martes, 7 de abril de 2020

Éxodo - Versión alternativa

El libro de la Biblia que conocemos como "Éxodo", el 2º en el Antiguo Testamento y uno de los 5 del Pentateuco, en hebreo se conoce como "Shemoth" (שׁמות), que significa "nombres", porque así comienza: "Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob". Empezando por sus 12 hijos (no me resisto a citarlos, todavía muchos los recordamos de memoria, esas cosas que se aprendían en el colegio sin saber muy bien para qué: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín). Y también sus respectivas genealogías: Hijos de Rubén: Janoc, Falu, Jesrón y Carmí. Etc, etc... Será por nombres...

Moisés rescatado de las aguas - Nicolas Poussin (1638)
Por aparecer, salen hasta los nombres de las dos parteras de los hebreos, Sifrá y Fuá, sobre las que recayó el terrible mandato del rey de Egipto, inquieto por el crecimiento de esta población "inmigrante": "cuando asistáis al parto a las hebreas, observad el sexo: si es niño, lo matáis; si niña, que viva". Pero lo que no aparece por ninguno de sus 40 capítulos es ningún nombre egipcio. Ni el del faraón, verdadero co-protagonista junto con Moisés de los primeros 12, ni el de su hija, que, según el texto, rescató al niño de las aguas del río cuando "vio la cestilla entre las plantas de papiro". Ni el de capataces, escribas o magos que también salen en el relato. Un "olvido" que no parece casual.


Lo cual ha dificultado de siempre la adscripción histórica de estos hechos por parte de egiptólogos, historiadores y estudiosos en general. Tampoco ayuda que, hasta la fecha, no se haya descubierto en Egipto ningún resto arqueológico, inscripción, estela o tablilla que haga mención a esta salida de "600.000 infantes, sin contar los niños... y con ellos una gran muchedumbre de toda suerte de gentes". Ni al fenómeno de las 10 plagas, cosa rara si resulta que la última de ellas mata a todos los primogénitos de tu etnia. A todos. Algo como para merecer, qué menos, un pequeño grabado jeroglífico o un papiro. 

Un cálculo bastante aceptado se basa en que en el libro 1º de los Reyes se concreta que el comienzo de la construcción del Templo de Jerusalén tuvo lugar en el 4º año del reinado de Salomón y "480 años después de que los hijos de Israel salieron de Egipto". Haciendo sumas con estos datos, se llega al año 1447 a.C. como el de esa salida. Por otro lado, los judíos ortodoxos, no me preguntéis cómo, han determinado que esa salida se produjo el día 15 del mes de Nisán del año judío de 2448, lo que correspondería al 1313 a.C.

Buscando en la lista de Dinastías y faraones, podemos acotar ese rango temporal de 134 años entre Tutmosis III (1479-1425 a.C.), sexto faraón de la XVIII Dinastía y Horemheb (1323-1295 a.C.), último faraón de la misma. Con 7 faraones (quizá uno de ellos, faraona) entre ellos: Amenofis II, Tutmosis IV, Amenhotep III, Akhenatón, Semenejkara, Tutankhamón, Ay (también es nombre de faraón, no exclamación).

Yul Brynner como Ramsés II
(Paréntesis: En la película "Los Diez Mandamientos" de Cecil B. DeMille, estrenada en 1956, el faraón que esclaviza a los hebreos es Ramsés II, interpretado por un inolvidable Yul Brynner. Este faraón reinó del 1279 al 1213 a.C., por lo que quedaría fuera del rango temporal que hemos determinado. Tuvo un reinado muy largo y hay muchos restos arqueológicos de su época (el templo de Abu Simbel, por ejemplo), pero nada que le relacione con Moisés. Como la película está basada en el libro "Prince of Egypt" de la escritora americana Dorothy Clarke Wilson (1904-2003), publicado en 1949, habría que preguntarle a ella por sus fuentes de inspiración).

Fue en 1937 cuando Sigmund Freud (1856-1939), al que todos conocemos por otras razones, publicó en la revista Imago tres ensayos bajo el título "Moisés y la religión monoteísta". En el arranque del primer ensayo, ya Freud advierte:
"Quitarle a un pueblo el hombre a quien honra como al más grande de sus hijos no es algo que se emprenda con gusto o a la ligera, y menos todavía si uno mismo pertenece a ese pueblo. Mas ninguna ejecutoria podrá movernos a relegar la verdad en beneficio de unos presuntos intereses nacionales, tanto menos cuando del esclarecimiento de un estado de cosas se pueda esperar ganancia para nuestra intelección" (Obras Completas de Sigmund Freud - Edición de Amorrortu Editores - Buenos Aires - 1980).

Porque lo que postula Freud en sus ensayos es fuerte. En resumen:
- Que Moisés no era un hebreo adoptado por la realeza egipcia, sino un egipcio de pleno derecho (quizá príncipe, sacerdote o alto funcionario).
- Que el apogeo de Moisés transcurre en los 17 años del reinado de Amenhotep IV (1375-1358 a.C. - no hay consenso sobre estas fechas), quien en el cuarto año de su reinado cambia su nombre por el de Akhenatón (agradable a Atón) coincidiendo con la instauración bajo su impulso, en todo Egipto, del culto a Atón como único dios verdadero.
- Que Moisés mantiene una fuerte relación de amistad con el faraón y es uno de los más fervientes difusores de la nueva religión.
- Que a la muerte de Akhenatón, el clero de Amón (el dios principal anterior) y los terratenientes que habían perdido privilegios "convencen" al joven faraón Tutankhamón (originalmente Tutankhatón) para volver a la religión anterior.
- Que Moisés se siente perseguido y convence a un grupo de "fieles a Atón" (egipcios y semitas, probablemente no más de 20.000) a emprender camino hacia el noreste, hacia la tierra de Canaán, donde poder vivir su fe en libertad.
- Que, por tanto, el origen del monoteísmo judío y los principios que rigen la religión de Yahvé tienen mucho que ver con el egipcio culto a Atón.

Representación de Akhenatón adorando al único dios representado por el Sol

Si todavía no te has caído de la silla, hay un par de cuestiones que Freud cita en apoyo de la relación entre ambas religiones:

Moisés, de Miguel Ángel
- la no creencia en la vida eterna (tal y como la entiende el cristianismo). En la religión de Amón es fundamental el papel de Osiris en el ritual funerario  y en la preparación del difunto para el viaje hacia la otra vida. Los antiguos egipcios concebían la muerte como el cruce de un umbral entre el mundo terrestre y el más allá. La muerte es una crisis temporal que puede resolverse por medio del ritual funerario. El juicio de Osiris simboliza este paso crucial porque solo los moralmente puros pueden celebrar los ritos, solo el que está sin pecado comparece ante el tribunal de Osiris.

En cambio, la religión de Atón, para "anular" el papel de Osiris y así reforzar "al único dios", se desentiende bastante del más allá y de la vida tras la muerte, como así sucede en el judaísmo, que es una religión del "aquí y del ahora". Sus preceptos básicos se dirigen a impulsar al hombre a llevar una vida plena en buenas acciones en la Tierra, ya que al morir permanecen únicamente sus actos.
       
- la circuncisión. Que era práctica generalizada desde tiempos inmemoriales entre los egipcios (lo cita Herodoto en "Los nueve libros de la Historia", y existe un bajorrelieve que muestra una ceremonia de circuncisión en la necrópolis de Saqqara de c. 2400 a.C.) y pueblos africanos, pero desconocida (o no documentada) entre babilonios, sumerios y demás pueblos mesopotámicos.

Pero hay más. En su tesis final, Freud apunta a que, en realidad, hubo 2 Moisés: el "egipcio" y el "madianita". El primero, del que hemos hablado hasta ahora, fue asesinado en el transcurso de su largo viaje de exilio por el desierto. Lo que dejó un sentimiento de culpa entre los judíos. Y lo trataron de superar "adoptando" otra divinidad (Yahvé) y otra figura profética, procedentes de Madián, zona situada hacia la costa occidental de Arabia. Al profeta, para cerrar el círculo, también le llamaron Moisés.

Escribe Freud (las negritas son mías):
"Yahvé, quien moraba sobre un monte de Madián, era extendido hacia Egipto y, a cambio, la existencia y la actividad de Moisés se prolongaban hacia Qadesh y la Trasjordania. Fue fusionado, así, con la persona del posterior fundador de religión, el yerno del madianita Jethro, a quien prestó su nombre de Moisés.

Pero sobre este otro Moisés no sabemos enunciar nada personal: a tal punto está oscurecido por el otro, el Moisés egipcio. Ello, a menos que recurramos a las contradicciones que hallamos en el texto bíblico sobre la caracterización de Moisés. A menudo nos lo describe como despótico, colérico y aun violento, a pesar de lo cual se nos dice que fue el más manso y paciente de los hombres. Es claro que estas últimas propiedades habrían convenido poco al Moisés egipcio, que emprendió con su pueblo tan grande y difícil hazaña; quizá pertenecieron al otro, al madianita.

Yo creo que se tiene derecho a volver a separar entre sí ambas personas y a suponer que el Moisés egipcio nunca estuvo en Qadesh ni oyó jamás el nombre de Yahvé, así como el Moisés madianita nunca puso el pie en Egipto ni supo nada de Atón. Con el fin de soldar ambas personas, la tradición o la formación de saga se vio ante la tarea de llevar hasta Madián al Moisés egipcio, y ya sabemos que sobre esto circulaba más de una explicación".

Ufffff. Creo que lo voy a dejar aquí.
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Puedes leer los ensayos de Freud, "Moisés y la religión monoteísta", aquí. El tercer ensayo entra en cuestiones psíquicas y psico-analíticas que son difíciles de seguir.

Una obra de ficción inspirada por las mismas hipótesis de Freud, y muy amena de leer, es "Moisés - En busca del dios único" , de Rafael Potti, editada en 2004 por Martínez Roca.

El faraón que sigue acaparando la atención popular es Tutankhamón, el hijo de Akhenatón. Sendas exposiciones en Londres y Madrid (ahora "hibernadas" temporalmente) así lo demuestran.



2 comentarios:

  1. Para que un libro tenga éxito debe contener una gran profusión de inventiva, de ficción.
    Hasta nuestro “Cantar de Mío Cid”, compuesto en su primera versión cuando el personaje aún estaba vivo, contiene abundante inventiva y tergiversación para hacerlo más atractivo (y “políticamente correcto”).
    Para los estadounidenses no hay hecho histórico más decisivo que su Guerra Civil. Y ¿cuál creéis que ha sido elegida como la película que mejor la describe? “Lo que el viento se llevó”. ¿Os imagináis a un historiador de otro planeta teniendo que reconstruir esa guerra civil a base de analizar únicamente esa película o su novela homónima?
    Pues si ya es difícil con hechos históricos de hace 160 años, tratar de relacionar el Antiguo Testamento con los de hace 3.500 es de héroes como Ángel.

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  2. El hombre finito.. con conocimientos humanos y fuerza limitada.

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