viernes, 5 de marzo de 2021

Poniendo puertas al agua...

Antes de la pandemia, cuando todavía se podía asistir a presentaciones de libros sin distancias ni mascarillas, e incluso te invitaban a un piscolabis al final del acto mientras el autor firmaba ejemplares, asistí a la organizada por la Editorial Kolima, que dirige mi amiga Marta P., con ocasión de la publicación de un libro de Alberto Vázquez-Figueroa. En el transcurso del acto, Vázquez-Figueroa contó la anécdota de cómo, en enero de 1959, cuando contaba tan solo 22 años, fue requerido por la Guardia Civil a participar en las labores que siguieron a la catástrofe de la presa de la Vega de Tera en Ribadelago (Zamora). Y ello por su condición de buzo diplomado, que en aquellos momentos debía de haber pocos en España.

Embalse de la Vega de Tera en la actualidad (foto: Raiden32)
Narraba el escritor canario cómo su labor consistió en sumergirse repetidas veces en el lago de Sanabria, situado 3 kilómetros aguas abajo del pueblo, para localizar y señalizar los cadáveres de los lugareños que, tras la rotura de la presa, habían sido sorprendidos en plena noche por la fuerza de las aguas y arrastrados hasta el lago. Fueron 8 millones de m3 los que se abalanzaron esa madrugada sobre Ribadelago, situado a 8 km de la presa, y 144 los vecinos, de un censo de 532, que fallecieron (aunque sólo se pudo rescatar los cuerpos de 28). 


La conclusión del análisis pericial de las causas de la rotura de la presa fue que las instalaciones tenían graves deficiencias estructurales como consecuencia de una mala construcción. Copio de la Wikipedia:

"El juicio se celebró en marzo de 1963 en la ciudad de Zamora y concluyó con la condena de la empresa que realizó las obras, Hidroeléctrica Moncabril -absorbida más tarde por Unión Fenosa- a pagar 19.378.732 pesetas. Los informes periciales aportados fueron concluyentes: la rotura de la presa se debió a la baja calidad de los materiales utilizados, en cuanto que no pudieron soportar la presión, las bajas temperaturas y las fuertes precipitaciones de las fechas precedentes. Por ese motivo, el tribunal de justicia condenó al entonces director gerente de la empresa, a dos ingenieros y a un perito como responsables directos de las obras a un año de prisión menor por un delito de imprudencia temeraria. Con posterioridad, la sentencia fue recurrida y los condenados fueron finalmente absueltos o indultados por el Estado.

El alcance de la tragedia -en vidas, enseres y ganado- fue tal que, en pocos días, se llegaron a recaudar 12 millones de pesetas en donativos y otro millón de pesetas se recaudó en un partido benéfico de fútbol en el que una selección de jugadores del Real Madrid y del Atlético de Madrid se enfrentó al Fortuna de Dusseldorf. Por su parte, el régimen franquista pagó una indemnización de 95.000 pesetas por hombre fallecido, 80.000 pesetas por mujer (¡¡¡!!!) y 25.000 pesetas por niño, pero muchas de las indemnizaciones no llegaron nunca a cobrarse.

Ribadelago fue adoptado por el entonces Jefe del Estado, que encomendó su reconstrucción al Ministerio de la Vivienda. Finalmente se optó por construir aguas abajo un nuevo pueblo, que siguió el modelo de repoblación del Plan Badajoz, y que durante un tiempo se llamó Ribadelago de Franco. Este último se situó a un kilómetro al sureste de la aldea arrasada, que ahora se conoce como Ribadelago Viejo, para realojar a los supervivientes que perdieron su hogar. La presa quedó abandonada, conservándose en un estado similar al del día del desastre". Curioso.

Presa de Vajont vista desde Longarone
Pocos meses después de este juicio, el 9 de octubre de 1963, en la localidad italiana de Vajont, situada a 100 km al norte de Venecia, se produjo otra catástrofe relacionada con una presa. En este caso no hubo rotura, sino que un deslizamiento brutal de parte de los montes circundantes (se estima que fueron unos 260 millones de m3 de bosque, tierra y roca los que cayeron en el lago de la presa a unos 110 km por hora) originó que 50 millones de m3 de agua rebosaran por encima de los límites de la presa, generando una ola de 250 metros de altura. Copio de la misma fuente:

"La ola en forma de megatsunami se precipitó por el valle que había frente a la presa destruyendo todo a su paso, incluyendo el pueblo cercano de Longarone y las pequeñas villas de Pirago, Rivalta, Villanova y Faè... Otros pueblos más lejanos también se vieron afectados, entre ellos Erto, Casso y Codissago, cerca de Castellavazzo. En total, fallecieron  unas 2000 personas.

Pese al tamaño del deslizamiento de tierras, la estructura de la presa permaneció intacta y prácticamente no sufrió ningún desperfecto; tan solo hubo que desescombrar la parte superior para eliminar los restos de tierra y lodo acumulados. A día de hoy, la presa permanece en pie, pero está abandonada y no produce energía hidroeléctrica. El lago que había tras la presa quedó relleno de tierras y se vació de agua.

Se ha sugerido que era hecho conocido que el monte era propenso a corrimientos de tierra como el que fatalmente sucedió; de hecho, al monte se le conocía como "el monte que camina" por su tendencia a los corrimientos de tierra".  Pero nadie fue encausado por la tragedia.

Y llegamos al año 1982. Concretamente, al 20 de octubre. En una de esas circunstancias meteorológicas que se suelen dar en otoño en el levante español ("gota fría"), comenzó a llover de forma continua y torrencial desde el día anterior en toda la Comunidad Valenciana y Murcia. La presa de Tous, construida en los años 70, y con una capacidad de 80 hm3, se encontraba en el tramo final de los ríos Júcar y Escalona. Vuelvo a copiar:

"Según los datos oficiales de las distintas estaciones de la zona y las isoyetas trazadas de acuerdo a ellas, la lluvia precipitada aguas arriba de Tous habría llegado a los 2.000 hm³. Esto causó una gran afluencia de agua, y debido a la deficiencia de los muros (construcción de escollera) y ante la imposibilidad de abrir las compuertas, debido a una sucesión de acontecimientos inesperados: pérdida de corriente eléctrica debido a la intensa lluvia y fallo del grupo electrógeno de emergencia por inundación de la sala, la presa de Tous comenzó a desbordarse.

Presa de Tous tras la rotura

La presa se vino abajo hacia las 19:15h del 20 de octubre, originando una crecida con una punta de 16.000 m³/s, una de las mayores registradas en España, arrasando las comarcas de la Ribera Alta y la Ribera Baja. Si bien la no apertura de las compuertas puede parecer que fuera la causa del derrumbamiento, quizás no se hubiera podido salvar la presa, porque el caudal de entrada posiblemente superó el caudal de diseño de 7.000 m³/s.

En las poblaciones más inmediatas al pantano (Sumacárcel, Gabarda y Benegida) el agua llegó a los ocho metros de altura y la mayor parte de las casas acabaron con graves deficiencias estructurales provocadas por la violencia y la fuerza del agua. Los muertos superaron los 30 y los daños materiales fueron muy cuantiosos.

Tras la catástrofe se mantuvo un largo período de litigios con el Estado para determinar quién era el culpable de las diferentes negligencias que se cometieron en aquellos fatídicos días. Algunos de los afectados, por desgracia, no llegaron a ver el caso resuelto por su fallecimiento antes de que hubiera una sentencia firme".

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Mi amigo y seguidor del blog Telmo G., a raíz del artículo sobre la tragedia del paso Diátlov, me señaló como curiosa la catástrofe de Vajont, que yo no conocía. Enseguida lo conecté con lo que había escuchado hacía ya unos meses sobre la participación de Vázquez-Figueroa en las labores de rescate en Sanabria, y después, con la "pantanada" de Tous (en el año 82 yo estaba realizando un proyecto en el Puerto de Sagunto, en Valencia, y también nos pilló alguna "gota fría", aunque no de las dimensiones de la de Tous).  Y, enlazando estas tres cosas, ha salido este post. 

Pero, para rematar la curiosidad, descubro que hay una "lista de roturas de presa" de la que anoto:

1) La primera registrada en España fue la rotura del Pantano de Puentes, en Lorca (Murcia), en 1802. Se debió a unas fuertes lluvias y a una defectuosa construcción de la presa, situada en terreno arenoso. Causó 608 muertos.
2) La última fue en 1998, la presa de residuos tóxicos de Aznalcóllar (Sevilla), que no causó víctimas humanas, pero sí un desastre ecológico en el Parque Natural de Doñana.
3) La más trágica registrada a nivel mundial fue en 1975, donde la rotura de dos presas, la de Banqiao y la de Shimantan en la provincia de Zumadian, en China, como consecuencia de las riadas provocadas por el tifón Nina, causó 175.000 muertos y destruyó 11 millones de hogares.

Rotura de la presa Teton, en Idaho (USA), en 1976, ocurrida en su primer llenado

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4 comentarios:

  1. Hace un par de años estuvimos en Sanabria y nos dimos un paseo por Ribadelago viejo. La verdad es que impresiona.

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  2. Ponerle puertas al agua tiene sus ventajas, pero de vez en cuando el planeta nos recuerda que tiene sus propios planes.
    En 2020 ha habido una noticia sólo importante a nivel local. Por fin han abierto las compuertas del pantano de El Catllar, el más inútil de los 7 que podrían eliminarse en Catalunya y que por razones diversas no se hace. Ahora el río Gaià vuelve a fluir hasta la playa de Tamarit; un problema para los que acostumbramos a pasear por ella también en invierno, porque a nadie se le ha ocurrido construir una pasarela, pero una gozada para los patos, peces y, esperemos que pronto, batracios.

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  3. Cualquier acumulacion grande de energia, agua, metano, uranio, hidrogeno, etc., es potencialmente peligrosa. No me extrañaria que las baterias de los coches electricos den algunos sustos, como las de los moviles, pero a lo bestia.

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  4. ME HACE PENSAR EN QUÉ BARATOS SALEN CIERTOS DELITOS.............
    TAMBIÉN EN EL CÓDIGO DE HAMMURABI EL PRECIO POR MATAR A UNA MUJER ERA DISTINTO

    UN SALUDO
    DESDE SANTANDER

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