición inglesa, parece que el consenso es que no hay que interpretar el proceso descrito de obtención del oro hispánico en su forma literal, sino más bien simbólica, propia del lenguaje esotérico de los alquimistas, que utilizando códigos compartidos trataban de guardar sus secretos. Y así, el basilisco representaría el sulfato de cobre, los sapos el nitrato de potasa, la sangre del hombre pelirrojo el nitrato de amonio, etc... Un respiro para los pelirrojos :-)))

Pero aquí no hemos venido a hablar de química ni de alquimia, sino de basiliscos... Lo primero, la foto (bueno, una de las muchas que lo representan):


Cuerpo de gallina, alas de dragón y cola de serpiente. Hasta ahí un animal mitológico más. Pero, al basilisco le pasa como a los gremlins (aunque no con el agua): que, cuando se cabrea, se transforma en un animal muy peligroso y... mata con la mirada (lo que viene siendo "ponerse hecho un basilisco"):



El origen del basilisco está en la mitología griega. Su nombre procede de dos palabras: βᾰσῐλεύς (basileus=rey) y -ῐ́σκος (-iskos, sufijo que significa pequeño). O sea que sería el "pequeño rey". Porque, en alguna de sus primeras representaciones, la cresta que le coronaba tenía la apariencia de una corona.

La descripción más reproducida (y más antigua) del basilisco corresponde a Plinio el Viejo, en su "Naturalis Historia", escrita hacia el año 79 d.C., En ella, describe a las catoblepas, una monstruosa criatura con cuerpo de vaca y cabeza de cerdo de la que "todos los que contemplan sus ojos caen muertos en el lugar", y luego continúa diciendo:

La comadreja atacando al basilisco
 (Grabado flamenco del siglo XVI)
 "Existe el mismo poder también en la serpiente llamada basilisco. Se produce en la provincia de Cirene y no mide más de doce dedos. Tiene una mancha blanca en la cabeza que se asemeja mucho a una especie de diadema. Cuando silba, todas las demás serpientes huyen de él: y no avanza su cuerpo, como las otras, por una sucesión de pliegues, sino que avanza erguido y erguido sobre el medio. Destruye todos los arbustos, no solo por su contacto, sino incluso aquellos sobre los que ha respirado. También quema toda la hierba y rompe las piedras, tan tremenda es su nociva influencia. Anteriormente, era una creencia generalizada que si un hombre a caballo mataba a uno de estos animales con una lanza, el veneno subía por el arma y mataba, no solo al jinete, sino también al caballo. Para este terrible monstruo, el efluvio de la comadreja es fatal, algo que se ha probado con éxito, porque los reyes a menudo han deseado ver su cuerpo cuando se mata. Tan cierto es que ha complacido a la naturaleza que no haya nada sin su antídoto. El animal es arrojado al agujero del basilisco, que se reconoce fácilmente por la infección del suelo que lo rodea. La comadreja destruye al basilisco con su olor, pero muere en esta lucha de la naturaleza contra sí misma". (Cirene era una ciudad griega que estaba en el norte de África, en la actual Libia, cerca de Egipto)

Se ve que, al principio, se incidía más en su aspecto de serpiente cargada de un veneno letal; fue en la Edad Media cuando se le fueron añadiendo otras características de otros animales (gallo, dragón) para hacerlo más "exótico". 

Mangosta y cobra real frente a frente
Nadie (en estado sobrio) ha visto nunca un basilisco. Pero, como todas las criaturas mitológicas, ha de tener una base "real" o "verosímil". Parece que, en este caso, el origen del "mito" estaría en la serpiente llamada "cobra real", endémica de La India, ciertamente mortífera, no con la mirada (aunque asusta bastante), sino con su mordedura. Y, curiosamente, el enemigo conocido, y victorioso, en su lucha contra la cobra es la mangosta, pequeño mamífero carnívoro también habitual en el Indostán, similar a la comadreja, aunque un poco mayor de tamaño. 

Pero el mito del basilisco también llegó hasta Cantabria. Según la tradición de la mitología cántabra, "el antiguo Basiliscu (como lo llamaban) ha desaparecido en la mayor parte de la Tierra pero aún vive en Cantabria, aunque es raro verlo. Este animal nace de un huevo puesto por un gallo viejo justo antes de su muerte exactamente a la medianoche de una noche clara con luna llena. A los pocos días, la cáscara del huevo, que no es dura, sino blanda y correosa, es abierta por la extraña criatura, que ya tiene todos los rasgos de un adulto: patas, pico, cresta de gallo y cuerpo de reptil. Aparentemente, la criatura tiene un fuego intenso y penetrante en sus ojos tal que cualquier animal o persona que la mire directamente moriría. La comadreja es el único animal que puede enfrentarla e incluso atacarla. Solo se puede matar con el canto de un gallo, por lo que, hasta tiempos muy recientes, los viajeros cargaban un gallo cuando se aventuraban en zonas donde se decía que vivían los basiliscos". 

O sea que, amigo Telmo G., cuidado cuando salgas a buscar setas por los montes de Cantabria, no vaya a ser que...
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La inspiración y gran parte de la información con la que he construido este post proviene de mi amigo Luis T. H., que, entre sus múltiples ocupaciones y quehaceres, mantiene que se dedica a la cría de basiliscos. Yo no los he visto, pero como me ha garantizado una sustanciosa comisión en los encargos que reciba, aquí dejo su tarjeta de visita oportunamente censurada, para que, si alguien está interesado, se ponga en contacto directamente conmigo.

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7 comentarios:

  1. ¡Mejor no encontrarse con uno!

    Aquí sumo la descripción del basilisco hecha por el magizoologista Newt Scamander: https://harrypotter.fandom.com/es/wiki/Basilisco... 😉

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  2. ¡Qué listos eran los alquimistas! Cuando empezaron a hablar claro se convirtieron en simples químicos, es decir, poco más que obreros cualificados. Los médicos sí que han sabido alargarlo durante siglos.
    A la gente le encanta el misterio. Y paga por él.

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  3. Cierto que hay hongos que bien podrian pasar por huevos de basilisco como el Trametes versicolor o la Giromitra Esculenta

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  4. Qué interesante Angel¡¡ por fin se de dónde sale la palabra basilisco¡¡

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  5. No puedo evitar, recordar a los que refiriéndose a algún episodio de furia vivido por ellos suelen afirmar que...” Fulanito se puso como un “obelisco”....suelen coincidir con personas que dicen “cocretas”...

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  6. Angel, se me ocurren tres palabras similares que no tienen nada que ver con el terrible basilisco aunque las tres provienen de basileus : basílica y basilico (albahaca en italiano) y una tercera sería la Basilicata, región del sur de Italia que se llamaba Lucania y que Augusto cambió a Basilicata. El nombre de la hierba podría venir de ser considerada el rey de las hierbas por su magnífico aroma. Vaya 4 palabras con significados tan diferenciados proviniendo de la misma raíz.

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    1. También tenemos la ciudad de Basilea. Según la Wikipedia: L'origine du nom de Bâle/Basel est incertaine. Plusieurs hypothèses fantaisistes ont été émises, comme une déformation du latin passus, parce que les Romains auraient établi un passage sur le Rhin à l'emplacement de la ville actuelle, ou bien le fait qu'on y aurait découvert un basilic enterré lors de sa fondation. Selon une autre hypothèse souvent émise, le nom de Bâle aurait été donné par l'empereur romain Julien, de passage dans la région vers 357, en souvenir de sa mère, Basilica. L'explication la plus probable voudrait que Basilea, le nom sous lequel la ville est mentionnée pour la première fois en 374, signifie « la royale », en hommage à Valentinien, qui visite la région la même année. L'usage d'un terme grec, basileios, au lieu de l'équivalent latin rex reste toutefois mystérieux.

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