Yo conocía el hotel Términus de San Sebastián, situado junto a la Estación del Norte, pero nunca había oído hablar de un hotel Términus en Bilbao hasta leer este pasaje de la novela, ambientado en el año 1914. Y lo de "efímera aventura" me llamó la atención. O sea que, a buscar en Google. Y es una curiosa historia.
Copio del artículo de Ana Vega Pérez de Arlucea publicado por El Correo en junio de 2020:
"El 1 de julio de 1893 se inauguró por todo lo alto el primer gran hotel de Bilbao, el Términus. Fue el primero en ocupar un edificio entero y también el primero construido específicamente con tal fin, incluyendo avances modernísimos nunca antes vistos en la ciudad como iluminación eléctrica completa y dos ascensores como dos soles. Aunque a nosotros lo que nos sorprenda ahora del Términus sea su pasarela directa a los andenes de la vecina estación de tren, los ascensores fueron sin duda lo que más llamó la atención a los redactores del diario 'El Noticiero Bilbaíno' cuando, a finales de junio, entraron a cotillear la lujosa equipación del hotel. La espléndida escalera de mármol blanco iba acompañada de dos elevadores eléctricos, uno para las personas y otro para maletas o cargas, que salvaban los cinco pisos de la construcción y llegaban incluso a una inmensa azotea con vistas a la Plaza Circular y la Gran Vía".
Y continúa:
"El Hotel Términus tuvo –cual estrella del rock– una vida sexy, peligrosa y breve. Al menos en dos ocasiones dos trenes se fueron a empotrar contra él y el proyecto fue tan, tan bilbaíno que se pasó de frenada: construido al estilo de los mejores hoteles de Europa, resultaba demasiado pomposo y caro para la mayoría de los visitantes que en aquella época llegaban a la capital vizcaína y la falta de clientela regular empujó a su cierre definitivo en 1900. En el mismo solar se construyó después la sede de Seguros Aurora y actualmente está allí situada la oficina de turismo de Bilbao-Bizkaia. Del Términus diseñado por Severino de Achúcarro no queda nada más aparte de fotos antiguas y menús de su restaurante, de los cuales guarda varios ejemplares el Museo Vasco".
Pues ahí estaba la constancia de su "efímera aventura": solo 7 años en funcionamiento, de 1893 a 1890.Así pasó en Barcelona, con el Hotel Términus, inaugurado en 1903 y situado junto al apeadero del Paseo de Gracia:
En Madrid también hubo un Hotel Términus, aunque su ubicación en la Carrera de San Jerónimo nº 18 no parece que estuviera cerca de ninguna estación de ferrocarril. Quizá la pista de que su dueño era donostiarra (y ex jugador de "football") nos puede hacer pensar que escogió el nombre del hotel por afinidad con el de San Sebastián. (He encontrado a un Bautista Múgica Zamora, que jugó en la Real Sociedad entre 1917 y 1920, aunque sólo jugó 12 partidos en total)
En Sevilla también hubo un hotel Términus, situado en la calle Padre Tarín nº 4 , que tampoco estaba cerca de ninguna estación de ferrocarril. No he conseguido ninguna imagen, sólo una carta de 1929 con el membrete del hotel y el nombre del propietario:
También se encuentra un sobre con el membrete del Hôtel Terminus en París, en la Rue St. Lazare, junto a la estación de igual nombre (ver el matasellos):
Me extraña no haber encontrado referencias a hoteles Terminus antiguos en los EE.UU., donde el desarrollo del ferrocarril marcó el futuro de muchas ciudades.
Curiosamente, el hotel Terminus más antiguo que he encontrado se encontraba en Australia, concretamente en la ciudad de Geelong, cerca de Melbourne
Y, para terminar, este collage de fotos de hoteles Terminus repartidos por todo el mundo:
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Entre 1943 y 1944 el Hotel Terminus de Lyon fue la sede de la Gestapo, por lo que sus instalaciones fueron mudos testigos de las tropelías que allí se cometieron.
El director se remontó hasta la infancia de Klaus, una etapa de cierta candidez e inocencia a la que le siguió su etapa de formación con la Gestapo, y donde, al parecer, mostró "buenas dotes" para la tortura.
El filme sigue las cuatro décadas que van desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1983, cuando se produce su deportación a Francia desde Bolivia. Fue juzgado por un tribunal internacional que le condenó, en 1987, a cadena perpetua por crímenes contra la humanidad. Falleció de leucemia en prisión en 1991.
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