viernes, 22 de noviembre de 2024

Españoles por el mundo... a comienzos del siglo XX: 3.- Idaho

(Tercera entrega de esta serie. Aquí los enlaces a las dos anteriores: 1.- Hawái / 2.- Panamá)

Idaho fue el estado nº 43 en ser admitido a la Unión, el 3 de julio de 1890. Así quedaba finalmente configurado el antiguo "Territorio de Oregón", en el noroeste de EE.UU., repartido en 3 estados: Washington, Oregón e Idaho









Los primeros colonos europeos "estables" del territorio de Idaho, ocupado por los indios niimiipuu (a los que los franceses llamaron "nez percé", nariz perforada) y los shoshonis desde tiempos remotos, fueron los cazadores de pieles de la Pacific Fur Company y los misioneros de distintas denominaciones cristianas, que buscaban la conversión de los indígenas. 

Mineros en Gold Hill, Idaho - 1885
Durante la "fiebre del oro" de California de 1849, muchos aventureros pasaron por Idaho camino de la costa, pero pocos se quedaron. Fue en octubre de 1860 cuando Elías D. Pierce encontró oro en el Orofino Creek (el nombre del río se puso después del hallazgo) y cambió el destino del estado. En pocos meses, miles de buscadores de oro se establecieron en la región y empezaron a demandar nuevos servicios y suministros. Así se fueron fundando las nuevas ciudades. 

Y llegamos a los vascos. Según las fuentes consultadas, los primeros colonos vascos que llegaron a la región de Idaho fueron los vizcaínos José Navarro y Antonio Azcuénaga quienes, en la primavera de 1889, tras varios años de trabajo en el noroeste de Nevada, oyeron que había mejores oportunidades en Oregón e Idaho y hacia allí se fueron. Llegaron, tras un azaroso viaje que casi les cuesta la vida, a la actual ciudad de Jordan Valley, a pocas millas de la frontera con Idaho. 

Copio y traduzco algunos párrafos interesantes de (2):

Para dar de comer y proporcionar lana a la creciente población del estado, "la industria ovina en Idaho se expandió considerablemente durante las dos últimas décadas del siglo XIX. La industria tuvo dificultades para encontrar pastores que pudieran soportar la naturaleza exigente y solitaria del trabajo, y pronto recurrió a los inmigrantes vascos. Los primeros colonos Juan Achabal y José Bengoechea, quienes estuvieron entre los primeros de sus compatriotas en prosperar en la industria ovina en la cuenca del río Columbia, facilitaron la inmigración de familiares y amigos, quienes pronto se unieron a ellos para probar fortuna pastoreando ovejas.

Fichero de inmigrantes
Colección Bonifacio Garmendia
La inmigración vasca a la región alcanzó su punto máximo entre 1900 y 1920. La mayoría de los inmigrantes vascos que llegaron a Idaho y Oregón eran de Vizcaya. La mayoría eran hombres solteros o casados ​​que llegaban sin sus familias. Algunas mujeres se unieron a sus maridos para trabajar en la agricultura, y algunas familias y mujeres solteras llegaron a pueblos y ciudades para administrar pensiones y otros negocios para la población inmigrante vasca.

(Por los números de inmigrantes que se manejan, entiendo que solo algunos serían ya pastores en su Vizcaya de origen; los demás aprenderían el oficio en destino, ayudados por sus paisanos)

Los pastores vascos ganaban treinta dólares al mes más alojamiento y comida. Esto era sustancialmente más que sus salarios potenciales en el País Vasco, pero pagaron un alto costo personal para ganar estos salarios. Cada pastor tenía la responsabilidad de cuidar de varios cientos de ovejas, con sólo un perro para ayudarlo. Había riesgos considerables involucrados. El pastor tenía que rendir cuentas a su empleador por las ovejas perdidas, una responsabilidad que se hacía especialmente difícil debido a la amenaza de los depredadores y los ganaderos hostiles. 

Pastor vasco con su rebaño y el vagón de alojamiento
Pero quizá el peor aspecto del trabajo del pastor vasco fuera la soledad. El ciclo de pastoreo le exigía estar solo durante largos períodos de tiempo. En muchos casos, los pastores pasaban meses sin ver ni hablar con otro ser humano y “sólo tenían con quien hablar el cielo y el perro”. Sus limitados conocimientos de inglés también redujeron su contacto con los demás. Hay relatos de pastores vascos que fueron vencidos por la soledad y nunca recuperaron su salud mental. 

Muchos pastores vascos se dedicaron a otros tipos de trabajo tan pronto como pudieron, debido a las exigentes condiciones del pastoreo. Encontraron trabajo como trabajadores agrícolas, en aserraderos y en minas. Otros encontraron trabajo en la ciudad o iniciaron sus propios negocios, como pensiones.

Es de resaltar el importante papel que tuvieron las pensiones o casas de huéspedes ("boarding houses"): 

"Las pensiones vascas surgieron para atender las necesidades de los pastores de ovejas, para la familia y la comunidad. A partir de la década de 1890, las familias vascas alquilaron habitaciones libres a inmigrantes recién llegados de la patria vasca. Juan y Teresa Yribar abrieron una de las primeras pensiones vascas en el 118 South Seventh Street de Boise en 1900.

Obituario de Juan Yribar, uno de los pioneros, y
propietario de una de las más célebres "boarding houses"
Las pensiones vascas se convirtieron en “un hogar lejos del hogar” para los pastores de ovejas y un centro social para la comunidad de inmigrantes vascos. El ciclo de pastoreo llevaba a los pastores desde las zonas de pastoreo de las montañas a los valles durante el invierno. Las pensiones llenas de pastores ansiaban la compañía de otros que hablaban el mismo idioma y compartían las mismas costumbres. Dormían en camas reales y disfrutaban de la cocina tradicional vasca con otros huéspedes y los propietarios, todo en un ambiente familiar.

La mayoría de las pensiones vascas tenían bar y mesas de billar, y eran lugares animados donde se celebraban bailes y fiestas improvisadas. Muchas pensiones, que a menudo contrataban empleadas jóvenes del País Vasco, se convirtieron en lugares donde muchos pastores conocieron y se casaron con sus futuras esposas.

Las pensiones vascas también sirvieron como centros de apoyo para los inmigrantes, que a menudo llegaban al sur de Idaho y al este de Oregón con poco dinero. Las pensiones eran el primer punto de contacto, una residencia temporal, para los recién llegados hasta que encontraban empleo. Los propietarios a menudo concedían créditos para alojamiento, comida, ropa de trabajo y equipo a estos recién llegados. 

Sala de billar en una "boarding house" - 1926
Las pensiones también cumplían a menudo la función de hospitales; eran lugares donde los pastores enfermos o heridos podían permanecer, a crédito si era necesario, hasta que se recuperaran por completo. Los médicos solían llamar a pensiones para tratar a sus pacientes. Además, los informes indican que nacieron más bebés en la pensión de Juan Yribar, que dirigió desde 1900 hasta 1935, que en cualquier otro lugar de Boise, excepto el Hospital St. Luke.




En 1910, de los 20.000 habitantes de Boise, capital del estado, unos 500 eran vascos.
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Según el censo del año 2000, el número de estadounidenses que se identificaron como vascos o descendientes de vascos (es algo que debían marcar en el formulario) es de unos 58.000, siendo los estados con mayor presencia: California: 17.598, Idaho: 8.196  y Nevada: 5056. 

El Basque Museum and Cultural Center de Boise (Idaho), inaugurado en 1985, tiene como misión: "to preserve, promote, and perpetuate Basque history and culture". 

En sus salas y colecciones reúne fotografías, grabaciones, recuerdos y testimonios de los más de 130 años de presencia vasca en Idaho.

Entre sus fondos se encuentra el libro "La Historia de los Vascongados en el Oeste de los Estados Unidos", escrito por  Samuel "Sol" Silen y publicado en 1917. 

Silen vivió en Boise  durante una parte de su vida trabajando como ganadero en la industria ovina, gerente de una compañía petrolera y como subastador de bienes raíces. 

Era judío, probablemente de origen ruso, no estaba casado con una vasca y nadie supo muy bien por qué se decidió a realizar este ímprobo trabajo (456 páginas) donde recoge decenas de historias y biografías de comunidades y familias vascas en Idaho y Nevada. La introducción es toda una elegía a las virtudes y características diferenciales de los vascos.

Está disponible online, en español y en inglés, en la propia página web del museo. Aquí.

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Para saber más:

(1) - "Un legado que perdura - la historia de los vascos en Idaho" - John y Mark Bieter Garmendia - Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco - 2005. Aquí

(2) - "Basque Americans in the Columbia River Basin" - Mario Compean - Washington State University - Libraries Digital Collections - Aquí

(3) - "Herding Sheep in Basque Country (Idaho)" - John O´Connor - The New York Times - Ago 2012. Aquí.

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2 comentarios:

  1. Me pregunto si los vascos de Idaho serían republicanos o demócratas. ¿Hubiesen votado a Trump o a Harris?

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  2. Al hablar de pastores me ha hecho recordar que yo soy de tierra de pastoreo transhumante (norte de León). Te propongo una entrada sobre este tema: su sistema de retribución, la jerarquía, la cañada, el cordel... y la relación con Esperanza Aguirre. Por cierto en los años 60-70, algunos de estos pastores emigraron, fundamentalmente a California, para seguir cuidando ovejas. La transhumancia iba desapareciendo o reduciendo la necesidad de tantos pastores en cada rebaño. Ahí lo dejo.

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