(Banda sonora: "Beatus vir" ("Bienaventurado el varón") de Claudio Monteverdi, interpretada por la Capriccio Stravagante Renaissance Orchestra, aquí).
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Cuando oímos "Ponce de León" casi seguro nos viene a la cabeza el conquistador español al que se le conoce como el "Descubridor de La Florida". Este fue Juan Ponce de León y Figueroa (1460 - 1521). Nacido en Santervás de Campos (Valladolid) fue paje de Fernando el Católico, participó en la campaña de Granada y, después, se trasladó en una de las primeras expediciones al Nuevo Mundo, donde desarrolló su conocida y exitosa carrera.
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Juan Ponce de León |
Si consultas en Google Maps la distancia de Santervás de Campos a Sahagún, ya en la provincia de León, resulta que son 19,4 Kms. Y fue en 1508 cuando allí nació otro Ponce de León, éste llamado Pedro, del que vamos a hablar en este post. Seguramente serían familiares, no he investigado el grado de parentesco. Cuando Pedro nació, don Juan tenía ya 48 años y era el Gobernador de Puerto Rico. Imaginemos que fuera un sobrino o un sobrino-nieto lejano.
El caso es que este Pedro Ponce de León (1508 - 1584) (hay varios personajes en la Historia con el mismo nombre; incluso algún obispo) no conquistó tierras ni gobernó islas ni provincias. Fue un simple monje benedictino, Fray Pedro, que estuvo muchos años en el monasterio de San Salvador de Oña (Burgos). Como en muchos personajes históricos, y como luego veremos más en detalle, hay muchos aspectos nebulosos en su "vida y milagros". Lo que parece incuestionable es que hacia 1548, Don Juan de Velasco, Marqués de Berlanga y hermano del Condestable de Castilla, encarga a Fray Pedro la educación de sus hijos Francisco (12 años) y Pedro (9 años). Con la peculiaridad de que estos niños eran sordos. Tal vez no fueran los primeros que Fray Pedro trataba (si no, ¿por qué se los iba a encomendar un noble de tanto abolengo?) pero sí los más ilustres.
Sobre el método que empleaba, sobre si era original o aplicaba otros ya desarrollados años antes, se han escrito, como se suele decir, "ríos de tinta". Parece que, durante gran parte del siglo XX, la opinión mayoritaria le atribuía la originalidad del método. No hay más que leer la placa que aparece en la estatua que tiene dedicada en el Parque del Retiro de Madrid, en el Paseo de Bolivia, cerca del Paseo de Los Coches: "Inventor del método oral puro para enseñar a hablar, leer, escribir y contar a los sordomudos". Fue dedicada en 1920, en su IV Centenario (después, la fecha real de nacimiento se ha establecido más hacia 1508).
También en Oña, en el patio del monasterio de San Salvador, hay otra estatua y otra placa. Ésta es de 1984 y le describe como "Descubridor y pionero universal de la enseñanza a los sordos". Fue dos años después, en 1986, cuando se halló en el Archivo Histórico Nacional de Madrid un manuscrito donde se relatan los rudimentos de su método. Y fue ahí cuando se vio que quizá había estado sobrevalorado.
Lo que hacía es que (copio a Antonio Gascón, estudioso del tema) "enseñaba a sus alumnos a escribir mientras les señalaba con el dedo índice de la mano derecha las letras figuradas en su mano izquierda (alfabeto bimanual) y luego los objetos identificados o rotulados con su respectivo nombre; después, les hacía repetir manualmente y por escrito, por este orden, las palabras que correspondían a los objetos". Pues bien, ese método está ya documentado en Italia dos siglos antes, y en la propia Castilla otro monje, éste jerónimo, Fray Vicente de Santo Domingo, había enseñado así, en ese mismo siglo, al pintor Juan Fernández de Navarrete, "el Mudo".
O sea, que no desarrolló una "lengua de signos" tal y como la entendemos ahora, ni siquiera un alfabeto dactilográfico (donde cada letra del alfabeto se representa por una posición de mano y dedos), sino que utilizaba la mano izquierda a manera de pizarra donde estaba representada cada letra en una posición determinada. Se supone que al principio escritas tal cual en la mano y después "recordadas" (si he aprendido el esquema adjunto, y, ahora sin las letras, señalo la falange media del dedo meñique quiero decir la "N"). Empezando por palabras sencillas: "pan" "miel" "agua", se establecía la correspondencia entre cada sucesión de letras y el objeto.
Después, a manera de primitivos "post-it", se iban etiquetando con cartelitos todos los objetos de la habitación: mesa, arca, puerta, ventana, escalera..., para ampliar el vocabulario. En el extremo, parece que en el monasterio de Oña se confeccionaron extensas cartillas escolares con "todos los vocablos castellanos" en diferentes caligrafías.
Una vez que el alumno captaba el significado de las palabras, practicaba su escritura. Lo más complicado era enseñarle a entender el lenguaje hablado, para lo cual se basaban en la lectura de labios, algo bastante difícil y dependiente del interlocutor.
Lo cierto es que el método "Ponce de León" cayó en desuso y fue sustituido por el alfabeto dactilográfico y la lengua de signos que hoy conocemos. Cuya génesis y desarrollo también está llena de curiosidades (como, por ejemplo, que sólo en la Península Ibérica haya 4 variantes: española, catalana, valenciana y portuguesa, con un grado de "inteligibilidad mutua" diferente). Pero esto da para otro post.
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Posdata: Dos curiosidades que me he encontrado al investigar este tema:
- En los monasterios medievales, con sus estrictas reglas de silencio y recogimiento, se desarrollaron una serie de "signos", claves para "nombrar" las cosas más frecuentes o de mayor importancia sin quebrantar la ley del silencio. Y con ellas se entendían los monjes. Durante un tiempo se pensó que estas claves podían haber sido el origen de las primitivas lenguas de signos, pero la opinión actual es que no existe tal causalidad.
- Parece que entre las tribus nativas que habitaban la isla de Manhattan se daba un porcentaje alto de personas sordas de nacimiento (estudios recientes han atribuido este hecho a un gen dominante que causaba esta diferencia). Pues bien, cuando los europeos entablaron contacto con ellos, vieron que los indios habían desarrollado un lenguaje de señas con el que todos ellos se podían entender perfectamente. Seguro que todos recordamos cómo, en las películas de indios y vaqueros, los exploradores indios se entendían en silencio utilizando este tipo de lenguaje. Ficción construida sobre una realidad histórica.
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Reconocimiento a mi amigo Pedro R., "hijo adoptivo" de Oña, que me puso en la pista de su tocayo Fray Pedro.
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Pensando en la tranquilidad del convento de Oña donde Fray Pedro ejercía su labor didáctica, me acordé de esta obra de Claudio Monteverdi (1567-1643), basada en el Salmo 112, que siempre me ha transmitido mucha paz y serenidad:
Beatus vir, qui timet Dominum: / Bienaventurado el varón que teme a Yavé
In mandatis eius rolet nimis. / y se deleita en gran manera en sus mandamientos.
Potens in terra erit semen eius; / Su descendencia será poderosa sobre la tierra;
Generatio rectorum benedicetur. / y la generación de los justos será bendecida.
Gloria et divitiae in domo eius; / Habrá en su casa hacienda y riquezas,
Et justitia eius manet in saeculum saeculi. / y su justicia permanecerá por siempre.
Exortum est in tenebris lumen rectis: / En las tinieblas resplandece como luz para los rectos:
Misericors, et miserator et justus. / es clemente, compasivo y justo.
(Traducción tomada de la Sagrada Biblia Nacar-Colunga).
Estatua de Fray Pedro en Oña (Burgos) |
Lo que hacía es que (copio a Antonio Gascón, estudioso del tema) "enseñaba a sus alumnos a escribir mientras les señalaba con el dedo índice de la mano derecha las letras figuradas en su mano izquierda (alfabeto bimanual) y luego los objetos identificados o rotulados con su respectivo nombre; después, les hacía repetir manualmente y por escrito, por este orden, las palabras que correspondían a los objetos". Pues bien, ese método está ya documentado en Italia dos siglos antes, y en la propia Castilla otro monje, éste jerónimo, Fray Vicente de Santo Domingo, había enseñado así, en ese mismo siglo, al pintor Juan Fernández de Navarrete, "el Mudo".
Esquema de letras en una mano |
Después, a manera de primitivos "post-it", se iban etiquetando con cartelitos todos los objetos de la habitación: mesa, arca, puerta, ventana, escalera..., para ampliar el vocabulario. En el extremo, parece que en el monasterio de Oña se confeccionaron extensas cartillas escolares con "todos los vocablos castellanos" en diferentes caligrafías.
Una vez que el alumno captaba el significado de las palabras, practicaba su escritura. Lo más complicado era enseñarle a entender el lenguaje hablado, para lo cual se basaban en la lectura de labios, algo bastante difícil y dependiente del interlocutor.
Lo cierto es que el método "Ponce de León" cayó en desuso y fue sustituido por el alfabeto dactilográfico y la lengua de signos que hoy conocemos. Cuya génesis y desarrollo también está llena de curiosidades (como, por ejemplo, que sólo en la Península Ibérica haya 4 variantes: española, catalana, valenciana y portuguesa, con un grado de "inteligibilidad mutua" diferente). Pero esto da para otro post.
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Posdata: Dos curiosidades que me he encontrado al investigar este tema:
- En los monasterios medievales, con sus estrictas reglas de silencio y recogimiento, se desarrollaron una serie de "signos", claves para "nombrar" las cosas más frecuentes o de mayor importancia sin quebrantar la ley del silencio. Y con ellas se entendían los monjes. Durante un tiempo se pensó que estas claves podían haber sido el origen de las primitivas lenguas de signos, pero la opinión actual es que no existe tal causalidad.
- Parece que entre las tribus nativas que habitaban la isla de Manhattan se daba un porcentaje alto de personas sordas de nacimiento (estudios recientes han atribuido este hecho a un gen dominante que causaba esta diferencia). Pues bien, cuando los europeos entablaron contacto con ellos, vieron que los indios habían desarrollado un lenguaje de señas con el que todos ellos se podían entender perfectamente. Seguro que todos recordamos cómo, en las películas de indios y vaqueros, los exploradores indios se entendían en silencio utilizando este tipo de lenguaje. Ficción construida sobre una realidad histórica.
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Reconocimiento a mi amigo Pedro R., "hijo adoptivo" de Oña, que me puso en la pista de su tocayo Fray Pedro.
Facsímil del documento encontrado en 1986 donde se describe el método "Ponce de León" |
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Pensando en la tranquilidad del convento de Oña donde Fray Pedro ejercía su labor didáctica, me acordé de esta obra de Claudio Monteverdi (1567-1643), basada en el Salmo 112, que siempre me ha transmitido mucha paz y serenidad:
Beatus vir, qui timet Dominum: / Bienaventurado el varón que teme a Yavé
In mandatis eius rolet nimis. / y se deleita en gran manera en sus mandamientos.
Potens in terra erit semen eius; / Su descendencia será poderosa sobre la tierra;
Generatio rectorum benedicetur. / y la generación de los justos será bendecida.
Gloria et divitiae in domo eius; / Habrá en su casa hacienda y riquezas,
Et justitia eius manet in saeculum saeculi. / y su justicia permanecerá por siempre.
Exortum est in tenebris lumen rectis: / En las tinieblas resplandece como luz para los rectos:
Misericors, et miserator et justus. / es clemente, compasivo y justo.
(Traducción tomada de la Sagrada Biblia Nacar-Colunga).
Muy interesante. Que buena gente, este Fray Pedro! Que bonita también la comarca de Oña. Por allí pasa el Ebro joven y se cruza de un valle a otro a través de un estrecho desfiladero. Poco después, en el valle de Tobalina, pasa junto al precioso pueblo de Frías. Bernardino Fez de Velasco, condestable de Castilla, recibió el título de Duque de Frías. Podría ser el tío de los niños sordos. En Medina de Pomar, también por allí cerca, esta la torre de los Velasco.
ResponderEliminarSi es interesante sí. Me ha costado un rato ver el orden de disposición de las letras... hasta que me he dado cuenta de que son las vocales las que se posicionan "fuera" de la mano y, entonces sí seguían un orden.
ResponderEliminarAprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y la cultura que últimamente me rodea, quería recordar que la extensa familia de los Ponce de León, que además de los citados dio a España al primer marqués de Cádiz y al primer conde y primer duque de Arcos, desciende toda ella de un catalán, Ponç Guerau de Cabrera (Ponce Giraldo de Cabrera en llegando a Castilla), que entró muy joven en León con el cortejo de la reina Berenguela en 1127, gracias a la intervención del conde de Urgell, criado en Valladolid (así cierro el círculo con lo del Pisuerga). Y no lo dice Víctor Cucurull, sino fuentes más fiables: https://books.google.es/books?id=HDkEM31ggx0C&pg=PA19&lpg=PA19&dq=Pon%C3%A7+de+Cabrera&source=bl&ots=aJzd38PMrO&sig=GAsmBtTdzrtqgLMwOa550JPxnIc&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiJivWEnefbAhUFkRQKHSuFC2AQ6AEIezAO#v=onepage&q=Pon%C3%A7%20de%20Cabrera&f=false
ResponderEliminarMuy interesante Jordi.¿El apellido Pons sería el patronímico de Ponç?
ResponderEliminarPues supongo que sí Ángel, porque Pons no tiene significado en catalán, que yo sepa, más allá del nombre de este santo. Aunque no descartaría que algún apellido Pons procediera de una mala grafía de Ponts, el nombre de una villa junto al Segre, que además significa "Puentes". Algo como pasó el día de la inauguración de la estación de Sants en Barcelona, en pleno franquismo, cuando el ministro o subsecretario que lo presidía, que era catalán, sacó el bolígrafo y delante de todos rectificó el nombre sobre el plano, ya que la habían llamado "Sans" y tuvieron que rehacer y cambiar todos los indicadores y mapas.
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