Iñigo López de Loyola |
De ahí que a veces se equipara Iñigo con Ignacio, cuando son dos nombres de orígenes totalmente diferentes. Iñigo es la versión castellanizada del vascuence Enneco (Eneko en su escritura moderna), que ya figura en documentos del siglo IX, cuando un rey de Pamplona así llamado dona al monasterio de Leire el pueblo de Yesa. Su hijo, en el año 852, firma un documento como Garsea Ennecones (sería García Iñiguez en castellano).
Por su parte, Ignacio proviene del latín Ignatius, formado por "ignis" y "natus", nacido del fuego, por lo que se le atribuye también el sentido de fogoso/fervoroso. En italiano es Ignazio, y como en italiano (y en francés), la combinación "gn" se pronuncia como nuestra "ñ", y la "z" como "ts" también "Iñatsio" le sonaría más parecido a Iñigo. El diminutivo Nacho también procede de aquí.
(Paréntesis gastronómico: ¿por qué los nachos típicos de la comida mexicana se llaman nachos? Hay una anécdota que lo explica, aunque vaya usted a saber si es cierta. La copio de un artículo aparecido en la sección de gastronomía de "El Diario Vasco" hace unos años: "Fue en la ciudad de Piedras Negras, en el estado de Coahuila, en un pequeño restaurante llamado El Moderno, también conocido como Club Victoria. Hasta allí llegaron en el año 1943 un grupo de esposas de soldados norteamericanos después de una larga jornada de turismo y compras por la zona.
El restaurante ya estaba a punto de cerrar cuando entraron estas mujeres y el mesero no supo decirles que ya no le quedaba casi comida, por lo que optó por prepararles una ingeniosa receta con el poco género que tenía: totopos y queso, básicamente. Dicen que el chef Jose Evan Chio Lu fue quien guió al mesero en la receta, que llevaba totopos, queso, jocoque y chiles jalapeños. Aquella creación maravilló a las comensales que le preguntaron al mesero por su nombre. "Nacho", fue la respuesta de Ignacio Anaya, pensando que se referían a su nombre y no al del plato.
Por ello, la receta, inédita hasta entonces, adoptó por una confusión el nombre de quien las sirvió."). Como dicen los italianos: "se non è vero... è ben trovato".
Y hemos dejado para el final "la curiosa historia del nombre de Iñaki ". Porque ningún vasco (ni de otro sitio) anterior al siglo XX se llamó así. Y eso es porque este nombre, como el de otros muchos hoy muy difundidos (como Koldo, Josu, Gorka, Kepa,...) fueron el resultado de la propuesta de traducción del santoral católico a nombres euskaldunes realizada por Sabino Arana en su obra "Egutegi Bizkaitarra - Calendario Vizcaino" (1897), que fue compilada y ampliada después por Luis de Elizalde en "Deun Ixendegi Euzkotarra - Santoral Vasco" (1910).
(Paréntesis gastronómico: ¿por qué los nachos típicos de la comida mexicana se llaman nachos? Hay una anécdota que lo explica, aunque vaya usted a saber si es cierta. La copio de un artículo aparecido en la sección de gastronomía de "El Diario Vasco" hace unos años: "Fue en la ciudad de Piedras Negras, en el estado de Coahuila, en un pequeño restaurante llamado El Moderno, también conocido como Club Victoria. Hasta allí llegaron en el año 1943 un grupo de esposas de soldados norteamericanos después de una larga jornada de turismo y compras por la zona.
Nachos con queso, carne y guacamole |
Por ello, la receta, inédita hasta entonces, adoptó por una confusión el nombre de quien las sirvió."). Como dicen los italianos: "se non è vero... è ben trovato".
Portada del "Santoral Vasco" de Elizalde (1910) |
Su metodología fue curiosa: a partir del nombre en castellano se buscaba su raíz en su supuesto idioma original (más o menos). A partir de ella, se aplicaban una serie de reglas fonéticas para "vasconizarlo". También se aplicaba el criterio de que los nombres masculinos terminaran en "a" (Joseba, Gorka, Gaizka,..) y los femeninos en "e" (Ane, Josune, Sorkunde,...). Por ejemplo: de Luis se llegaba a Ludovicus (latín) y de ahí a un originario Hlodovick (¿germano?); pues ya lo tenemos, en euskera --> Koldobika, abreviado en Koldo.
Y los Ignacios, Iñakis. Por obra y gracia de Sabino jauna.
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Posdata: ¿Cómo quedaría el himno del Fundador si, en lugar de por Iñazio hubiera que empezar por Pello? Tiene una sílaba menos. Luego habría que recurrir a alguno de los pronombres del euskera, por ejemplo:
"Pello hau
Gure Patroi aundia
Jesusen Kompañia Fundatu"
"Este Pedro,
Nuestro gran Patrón,
Fundador de la Compañía de Jesús"
Arreglado.
Y los Ignacios, Iñakis. Por obra y gracia de Sabino jauna.
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Posdata: ¿Cómo quedaría el himno del Fundador si, en lugar de por Iñazio hubiera que empezar por Pello? Tiene una sílaba menos. Luego habría que recurrir a alguno de los pronombres del euskera, por ejemplo:
"Pello hau
Gure Patroi aundia
Jesusen Kompañia Fundatu"
"Este Pedro,
Nuestro gran Patrón,
Fundador de la Compañía de Jesús"
Arreglado.
Curioso esto de los nombres, especialmente en el euskera y como a base de complicarse la vida Sabino Arana y sus amigos se complicaban la vida, cogían el nombre caastellano, buscaban la raíz ultima de la lengua original y la euskaldunizaban
ResponderEliminarCierto que en tiempos mas reciente hubo una ley/ Orden del 1938 que prohibe los nombres euskéricos: "los nombres de Iñaki, Kepa, Koldobika (Koldo) y otros que denuncian indiscutible significación separatista". Pero una vez acabada la oprobiosa y vuelta a la discutida normalidad democrática durante la denostada reforma esto se corrigio, cosas de la memoria histórica.
Lo de los nachos es mas comprensible, americanas por media....y en todo caso siempre a falta de mejor opinión del señor Trump.
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Yo imagino canonizado a algún Kevin de Jesús. Curioso sería. Santo... o que llegara a papa. Seguro que le gustarían los nachos.
ResponderEliminarPronto se celebrará la fiesta del patrón (31/7), entre otras cosas, con tres emocionantes corridas de toros en la plaza de Azpeitia. De críos veraneabamos en Zumaya y mi madre, con mi abuela, nos llevaban todos los años a una de ellas. Cuando había alguna cogida, mi abuela me tapaba los ojos, cosa que me cabreaba en extremo.
ResponderEliminarMi nieto mayor es un Iñaki. Nuestra exinta primera ministra de agricultura era también Ignacia de Loyola (o Iñake, o Iñatsi como bien apunta Angel) de Palacio y del Valle Lersundi , pero era un nombre demasiado "popular", que casaba mal con tan nobles genitivos patronímicos, así que optó por Loyola.
Pues yo podría celebrar el día de mi santo dos veces, una a cuenta del pescador de Galilea, primera piedra de la iglesia de Roma y otra a cuenta de ¿quizás? el vasco más universal de la historia. Digo quizás porque según el último Deusto barómetro Social, en su informe de resultados del verano de 2017, la universidad del mismo nombre (y de la Compañía de Jesús) que publica dicho informe debe hacer una profunda campaña de publicidad sobre el personaje fundador de la misma. A la pregunta: “¿Quién es para ti la persona (viva o muerta) más importante en la historia de Euskadi?” los resultados han sido, en %:
ResponderEliminarSabino Arana 9,2
José Antonio Aguirre 5,6
Unamuno 3,0
Iñaki Azkuna 2,7
Padre Barandiarán 2,5
Dolores Ibárruri "La Pasionaria" 1,8
Juan Sebastián Elcano 1,6
Arnaldo Otegi 1,3
Pío Baroja 1,3
Diego López de Haro 1,0
Familiares y entorno 9,1
Otros 21,1
Nadie 13,3
No contesta 4,0
No sabe 22,6
Es decir, para casi un 40% de los encuestados (Nadie+No contesta+No sabe) el personaje más famoso en la historia de Euskadi es … ¡¡un fantasma!!, Ignacio de Loyola ni aparece y el más famoso es el ínclito Sabino, también mencionado por Angel. Pais, que diría Forges, vasco, pero ¡¡paisss!!.
Ya lo dijo Unamuno (sólo con un 3%) de España en general: "qué país, qué paisaje y qué paisanaje" -fin de la cita, que diría Rajoy, que no es el Mariano de Forges, aunque sea parte de ese paisanaje unamunesco.
EliminarAquí es donde dimite Iñaki y recupera el nombre de pila de José Ignacio (JJJJJ)
ResponderEliminar¡Qué razón tenía tu madre...! :-)))
EliminarGracias Ángel, no había visto tu respuesta hasta hoy. Un abrazo
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