viernes, 9 de junio de 2023

El caballo de los indios chiricaguas

De todas las tribus indias que aparecían en las películas del Oeste que veíamos en la "sesión de tarde" en el cine: sioux, apaches, comanches, kiowas, shoshonis, cheroquis, mohicanos, navajos, arapajoes, cheyennes,... a mí siempre me llamó la atención la de los chiricaguas. Probablemente por nada especial, pero el nombre me resultaba llamativo. O quizá porque sus grandes jefes, Cochise y Gerónimo, protagonizaban algunos de los mejores episodios del "Far West".

Ahora descubro que los chiricahuas (con "h", no con "g") eran una de las tribus de la gran Nación Apache. Que su nombre en lengua nativa significa "montaña de pavos" por la abundancia de dichos animales en las montañas donde habitaban y que su territorio se situaba en la zona sur de los estados norteamericanos actuales de Arizona y Nuevo México y en la zona norte de los estados mexicanos de Sonora y Chihuahua.

Pero si traigo a colación a estos indios es como excusa para conocer la historia de la expansión del caballo español en América del Norte y su asimilación a la cultura y los hábitos de los nativos americanos. Porque, en el imaginario de todos, no hay un grupo de indios sin caballos. Habilísimos jinetes, disparando flechas con sus arcos a diestro y siniestro, y montando "a pelo", sin monturas ni gaitas. Y hay que recordar que, en América del Norte, cuando los europeos llegaron a comienzos del siglo XVI, no había caballos.



Los primeros caballos españoles llegaron a América en 1493, en el segundo viaje de Colón. Los caballos llegaron a tierra firme con la llegada de Cortés en 1519. La cría de caballos en cantidades suficientes para establecer una población autosuficiente se desarrolló en lo que hoy es el suroeste de los Estados Unidos a partir de 1598 cuando Juan de Oñate fundó Santa Fe de Nuevo México. De 75 caballos en su expedición original, amplió su manada a 800, y desde allí la población de caballos aumentó rápidamente. Hay señalar que eran caballos "de brega", nada de "purasangres", muy resistentes, y que estaban destinados a transportar personas y acarrear cargas. 

Copio y traduzco de la Wikipedia: "Santa Fe se convirtió en un importante centro comercial en el siglo XVII. Aunque las leyes españolas prohibían que los nativos americanos montaran a caballo, los españoles usaban a los nativos como sirvientes, y algunos tenían la tarea de cuidar el ganado, aprendiendo así habilidades de manejo de caballos. Los colonos de Oñate también perdieron muchos de sus caballos. Algunos se alejaron porque los españoles generalmente no los mantuvieron en recintos cercados, y los nativos de la zona capturaron a algunos de estos caballos extraviados. Los colonos de Oñate intercambiaron otros caballos por comida, mujeres u otros bienes.

Inicialmente, los caballos obtenidos por los nativos simplemente se comían, junto con el ganado capturado o robado. Pero, a medida que las personas con habilidades para manejar caballos huyeron del control español, a veces con unos pocos caballos entrenados, las tribus locales comenzaron a usar caballos para montar y como animales de carga. Para 1659, los asentamientos reportaron haber sido asaltados por caballos, y en la década de 1660 los apaches intercambiaban cautivos humanos por caballos. La Rebelión Pueblo de 1680 también dio como resultado que un gran número de caballos cayera en manos de los nativos, la mayor afluencia única en la historia".

Los indios Pueblo vendieron caballos a los apaches, navajos y utes. Los comanches adquirieron caballos y se los proporcionaron a los shoshone. La distribución de caballos se movió hacia el norte con bastante rapidez. Los caballos llegaron a lo que hoy es el sur de Idaho en 1690. En 1730, llegaron a la cuenca del Columbia y estaban al este de la división continental en el norte de las Grandes Llanuras. La tribu Blackfeet (los famosos "pies negros") de Alberta (hoy Canadá) tenía caballos en 1750. En 1769, la mayoría de los indios de las llanuras tenían caballos. Esa rápida expansión queda reflejada en el siguiente mapa:

Mapa realizado por Lynn Wysong


Tradicionalmente, las tribus de las Grandes Llanuras americanas vivían de la caza y de la agricultura, y el ritmo de su vida nómada tenía mucho que ver con los movimientos de las manadas de bisontes. Siguiendo a estas manadas, estas tribus movilizaban sus poblados dos veces al año: antes de iniciar los cultivos a finales de primavera y tras la recogida de la cosecha en otoño.

La llegada de los caballos supuso un incremento de recursos que provocó un cambio en la cultura indígena. La caza de bisontes a caballo se volvió vital en su modo de vida, dotando a las tribus de carne, cuero, cuernos y hueso para los utensilios, facilitándose además todas las actividades tradicionales gracias a la presencia de los equinos.

La propiedad de un caballo era un símbolo de poder y prestigio dentro de las tribus, que facilitaban a su dueño un mayor número de mujeres y recursos, al tiempo que los caballos eran fundamentales como armas de defensa frente al ataque de otros grupos. La utilización de los caballos como armas de guerra creció con la progresiva colonización de los territorios del Oeste y el desplazamiento de las tribus de sus territorios tradicionales.

Ford introdujo el modelo Mustang en 1964
Con el paso del tiempo, los caballos "salvajes" (también llamados "cimarrones") que eran capturados y domesticados por los indios, pasaron a conocerse en inglés con el nombre de "mustangs", palabra derivada del español "mesteños", que, a su vez, provenía de cuando en épocas medievales el ganado sin dueño pasaba a ser propiedad del Concejo de la Mesta y se conocía por ese apelativo.

Copio de la Wikipedia: "Las estimaciones de cuándo ocurrió la población máxima de mustangs y los números totales varían ampliamente entre las fuentes. Nunca se realizó un censo completo del número de caballos salvajes hasta la época de la "Wild and Free-Roaming Horses and Burros Act" de 1971, y cualquier estimación anterior, en particular antes del siglo XX, es especulativa. Algunas fuentes simplemente afirman que "millones" de mustangs alguna vez vagaron por el oeste de América del Norte. 

En 1959, el geógrafo Tom L. McKnight sugirió que la población alcanzó su punto máximo a finales de 1700 o principios de 1800, y "las mejores conjeturas aparentemente se encuentran entre dos y cinco millones". El historiador J. Frank Dobie planteó la hipótesis de que la población alcanzó su punto máximo alrededor del final de la Guerra México-Estadounidense en 1848, afirmando: "Mi propia conjetura es que en ningún momento hubo más de un millón de mustangs en Texas y no más de un millón más dispersos sobre el resto de Occidente"".  

En todo caso, estamos hablando de millones de caballos mesteños. 

En las primeras décadas del siglo XX, miles de caballos sueltos fueron capturados para usarlos en la Guerra Hispanoamericana y en la Primera Guerra Mundial. También, los nuevos medios de locomoción (ferrocarril y automóvil) hicieron que el caballo perdiera utilidad como medio de transporte y de carga.

Hacia 1920, los mustangs originales estaban desapareciendo; se hicieron esfuerzos para preservarlos, y finalmente se estableció el Registro del Mustang Español. En 1934 sólo había unos pocos caballos salvajes en Nevada, Wyoming y otros estados del Oeste, y los expertos decían que solo quedaba un rastro de sangre española en la mayoría de ellos. 

Para 1930, la gran mayoría de los caballos que vagaban libremente se encontraban al oeste de la División Continental (la cuenca de los ríos que desembocan en el Pacífico), con una población estimada entre 50.000 y 150.000.

En la década de 1950, la población de mustangs se redujo a unos 25.000 caballos. Los abusos relacionados con ciertos métodos de captura, incluida la caza desde aviones, y el envenenamiento de pozos de agua, llevaron a promulgar la primera "Ley Federal de Protección de Caballos en Libertad" en 1959. Después, en 1971, se aprobó la "Wild and Free-Roaming Horses and Burros Act", ya citada.

Moneda de 25c del Estado de Nevada
con caballos mesteños
Afortunadamente, estas medidas y la mayor concienciación ecologista cambiaron la tendencia. En 2017, se estimó que la población de mustangs en el campo había aumentado a más de 72.000 caballos, llegando a unos 88.000 en 2019. 

Más de la mitad de todos los mustangs que vagan libremente en América del Norte se encuentran en Nevada, con otras poblaciones importantes en California, Oregón, Utah, Montana y Wyoming. Otros 45.000 caballos están estabulados en ranchos y granjas.


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La película de 2004 "Hidalgo" (que en España se presentó como "Océanos de Fuego"), dirigida por Joe Johnston y protagonizada por Viggo Mortensen y Omar Sharif, narraba la historia de la participación, en 1891, del corredor de largas distancias Frank Hopkins y de su mesteño Hidalgo en la carrera de las 3.000 millas por el desierto Najd de Arabia, reservada hasta entonces a caballos de pura raza árabe y jinetes árabes o beduinos. La carrera se llamaba "Ocean of Fire" (de ahí el título en España) y tenía un premio de $100.000. 

Parece que, salvo Hopkins, que sí que fue un personaje real, toda la historia es ficticia; nunca hubo una carrera de esas características en Arabia. Pero la película es muy bonita y deja caer algunos datos históricos de la presencia de los caballos mesteños en las llanuras norteamericanas.



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Toda esta "epopeya" equina por las llanuras americanas le sugiere a Tatiana R. la siguiente ilustración:

Ilustración de Tatiana Restrepo (www.tatisart.com) para "Curios"


Y este comentario: "Las letras de la carta significan, siempre según el "mentidero", caballo (la superior) y bueno (la inferior). 
El planeta lo he representado como un tablero de ajedrez en el que los caballos juegan un papel clave. El ajedrez en un triple sentido: 1) Avance de la población equina 2) el ajedrez introducido por España (remitiendo a un anterior post que hablaba de la historia del ajedrez con la introducción de la reina vinculado a la importancia de Isabel La Católica) y 3) el planeta como un tablero de juego objeto de múltiples estrategias y movimientos.
En lugar de usar piezas blancas y negras, o de otro color, he usado la negra que contrasta con el fondo blanco y la otra con manchas, que siempre he asociado a los caballos de los indios en las películas de "indios y vaqueros"". T.R.
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4 comentarios:

  1. Muy interesante Ángel. Acabo de leer sobre este tema el impacto que tuvo el caballo español para otra tribu, los comanches, que abandonaron sus tierras, donde eran recolectores (al menos las mujeres), para limitarse a cazar bisontes en las Grandes Praderas. Con una dieta exclusiva de proteínas y grasa padecían enfermedades limitantes y abortos espontáneos. Eso les obligó a obtener maíz y otros hidratos de carbono en los mercados españoles de Nuevo México y a una interacción que acabó siendo beneficiosa para ambos bandos (y nada que ver con el odio que transmiten las películas de Hollywood).
    Respecto a la llegada del caballo español a estas tierras, creo que también tuvo mucho impacto la expedición de Francisco Vázquez de Coronado (anterior a la de Oñate), por la cantidad que llevó (unos mil) y por el hecho de que muchos acabaron abandonados en unas praderas donde el alimento era infinito y los depredadores inexistentes.
    También me gustaría matizar tu frase de que “las leyes españolas prohibían que los nativos montaran a caballo”. Las leyes prohibían tres cosas a los nativos: dormir en camas altas, usar armas de fuego y montar caballos, pero sólo a los nativos de tribus no aliadas de los españoles. Fueron muchas las aliadas y sus descendientes (la mayoría mestizos) forman las capas más altas de las actuales repúblicas hispanoamericanas, algo que sus líderes olvidan con frecuencia. Para resumirlo con una imagen que todos hemos visto en películas “del Oeste”: cuando un mejicano con cara de indio montado a caballo y con dos pistolas bien visibles, se burla de un mejicano con cara de indio montado en un burro y armado con un palo, le está recordando quién ganó y quién perdió en esa guerra.
    P.D. La sierra de Chiricahua, que dio nombre a la tribu, significa, como bien dices, “montañas de pavos”, pero no en lengua apache, como podría deducirse, sino ópata (“Chiwi cahui”). Los ópatas fueron una de esas tribus aliadas y hasta hubo una compañía del ejército español formada por ópatas, que llevaban los mismos uniformes, armas y caballos que el resto de españoles, algo que deberían explicarle a AMLO.

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  2. En resumen, otra de las grandes faenas e injusticias con la que los malvados españoles "obsequiamos" a los países iberoamericanos (bueno, por aquel entonces, aún no tenían la consideración de estados nación. Eso vino después) y por la que debiéramos pedirles disculpas por la injusticia cometida por semejante acto.
    A veces me pregunto: en la media de años que han pasado desde que estos países se hicieron estados independientes (la mayoría hace más de un siglo), ¿qué han hecho ellos por sí mismos para corregir todas estas tropelías españolas y, en fín, poner un poquito de orden en sus países, olvidarse de nosotros y ocuparse de resolver sus problemas y hacer grandes a sus países, en vez de estar esperando siempre a que venga otro a resolver los agravios milenarios y te arregle tus problemas.
    Creo seriamente que España, debiera pedir cuentas al mundo árabe por la ocupación de nuestras fronteras durante ocho siglos (aunque aún no existiera España como tal, en aquel tiempo) o al Imperio Romano o ya más cercanos a Francia, por la invasión napoleónica, y suma y sigue que no acabamos nunca.
    A ver si cada uno se responsabiliza de su trozo o trocito de estado suramericano que bastantes problemas tienen y dejan de tocar las narices al prójimo.

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  3. Mustang es tambien el nombre de una provincia nepali incrustada en el Himalaya, el "reino prohibido". El trekking para llegar al centro pasa entre dos ochomiles miticos el Daulahiri y el Anapurna. La palabra debe derivar del tibetano que significa "plain of aspiration", nada que ver con la Mesta. Mi hermano pequeño Martin conoce bien la zona. Intimo con el frances Michel Peissel, primer europeo explorador y divulgador de la zona. Os recomiendo el libro de Martin: " Mi vida entre montañas" de la editorial Almuzara

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  4. Amigos Jordi y "Anónimo": Dejemos las reivindicaciones ante AMLO, árabes y romanos fuera de este blog y centrémonos en las curiosidades...
    Una cosa que se me olvidó incluir al final en el post es la confusión que lleva vigente siglos en América del Norte, llamando búfalos a los bisontes. Los búfalos son los de Asia y África. Son dos especies no relacionadas. Se achaca el error a los primeros colonos europeos, a los que sí que les debió de parecer el mismo bicho. O sea, que, de ahora en adelante, hablaremos de las hazañas de "Bison Bill" ;-)

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