En agosto de 1773, Gotthold Ephraim Lessing , bibliotecario de la Biblioteca Herzog August, en la ciudad de Wolfenbüttel, en la Baja Sajonia (Alemania), dio a conocer que había descubierto, en un poema de 44 líneas manuscrito en griego clásico, un curioso problema. El texto era el siguiente (traducción de Emilio Muñiz):
"Si eres diligente y sabio, oh extranjero, calcula el número de cabezas de ganado del Sol, que en un tiempo pastaba en los campos de la isla de Sicilia, dividido en cuatro rebaños de diferentes colores, uno blanco como la leche, otro negro brillante, un tercero amarillo y el último moteado. En cada rebaño había toros, en elevado número y según las siguientes proporciones:
2) observa también que el número de los toros restantes, los moteados, era igual a la sexta más la séptima parte de los blancos, añadidos a todos los amarillos.
3) Estas eran las proporciones de las vacas: el número de blancas era igual a un tercio más un cuarto de todo el rebaño negro; en tanto que el número de vacas negras era igual a la cuarta parte más la quinta parte de la suma de los toros moteados más las vacas moteadas cuando pastaban juntos.
4) El número de vacas moteadas de los cuatro rebaños, equivalía en número a la quinta parte más la sexta del rebaño amarillo.
5) Finalmente, las vacas amarillas equivalían a un sexto más un séptimo del rebaño blanco.
Pero escucha, también deberás tener en cuenta todas las condiciones que siguen respecto al ganado del Sol:
7) Luego, cuando los toros amarillos y los moteados se reunieron en una sola manada, permanecieron de tal modo que su número, que empezaba en uno, iba creciendo lentamente hasta completar una figura triangular, sin que hubiera toros de los demás colores mezclados ni faltara ninguno de éstos.
Si tu habilidad alcanza, oh extranjero, de averiguar todas estas cosas y reunirlas en tu mente, proporcionándoles todas las relaciones, saldrás coronado y glorioso, sabiendo que se te ha juzgado perfecto en esta clase de sabiduría".
Hasta aquí el enunciado del problema.
El rebaño del Sol aparece mencionado en el Canto I de La Odisea: "Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Troya, anduvo peregrinando larguísimo tiempo, vio las poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su ánimo gran número de trabajos en su navegación por el Ponto, en cuanto procuraba salvar su vida y la vuelta de sus compañeros a la patria. Mas ni aun así pudo librarlos, como deseaba, y todos perecieron por sus propias locuras. ¡Insensatos! Comiéronse las vacas del Sol, hijo de Hiperión; el cual no permitió que les llegara el día del regreso. ¡Oh diosa, hija de Júpiter!: cuéntanos aunque no sea más que una parte de tales cosas".
Trinacia, símbolo de Sicilia |
La solución no es fácil; al contrario, es muy difícil, y hay dudas fundadas de que Arquímedes lo resolviera en su totalidad. De hecho, una primera solución, aproximada, no se publicó hasta 100 años después del descubrimiento del manuscrito, en 1880, por el matemático alemán Carl E. August Amthor.
La primera parte (condiciones 1 a 5) es fácil plantearla como un conjunto de ecuaciones:
Si B=nº de toros blancos, N=negros, M=moteados y A=amarillos; y b=nº de vacas blancas, n=negras, m=moteadas y a=amarillas, podemos formular las ecuaciones del siguiente modo:
1) B= (1/2 + 1/3)N + A = (5/6)N + A
N= (1/4 + 1/5)M + A = (9/20)M + A
2) M= (1/6 + 1/7)B + A = (13/42)B + A
3) b= (1/3 + 1/4)(N+n) = (7/12)(N+n) (Ojo, que es "todo el rebaño negro": N+n)
n= (1/4 + 1/5)(M+m) = (9/20)(M+m)
4) m= (1/5 + 1/6)(A+a) = (11/30)(A+a)
5) a= (1/6 + 1/7)(B+b) = (13/42)(B+b)
Son 7 ecuaciones con 8 incógnitas. Como la solución que se busca tienen que ser números enteros (no vale medio toro ni un cuarto de vaca), se llaman "ecuaciones diofánticas". Hay infinitas soluciones (esas cosas que tienen las Matemáticas), pero la que tiene menores números enteros es la siguiente (no, yo no sería capaz de calcularla; la he copiado directamente):
B=10.366.482
M= 7.358.060
A= 4.149.387
n= 4.893.246
b= 7.206.360
m= 3.515.820
a= 5.439.213
Y la fórmula general es Tn=n(n+1)/2
Cierro paréntesis)
Resulta que, al añadir estas dos ecuaciones al problema, la solución se complica de forma brutal. Tanto que, el mencionado Amthor, se limitó a demostrar que 1) la solución existía y 2) que tenía un valor aproximado de 7,76 * 10E206.544 , es decir un número de 206.544 cifras. Que no está mal para la época...
Fue en 1981 cuando, utilizando la potencia computacional de un super-ordenador CRAY-1, el matemático americano Harry L. Nelson pudo obtener los dígitos reales del menor número total de animales para el rebaño del Sol. El proceso tardó 10 minutos. Estos son los primeros 60 dígitos:
7,76027140648681826953023283321388666423232240592337610315062 * 10E206.544
Vuelvo a la pregunta: ¿Pudo Arquímedes resolver este problema? Parece claro que, si hablamos del valor concreto anterior, no es factible que lo pudiera llegar a calcular. Ahora bien, quizá sí que pudo intuir, e incluso demostrar, que existía una solución.
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Esta idea me recuerda una demostración matemática que, a priori, parece muy complicada:
Teorema de Euclides: "El número de números primos es infinito"
Pero que, utilizando la técnica de "reducción al absurdo", es fácil:Supongamos que no; que sólo hay N números primos: p1, p2, p3,... pN
Si los multiplicamos todos y le sumamos 1, tenemos un nuevo número:
P=(p1*p2*p3*...*pN)+1 La pregunta es: ¿Es P un número primo o no lo es?
Si suponemos que P no es primo, tiene que ser divisible por, al menos, un número primo. Pero no puede ser ninguno de la "teórica" lista completa que hemos usado, porque le hemos sumado 1 al producto de todos ellos. Luego P tiene que ser primo, y ya tenemos uno más en la lista; repitiendo el procedimiento llegaríamos a una lista infinita de números primos.
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Hasta aquí el "divertimento matemático". Quien tenga conocimientos, ganas y paciencia (que no es mi caso) para entender la forma de llegar a la solución del problema del rebaño del Sol, la puede encontrar aquí.
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El problema del rebaño es un insulto a nuestro intelecto ¡por favor, Angel!, algo de más nivel, que nos aburrimos. Coñas aparte, es notable el que tenía Arquímedes, que formuló el problema, aunque no lo pudiera resolver, solo por saber que era resoluble.
ResponderEliminarPor cierto que Arquímedes murió asesinado en Siracusa en el 212 a.c. Lo digo porque todo el mundo sabe el principio de Arquímedes pero casi nadie sabe el final (esta paridita me ha llegado por tiktok).
Sicilia creo que es Trinacria (no Trinacia), de tres extremos o cimas (tres "akros" como acrópolis: cima de la ciudad).
La prueba de la infinitud de números primos es muy elegante
ResponderEliminarNo sé si es Trinacia o Trinacria pero para mi que no cabe esa manada en la isla. Feliz viernes amigos
ResponderEliminarAngel, te ha salido la vena matemática que llevas dentro y no te has podido contener. Te habrás quedado a gusto ¿no?
ResponderEliminarEn cualquier caso infinitos numerables
ResponderEliminarInteresante y complicado el problema en cuestión. Solo escribirlo ya tiene mérito
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