Leyendo la historia de América tras la llegada de Colón, me da la sensación de que en el siglo XVI, por aquellas tierras, todo ocurría muy rápido... Hoy viajamos al sur.
La primera fundación de la ciudad de Buenos Aires (Nuestra Señora del Buen Ayre), por Pedro de Mendoza, tuvo lugar en 1536. La de Santiago de Chile (Santiago del Nuevo Extremo), por Pedro de Valdivia, en 1541. La de La Paz (Nuestra Señora de la Paz), por Alonso de Mendoza, en 1548.
En línea recta (si se pudiera hacer), desde Buenos Aires a La Paz hay unos 2.800 km. (más o menos como de Madrid a Varsovia). A mitad de camino se encuentra lo que entonces se conocía como "el Tucumán", y que hoy son las provincias argentinas de Salta, El Chaco, Tucumán y Santiago del Estero.
Entre 1550 y 1580 hubo una gran actividad de exploración y fundación de ciudades por esa zona: Santiago del Estero (1550), Córdoba de Calchaquí (1559), Cañete (1560), San Miguel de Tucumán (1565), Nuestra Señora de Talavera (1567), Córdoba de la Nueva Andalucía (1573), Salta (1582)... y, en muchas de ellas, participó el hidalgo sevillano Hernán Mejía de Mirabal (o "Mexía de Miraval").
Todo este "preámbulo" viene a cuento porque, en julio de 1575, el gobernador del Tucumán, el también sevillano Gonzalo de Abreu y Figueroa, envió a Mejía de Mirabal a explorar la zona de Otumpa. ¿Por qué? Pues porque a los españoles les había llamado la atención la gran calidad de algunas de las armas de hierro (puntas de lanza, flechas, cuchillos...) con que contaban los indígenas y querían localizar las "minas" de donde habían extraído el mineral. Y los propios indígenas les habían señalado la región de Otumpa como su lugar de procedencia.
Copio de la Wikipedia: "Mejía de Mirabal organizó una partida en la que fue acompañado por ocho soldados. En el trayecto se enfrentó con un grupo de chiriguanos errantes, “yndios chiringuanales que comían carne humana”, como él mismo relataría en 1584, a los que condujo a la ciudad. Finalmente, y tras una penosa marcha, arribó al lugar en el que descubrió una gran roca de color grisáceo, que supuso era de plata, cuyo peso estimó en veintitrés toneladas, y de la cual extrajo muestras". Y hasta ahí llegó la exploración... como no se trataba de una mina, sino de un gran pedrusco... y había otras prioridades.
Pasaron casi 200 años. En 1774 partió por primera vez, siguiendo los rumores que hablaban de una mina de plata en el Chaco, la expedición de Bartolomé Francisco de Maguna. Encontró en el desierto del Chaco una barra o planchón de metal, cuyo peso estimó en unas 23 toneladas y de la cual extrajo muestras. Las opiniones de distintos mineros y maestros herreros afianzaron la idea de que se trataba de plata. En 1776, por orden del Virrey de Perú y Chile, Maguna volvió al Chaco y extrajo nuevas muestras. En 1778, nuevos análisis determinaron, sin embargo, que no se trataba de plata sino de "fierro de muy particular calidad".
Al bloque de hierro se le empezó a conocer como "El Mesón de Fierro" (mesón, como de mesa grande). En 1783, enviada por el Virrey de Buenos Aires, Juan José de Vértiz, se organizó una nueva expedición, al mando del asturiano Miguel Rubín de Celis. Fue la más numerosa y la última en lograr localizar el Mesón de Fierro. Estimaron su peso, y también excavaron a su alrededor para determinar si se trataba de un afloramiento mineral, llegando a la conclusión de que se trataba de una masa aislada. Pero parece que, debido a las explosiones que se realizaron en su base, el bloque se hundió y quedó enterrado dentro del pozo, a pocos metros de profundidad. Y, hasta ahora, no ha vuelto a ser localizado.
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Localización del Campo del Cielo |
Por esos años se recogieron testimonios de los indios nómades y de los meleros santiagueños que afirmaban la existencia por aquellos territorios de trozos análogos al "Mesón de Fierro", enterrados a medias, y que parecían "troncos de árboles quemados". En el siglo XIX hubo nuevas expediciones y, hacia finales de siglo, se llegó finalmente a la conclusión de que un número considerable de masas meteóricas se encontraban dispersas en el área, que empezó a conocerse como "Campo del Cielo".
¿Qué es lo que hoy sabemos de este fenómeno? Pues que, hace unos 4.000 años, esta región fue escenario de una gran lluvia de meteoritos. Un asteroide metálico, con un peso estimado en 800 toneladas, proveniente del Cinturón de Asteroides ubicado entre Marte y Júpiter, se fragmentó en múltiples meteoritos que impactaron en forma de racimo sobre un área de aproximadamente 80 km de largo y 3 km de ancho.
El espectáculo, y la impresión sobre la población indígena que lo viera tuvo que ser impresionante. Los indígenas llamaron a esa región Piguem Nonraltá, Campo del Cielo, en lengua guaycurú. A partir de entonces, se crearon algunos mitos y ceremonias que se fueron transmitiendo de generación en generación.
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Meteorito Gancedo |
Como ya hemos comentado, el primer gran meteorito encontrado, el Mesón del Fierro, desapareció hace 250 años y no ha vuelto a ser localizado.
En 2016 se encontró el que, hasta ahora, es el mayor meteorito en la zona: "El Gancedo", con un peso de 30.800 kg. Se le llamó así porque estaba cerca del pueblo de ese nombre. Es el segundo mayor meteorito, en peso, encontrado en todo el mundo; el primero es el meteorito "Hoba West", en Namibia, que pesa unas 66 Tm.
La composición del Gancedo (y, por tanto, podemos asumir que la de todos los fragmentos del campo) es: 92,6 % Hierro, 6,7 % Níquel, 0,6 % Cobalto, 0,1 % Fósforo y restos de Galio, Indio y Germanio.
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Meteorito "El Chaco" |
El tercero del mundo también se encontró en el Campo del Cielo. Se descubrió en 1969, pero no se extrajo hasta 1980. Se le llamó "El Chaco", y pesa 28.840 kg.
Le siguen en peso "La Sorpresa" (2005, 14.875 kg), "Santiagueño" (2006, 7.850 kg) y "Tañigó II" (1997, 10.000 kg, hoy desaparecido).
Un caso curioso es el del "Runa Pocito". Fue descubierto en 1803, con un peso de unos 800 kg. Fue trasladado a Buenos Aires para ser enviado como regalo al Rey de España, pero no llegó a ser embarcado. En los años posteriores a la Revolución de Mayo (1810), el meteorito fue seccionado para ensayar la fabricación de pistolas. En 1825, la masa remanente de 634 kg. fue trasladada a Londres, después de ser donada a Inglaterra tras el reconocimiento de la independencia de las Provincias del Río de La Plata, convirtiéndose en el primer meteorito de Campo del Cielo en ser exhibido públicamente. Hoy sigue expuesto en el Natural History Museum de Londres.
Como curiosidad, en 2007 Argentina emitió este sello de correos en 3D con la imagen de "El Chaco". En la estampilla conmemorativa de la edición se adjuntaban unas gafas para poder verlo en tres dimensiones.
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La pista para este post me la dio el artículo de Mar Centenera publicado el 9 de junio en el suplemento Negocios de El País, titulado "Los ladrones de meteoritos hacen carrera en Argentina". En él se denuncia cómo "la crisis económica del país y la alta demanda de la relojería de lujo están detrás del incremento de robos en Campo del Cielo". Yo no conocía este acontecimiento prehistórico y me resultó muy curioso e interesante buscar información sobre esta lluvia de meteoritos.
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Exhibición de meteoritos del Campo del Cielo (desde <1kg a >25Kg) |
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Muy interesante, siempre me ha atraido la astronomia. Mi quiniela para el fin de la raza humana es un meteoritazo de esos que vienen del cinturon de asteroides. Seguramente, para entonces, con todas las barbaridades que hacemos, estaremos muy mermados, pero quedaran algunos retales desperdigados.
ResponderEliminarPuede que el pedrusco de Namibia sea de la misma camada que los del cono sur, por la latitud, y quiza alguno mas que haya por Australia y seguramente tambien haya algunos en el mar
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ResponderEliminarLo que más me llamó la atención de esta historia, cuando la descubrí, es el nombre dado por los indígenas: “Campo del cielo”.
ResponderEliminarParece obvio, si algunos de ellos lo vieron caer “del cielo”. Pero es que habían pasado unos 4.000 años. ¿Cuántas generaciones son eso para que se haya mantenido en transmisión oral de padres a hijos en una zona muy escasamente poblada?