Si te das una vuelta por el madrileño Barrio de las Letras, cuya columna vertebral la constituye la calle de las Huertas, es muy probable que pases por la calle de Fúcar, situada a pocos metros del Paseo del Prado. Verás unas placas antiguas con ese nombre, y otra más moderna, formada por 9 piezas cerámicas y firmada por su autor, Alfredo Ruiz de Luna, ceramista talaverano que recibió, a partir de 1992, el encargo del Ayuntamiento de hacer más de 1.500 placas para las calles de Madrid.
No sabemos (al menos no lo sé yo) qué información recibió del Ayuntamiento para escoger los temas de sus placas. Por alguna razón, pensó que quien debía representar en la calle dedicada a la poderosa familia alemana Fugger (de donde procede la voz castellanizada Fúcar) era un tal Cristof Fugger. Curioso, porque en los registros genealógicos de la familia Fugger, que cubren en bastante detalle los siglos XIV a XVII, sólo podemos encontrar dos candidatos a ese nombre: Johann Christoph Fugger (1561-1612), empleado en la corte de Praga, y Christoph Fugger von Glött (1566-1615), al que tampoco se le sitúa en Madrid (*). Si bien es cierto que este último era nieto de Antón Fugger (1493-1560), del que sí que hay para hablar largo y tendido.
Empezando por el título del post, que alguno ya estará diciendo que qué tienen que ver los Fúcares con los ducados, y éstos con El Escorial y el Guggenheim. Pues siete millones de ducados, así en letra suena más fuerte, era la deuda que se calculaba que tenía el Emperador Carlos V en el año de su muerte, 1558, con los banqueros Fugger, de los que Antón era su principal figura. ¿Y cuánto eran siete millones de ducados? ¿Qué se podía hacer con esa cantidad? Pues lo he calculado de 3 formas diferentes:
1) la más directa: gracias al segoviano fray Antonio de Villacastín (1512-1603), Obrero Mayor del templo (algo así como el Jefe de Obra), sabemos que "en los años clave de la obra habían trabajado de ordinario 1.500 oficiales de la construcción, y otros tantos peones, 300 carros de bueyes y mulas, que cobraban 10.000 ducados al mes". Y en total, calculaba que el Rey Felipe II había gastado seis millones y medio de ducados (6.500.000) en los 35 años necesarios para finalizar por completo la edificación. O sea que el Emperador debía a los Fugger el equivalente a 1 Escorial completo (más algunos "complementos", de los que en toda obra hay).
2) por el valor del oro: el ducado de oro español tenía 3,6 gramos de oro de 24 quilates. Si asumimos que el poder adquisitivo del oro fuera el mismo en el siglo XVI que en la actualidad (lo cual es mucho suponer), y tomamos la cotización media del oro en el último año, 40€/gr aprox., tendríamos que un ducado equivaldría a 144€, por lo que la deuda del Emperador sería de 1.008 millones de €. Y eso, ¿a cuánto equivale en obra construida? Buscando el coste total del Museo Guggenheim de Bilbao (sin contar el coste de la exposición permanente), aunque hay varias cifras dependiendo de la fuente, la que me ha parecido más soportada lo calcula en 126,5 millones de €. Por lo tanto, la deuda del Emperador, traída a nuestro siglo, daría para construir 8 Guggenheims.
3) por transposición del valor adquisitivo: este era el método que aplicaba mi amigo y admirado Jesús Palomero, catedrático de Historia del Arte en la Universidad de Sevilla, para calcular equivalencias de sueldos entre el siglo XVI y hoy día. Partía de los sueldos de las distintas categorías de obreros en la construcción del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, y de la "lista de precios" del economato que allí se había puesto a su disposición.
Y así obtenía, por ejemplo: con el sueldo diario de un peón de obra (68 maravedíes), supongamos que destina a manutención un 70%, o sea 48 maravedíes. Con ellos se pueden comprar (ver cuadro adjunto): 1 libra de carne, 1 panilla de aceite, 1 litro de vino, 2,5 libras de pan y 1 kilo de garbanzos o lentejas. Después, cogía esa "cesta de la compra" y se iba a un supermercado Día (antes era el ejemplo de supermercado barato, tipo "discount") y calculaba lo que le costaría comprar esos mismos alimentos a precios actuales, y ya tenía la equivalencia: 48 maravedíes equivalían a 6,10€.
Por lo tanto, el sueldo del peón de obra (2 reales al día) eran unos 270€ al mes; el de un "mayoral de carretas" (4 reales al día) unos 540€/mes y el del arquitecto jefe, Juan de Herrera (24 reales al día) unos 3.240€/mes.
Para nuestro ejercicio, hay que tener en cuenta que estos cálculos son del año 2008, luego hay que aplicar un coeficiente de inflación de estos últimos 12 años, que, mirando las tablas oportunas, nos da un 13,7%. Luego, los 6,10€ del 2008 serían 6,94€ en 2020. Y traduciendo su valor: si un ducado son 374 maravedíes, y 48 maravedíes son 6,94€, por regla de tres, 1 ducado serían 54,07€. Luego 7 millones de ducados serían 378,5 millones de €. "Sólo" 3 Guggenheims.
¿Por qué sale una diferencia tan grande entre estos dos métodos? Pues supongo que porque hay muchas hipótesis implícitas que pueden no ser ciertas. Por ejemplo, que el valor del oro esté correlacionado con el coste de la vida a lo largo de 5 siglos. Que el valor relativo de los alimentos que componen la cesta de la compra se haya mantenido constante: ya vemos que no es así; que en el siglo XVI 1 kg de carne (22 maravedíes) costase lo mismo que 1,4 kg de garbanzos es muy diferente de lo que vale ahora. O que los sueldos fueran estables, lo que tampoco es cierto; de hecho, durante el siglo XVI hubo períodos de inflación desbocada, tanto en precios como en sueldos. (Se me ocurre que otra buena aproximación para calibrar el importe de la deuda en € sería que alguien calculase cuánto costaría construir ahora un Monasterio de El Escorial... ahí dejo el reto para algún seguidor arquitecto o ingeniero, con tiempo y ganas).
Pero, a todos los efectos, la conclusión es que la deuda del Emperador con sus banqueros era inmensa. ¿Y de dónde procedía esa deuda? Pues eso lo veremos en otro artículo, porque intervienen "regalías", arrendamientos de minas de plata y mercurio, pagos a electores del Sacro Imperio, expediciones a las Indias, etc., etc., que componen una curiosa historia.
En éste, para terminar con las curiosidades, vayamos a la 2ª parte del Quijote, Capítulo XXIII, donde Alonso le dice a la doncella de Dulcinea, cuando ésta le pide 6 reales para su ama: "y le dije, decid amiga mía a vuesa señora que a mí me pesa en el alma de sus trabajos, y que quisiera ser un Fúcar para remediarlos". En alguna versión anotada, se explica que, en tiempos de Cervantes, la expresión "ser un Fúcar" era sinónimo de "ser un potentado".
También Quevedo lo usa en uno de sus "Sonetos amorosos":
Osar, temer, amar y aborrecerse,
alegre con la gloria atormentarse;
de olvidar los trabajos olvidarse;
entre llamas arder, sin encenderse;
con soledad entre las gentes verse,
y de la soledad acompañarse;
morir continuamente; no acabarse;
perderse, por hallar con qué perderse;
ser Fúcar de esperanza sin ventura,
gastar todo el caudal en sufrimientos,
con cera conquistar la piedra dura,
son efectos de Amor en mis lamentos;
nadie le llame dios, que es gran locura:
que más son de verdugo sus tormentos.
duda me ha juzgado por un Fúcar".
Y dejamos la lírica para viajar a Augsburgo, capital de Suabia, en el Estado federado de Baviera y sede
del "Imperio Fugger" (no confundir con Habsburgo, nombre de la casa de Austria a la que pertenecía
el Emperador Carlos V). En un próximo post.
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(*) Entre la realidad y la leyenda se cuenta la historia de que uno de los Fúcares contrajo matrimonio con la hija de un famoso tabernero que tenía su negocio en la calle del León, esquina a Huertas. Quizá fuera éste el "misterioso" Cristof de la placa.
No sabemos (al menos no lo sé yo) qué información recibió del Ayuntamiento para escoger los temas de sus placas. Por alguna razón, pensó que quien debía representar en la calle dedicada a la poderosa familia alemana Fugger (de donde procede la voz castellanizada Fúcar) era un tal Cristof Fugger. Curioso, porque en los registros genealógicos de la familia Fugger, que cubren en bastante detalle los siglos XIV a XVII, sólo podemos encontrar dos candidatos a ese nombre: Johann Christoph Fugger (1561-1612), empleado en la corte de Praga, y Christoph Fugger von Glött (1566-1615), al que tampoco se le sitúa en Madrid (*). Si bien es cierto que este último era nieto de Antón Fugger (1493-1560), del que sí que hay para hablar largo y tendido.
Empezando por el título del post, que alguno ya estará diciendo que qué tienen que ver los Fúcares con los ducados, y éstos con El Escorial y el Guggenheim. Pues siete millones de ducados, así en letra suena más fuerte, era la deuda que se calculaba que tenía el Emperador Carlos V en el año de su muerte, 1558, con los banqueros Fugger, de los que Antón era su principal figura. ¿Y cuánto eran siete millones de ducados? ¿Qué se podía hacer con esa cantidad? Pues lo he calculado de 3 formas diferentes:
1) la más directa: gracias al segoviano fray Antonio de Villacastín (1512-1603), Obrero Mayor del templo (algo así como el Jefe de Obra), sabemos que "en los años clave de la obra habían trabajado de ordinario 1.500 oficiales de la construcción, y otros tantos peones, 300 carros de bueyes y mulas, que cobraban 10.000 ducados al mes". Y en total, calculaba que el Rey Felipe II había gastado seis millones y medio de ducados (6.500.000) en los 35 años necesarios para finalizar por completo la edificación. O sea que el Emperador debía a los Fugger el equivalente a 1 Escorial completo (más algunos "complementos", de los que en toda obra hay).
2) por el valor del oro: el ducado de oro español tenía 3,6 gramos de oro de 24 quilates. Si asumimos que el poder adquisitivo del oro fuera el mismo en el siglo XVI que en la actualidad (lo cual es mucho suponer), y tomamos la cotización media del oro en el último año, 40€/gr aprox., tendríamos que un ducado equivaldría a 144€, por lo que la deuda del Emperador sería de 1.008 millones de €. Y eso, ¿a cuánto equivale en obra construida? Buscando el coste total del Museo Guggenheim de Bilbao (sin contar el coste de la exposición permanente), aunque hay varias cifras dependiendo de la fuente, la que me ha parecido más soportada lo calcula en 126,5 millones de €. Por lo tanto, la deuda del Emperador, traída a nuestro siglo, daría para construir 8 Guggenheims.
3) por transposición del valor adquisitivo: este era el método que aplicaba mi amigo y admirado Jesús Palomero, catedrático de Historia del Arte en la Universidad de Sevilla, para calcular equivalencias de sueldos entre el siglo XVI y hoy día. Partía de los sueldos de las distintas categorías de obreros en la construcción del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, y de la "lista de precios" del economato que allí se había puesto a su disposición.
Fuente: Profesor Jesús Palomero |
Por lo tanto, el sueldo del peón de obra (2 reales al día) eran unos 270€ al mes; el de un "mayoral de carretas" (4 reales al día) unos 540€/mes y el del arquitecto jefe, Juan de Herrera (24 reales al día) unos 3.240€/mes.
Para nuestro ejercicio, hay que tener en cuenta que estos cálculos son del año 2008, luego hay que aplicar un coeficiente de inflación de estos últimos 12 años, que, mirando las tablas oportunas, nos da un 13,7%. Luego, los 6,10€ del 2008 serían 6,94€ en 2020. Y traduciendo su valor: si un ducado son 374 maravedíes, y 48 maravedíes son 6,94€, por regla de tres, 1 ducado serían 54,07€. Luego 7 millones de ducados serían 378,5 millones de €. "Sólo" 3 Guggenheims.
Museo Guggenheim - Bilbao |
Pero, a todos los efectos, la conclusión es que la deuda del Emperador con sus banqueros era inmensa. ¿Y de dónde procedía esa deuda? Pues eso lo veremos en otro artículo, porque intervienen "regalías", arrendamientos de minas de plata y mercurio, pagos a electores del Sacro Imperio, expediciones a las Indias, etc., etc., que componen una curiosa historia.
En éste, para terminar con las curiosidades, vayamos a la 2ª parte del Quijote, Capítulo XXIII, donde Alonso le dice a la doncella de Dulcinea, cuando ésta le pide 6 reales para su ama: "y le dije, decid amiga mía a vuesa señora que a mí me pesa en el alma de sus trabajos, y que quisiera ser un Fúcar para remediarlos". En alguna versión anotada, se explica que, en tiempos de Cervantes, la expresión "ser un Fúcar" era sinónimo de "ser un potentado".
También Quevedo lo usa en uno de sus "Sonetos amorosos":
Osar, temer, amar y aborrecerse,
Placa en calle Atocha nº 107 de Madrid |
de olvidar los trabajos olvidarse;
entre llamas arder, sin encenderse;
con soledad entre las gentes verse,
y de la soledad acompañarse;
morir continuamente; no acabarse;
perderse, por hallar con qué perderse;
ser Fúcar de esperanza sin ventura,
gastar todo el caudal en sufrimientos,
con cera conquistar la piedra dura,
son efectos de Amor en mis lamentos;
nadie le llame dios, que es gran locura:
que más son de verdugo sus tormentos.
Y en sus "Cartas del caballero de la Tenaza": "No pagaré yo en mi vida a vuesa merced el buen
concepto que de mí ha tenido sin ton ni son; porque, según las niñerías que por su papel me pide, sin duda me ha juzgado por un Fúcar".
Y dejamos la lírica para viajar a Augsburgo, capital de Suabia, en el Estado federado de Baviera y sede
del "Imperio Fugger" (no confundir con Habsburgo, nombre de la casa de Austria a la que pertenecía
el Emperador Carlos V). En un próximo post.
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(*) Entre la realidad y la leyenda se cuenta la historia de que uno de los Fúcares contrajo matrimonio con la hija de un famoso tabernero que tenía su negocio en la calle del León, esquina a Huertas. Quizá fuera éste el "misterioso" Cristof de la placa.
Si es que los Fúcar o Fugger financiaron negocios desastrosos, como la expedición de 7 barcos y 450 hombres a las islas de las Especias dirigida por fray García Jofre de Loaysa, que acabó con la muerte de éste, de su segundo, el famoso Juan Sebastián Elcano, que se animó a dar una segunda vuelta al mundo y murió intoxicado por comer pescado (y eso que era vasco) y de casi toda la tripulación; el resto fue capturado, así que los Fugger sólo tuvieron pérdidas.
ResponderEliminarAdemás de lo que adeudaba a los Fugger, Carlos I se endeudó con otra familia de banqueros alemanes, los Welser, hasta el punto de tener que cederles una provincia entera, la de Venezuela, durante 28 años, para que se resarcieran.
Un poco manirroto sí que era este hombre. Y es que vivía a lo grande. Aún jubilado en Yuste se hacía traer ostras frescas desde Portugal a galope de caballo. Por suerte el champán aún no se había inventado, porque Champaña queda lejos de Yuste.
Muy interesante, Angel (y tb el añadido de Jordi).
ResponderEliminarPor seguir poniéndolo en contexto, la deuda del tal Carlos V (¿el Estado en aquellos tiempos?) con los Fugger era 1000 y pico veces menor a la deuda del estado español actual, que daría para muuuuchos Guggenheim.
Aún contando que Carlos tenía deuda con otros banqueros y que ahora se financian muchos más servicios (el estado del bienestar actual no tiene nada que ver con el muy posiblemente estado del malestar de entonces), da para pensar en la posibilidad, no ya de repagar, sino simplemente de rebajar la deuda actual.
Muchas gracias Angel. Sigue alimentándonos de temas curiosos e interesantes. Un abrazo.
A ver, amigo José Antonio, no corras. Gracias a los datos de Jesús Palomero sabemos que el Presupuesto-tipo de un año durante la construcción del Monasterio de El Escorial era de 1.230.000 ducados. Sólo tenía 2 partidas: Casa Real (372.000 ducados) y Ejército (858.000 ducados). Ni Educación, ni Sanidad, ni Pensiones, ni... O sea que la deuda de Carlos, solo con los Fugger, era de un 600% del Presupuesto anual del "Estado". Un figura el tío.
ResponderEliminarUn abrazo,
Angel
Ángel, qué interesante. Echaba de menos leerte, porque he llevado una temporadita que la salud de mis padres no me ha dejado tiempo ni de leer. Ahora que los tengo "normalizados" (espero que me dure la normalidad por lo menos hasta que termine esta locura coronavírica) me pondré al día con los post. Además, si nos confinan en casa como está mi hija en Italia voy a tener tiempo adicional, no hay mal que por bien no venga. Saludos y un abrazo.
ResponderEliminarMuy interesante. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro mucho, Charo, de tener noticias tuyas. Y, como bien dices, ahora todos tenemos más tiempo para leer y para escribir. Por lo que os anuncio en primicia que, mientras dure este "confinamiento", voy a publicar dos veces a la semana, martes y viernes. O sea que, mañana, otro "curios".
ResponderEliminarY no me importa que hagáis "proselitismo" entre familiares, amigos, vecinos y colegas.
Un fuerte abrazo (Cuidáos y permaneced en casa)
Ya decía yo que el Estado del Bienestar y el gasto del Estado entonces y ahora eran muy distintos.
ResponderEliminarPero también la capacidad recaudatoria o, al menos, la recaudación relativa del del Estado, por lo que es casi imposible hacer comparaxiones con algún sentido claro.
En cualquier caso, si nos creemos la estimación del PIB entre 1560 y 1591 de Álvarez-Nogal y Prados de la Esxosura (con estos apellidos no sé si creerme mucho sus datos), la deuda del pobreton de Carlos V con los Fugger nonpsaba de entre 10 y 25 días de PIB.
Aunque ahora sea 350 días, tp nos dice mucho, porque Carlos se lo gastaba encstillos para él y ahora nos lo gastamos todos, más o menos.
Pero bueno, así y todo, no dejan de ser interesantes estos ejercicios comparativos como curiosidad. Lo que ha cambiado el mundo!!
Un abrazo.