viernes, 20 de marzo de 2020

¿Y si...?

Portada del libro
Fue en una nota a pie de página en el primer capítulo de "Vida, la gran historia", de mi admirado Juan Luis Arsuaga, donde se mencionaba el libro cuya portada pongo aquí al lado: "What If? The World´s Foremost Military Historians Imagine What Might Have Been", editado por Robert Cowley en 1999.

Arsuaga (su libro, muy recomendable, merecerá un próximo post), lo cita en apoyo a su propia pregunta de: ¿es la evolución, tal y como la conocemos, un camino pre-determinado, con pequeñas variantes, o, de no haberse producido ciertas "casualidades" a lo largo de los milenios (por ejemplo, la arquea que fagocitó de manera incompleta a una bacteria, originando la mitocondria y la célula eucariota, o el meteorito que impactó en Yucatán e hizo desaparecer a los dinosaurios, favoreciendo el desarrollo de los entonces secundarios mamíferos), el resultado final hubiera sido muy diferente al que conocemos?

Lo que hacen los historiadores militares en el libro de Cowley es precisamente eso: pensar qué hubiera pasado, cómo habría cambiado el mundo si, en lugar de producirse ciertos hechos históricos tal y como conocemos que sucedieron, se hubiera dado un resultado diferente. Me recuerda a los episodios de la serie televisiva "El Ministerio del Tiempo", si bien en ella siempre se trataban de alterar lo mínimo posible los hechos, para que el impacto en el curso de la Historia no fuera significativo. 

El primer ensayo del libro, escrito por William H. McNeill, se refiere al sitio de Jerusalén por el ejército persa de Senaquerib, en el año 701 a.C. Me pareció que aquí había "tema" para explorar, desarrollar y compartir, y aquí va.

Empezaré con lo que "sabemos" que sucedió. Y he puesto lo de "sabemos" entre comillas a propósito, porque, como en casi todos los hechos históricos, el relato depende de quién cuente la historia. Lo que nadie discute es que tanto Senaquerib como el rey de Judá, Ezequías, fueron personajes reales. Y que en esos años el ejército persa había lanzado una campaña de asedio por toda Judea, llegando a Jerusalén. En lo que no hay acuerdo es en la razón por la que los persas levantaron el asedio y se volvieron a su tierra.

Rubens - "La derrota de Senaquerib" (siglo XVII)
Si consultamos las fuentes "judías", una primera referencia es la Biblia (aunque ya hemos visto otros personajes citados en los libros de la Biblia de los que no está clara su realidad histórica, aquí sí que lo son). En el libro de Isaías 37:16 leemos: "Y salió el ángel de Yahvé e hirió en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres, y a la mañana, al despertar, he aquí que todos eran cadáveres. Y Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campo y se tornó, quedándose en Nínive; y sucedió que, mientras oraba en el templo de Nesroc, su dios, sus hijos Adramelec y Sareser le mataron a espada y huyeron a Tierra de Ararat. Y le sucedió en el trono su hijo Asaradón". O sea que, primera versión, "ángel exterminador". Y lo del final trágico del rey de Asiria también es histórico, aunque no está demostrado que los asesinos fueran sus propios hijos.

Hay una "variante egipcia" de esta versión bíblica, pues, según su tradición, fueron ratones de campo los que invadieron el cerco persa,  royendo los arcos de los soldados y las correas de sus escudos (y se supone que transmitiendo, de paso, algún microbio patógeno que los aniquiló en poco tiempo).

Prisma de Senaquerib
Para la "versión persa" tenemos un testimonio pétreo. El conocido como "Prisma de Senaquerib", una columna hexagonal de piedra caliza, de unos 14 cm de ancho y 38 cm de altura, con 6 paneles, cada uno con unas 500 líneas de escritura, donde se reflejan los hechos del reinado de Senaquerib. En la tercera columna, siguiendo el relato cronológico de los hechos, se puede leer: "En cuanto a Ezequías el Judío, que no se sometió a mi yugo, puse sitio a 46 de sus ciudades fuertes... y las conquisté mediante arietes y máquinas de asedio... A él mismo (Ezequías) encerré en Jerusalén, su residencia real, como a un pájaro en una jaula [...] Me envió más tarde a Nínive, mi ciudad señorial, además de 30 talentos de oro, 800 talentos de plata, piedras preciosas, antimonio, ... toda clase de valiosos tesoros, sus hijas, concubinas, músicos y músicas".

Ni ángel, ni ratones, ni peste... se levantó el asedio porque ya se habían conseguido los objetivos de que el rey de Judá volviera a ser tributario del de Asiria, y punto.

El consenso entre los historiadores se va a un punto medio. Para algunos sí que pudo haber alguna enfermedad infecciosa que aconsejara el levantamiento del asedio; para otros, el hecho de que no hubiera fuentes de agua cerca de Jerusalén suficientes para mantener a un numeroso ejército asediador, decidieron su final.

El caso es que Jerusalén sobrevivió al asedio y la historia siguió el curso que conocemos. Pero McNeill se pregunta: ¿y si Senaquerib hubiera conseguido su propósito, entrado en Jerusalén y "eliminado" a Ezequías (era lo habitual en esos tiempos) y trasladado a buen número de sus habitantes a Babilonia?

Y su tesis es llamativa: "el Judaísmo no se hubiera consolidado como religión global y, en consecuencia, habría sido improbable que tanto el Cristianismo como el Islam se hubieran desarrollado en la forma que conocemos". Échale hilo a la cometa...

Reinos de Judá y de Israel
Esta tesis la basa en lo que pasó veinte años antes, en 722 a.C., con el reino de Israel (vecino del de Judá, con capital en Samaria). Sufrió también una invasión por los asirios, en este caso por Sargón II, padre de Senaquerib. Samaria fue reducida a ruinas y miles de israelitas fueron llevados a Mesopotamia. Allí, con el curso de los años, perdieron su fe en Yahvé y adoptaron los dioses asirios. Eso es lo que pronostica McNeill que hubiera pasado si Senaquerib hubiera conquistado Jerusalén: nuevo exilio y nueva pérdida de identidad religiosa, lo que hubiera supuesto, casi con seguridad, la desaparición del judaísmo.

En cambio, la "victoria" de Ezequías sobre el invasor asirio se interpretó (y magnificó) como un triunfo de Yahvé sobre los enemigos del pueblo de Judá, y un refuerzo de todo lo que venían anunciando los profetas (Isaías incluido) sobre la protección divina al "pueblo elegido". Por eso cuando, 115 años más tarde, en el 586 a.C., el rey de Babilonia Nabucodonosor II llevó a cabo lo que no pudo (o quiso) hacer Senaquerib, destruyendo Jerusalén, Templo de Salomón incluido, y llevándose a Babilonia a miles de judíos, se encontró con un pueblo fuertemente cohesionado por la religión, que aceptó esta desgracia como "castigo de Yahvé por no haber observado sus mandamientos", pero que, lejos de alejarlos de la fe, les refuerza en ella, y, aun en el exilio, seguirán firmes en sus convicciones. El resto de la Historia, ya la conocemos.

Interesante este viaje por lo que fue y por lo que pudo haber sido. El libro de Cowley plantea en total 20 What Ifs. Seguro que hay otros que merece la pena explorar.


El Rey Salomón observa los planos de lo que será el primer Templo de Jerusalén.
Fresco de Andreas Brugger (1777)

4 comentarios:

  1. Amigo Ángel, teniendo en cuenta que los seres humanos tomamos cientos de decisiones a diario (algunos más, no olvidemos que "no hacer nada" también lo es), el ejercicio de preguntarnos "¿Qué hubiese pasado si...?" puede ser agotador. Y estéril.
    El caso que nos presentas hoy tiene el gran valor de que ocurrió algo parecido poco antes y podemos inferir que "tal vez" hubiera ocurrido lo mismo. Pero en la mayoría de los casos este ejercicio es puro "divertimento" y además nadie sabrá nunca si la alternativa hubiese dido mejor o peor.
    "Alguien" podría pensar que un mundo sin judaísmo, ni cristianismo ni islam podría haber sido mucho mejor para la Humanidad.
    Son especulaciones, claro.

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  2. Yendo más al fondo de lo que planteas (la dicotomia entre predestinación y azar), grandes filósofos ya la han tratado y también la Iglesia Católica, que ha condenado sistemáticamente como herejías las interpretaciones que defendían la 1ª opción (bogomilos, cátaros,...) y apoyado la 2ª con su defensa del "libre albedrío".
    Sin embargo, la realidad es que a muchos humanos les repele la sola idea de que nos rija el azar. Suelen citar al gran Einstein fuera de contexto con su frase "Dios no juega a los dados con el Universo", lo cual merecería un post enterito. Por eso hay tantas personas, incluso muy inteligentes y sabias, que creen en la versión moderna de la predestinación, las teorías de la conspiración, según las cuales nada ocurre por azar sino porque otras personas, aún más inteligentes que ellos y desde luego maquiavélicas, tienen un plan secreto y lo están ejecutando (¿quién no ha leído algo sobre la "teoría" de que el Covid-19 lo creó la CIA y lo plantó el ejército estadounidense durante unos ejercicios que hizo en Wuhan para acabar con el liderazgo económico de China?).
    A favor del azar está también el Principio de Incertidumbre de Hisenberg, pero ojo, porque los nazis lo usaron para "demostrar" que un gobierno fuerte (léase "no democrático") era imprescindible para gobernar a la Humanidad, lo cual es justo lo contrario al "libre albedrío".
    No hace falta decir, porque lo habréis deducido de mi primer comentario, que soy partidario del azar como causa de la mayor parte de lo que ocurre, más una pequeña intervención humana, que al ser lo único que está en nuestras manos es nada menos que el 100% de lo que debería preocuparnos.
    Os recuerdo la técnica del PIS para ser feliz: Paciencia para aguantar lo que no podemos cambiar, Inteligencia para cambiar lo que sí podemos y Sabiduría para distinguir lo primero de lo segundo.
    Y ahora prometo solemnemente callarme (hasta el siguiente post).

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  3. Buen post y excelente comentario Jordi no te calles

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  4. Historia sagrada. Interesantes las hipótesis que manejas. Un abrazo.

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