viernes, 3 de marzo de 2023

El piso principal

Es lo que tiene una mente curiosa. Que vas a visitar, por primera vez, el nuevo domicilio de un amigo en el centro de Madrid y, mientras esperas a que baje el ascensor, te fijas en la placa que hay en ese mismo descansillo, justo enfrente. Aquí a la derecha la tienes.

Lo primero que llama la atención es que no es una botonera de ascensor, pues en ellas sólo se necesita un botón por piso, sino que es algo similar a lo que hoy llamaríamos "portero automático", aunque con matices.

También es curioso que los pisos parece que están colocados "al revés" de lo que suele ser habitual... Normalmente, el orden de los pisos en los ascensores y en los porteros automáticos suele seguir la estructura vertical del edificio, con el "Entresuelo" cerca del suelo, como su propio nombre indica, y después el "Primero", el "Segundo", etc... yendo "hacia arriba". Aquí es en sentido inverso.


Sólo se ven tres columnas de botones; no hay ninguna rejilla que pudiera albergar un pequeño micrófono o un altavoz. O sea que no es un instrumento de comunicación "bidireccional" del portero o de los visitantes con los pisos, sino sólo de aviso. Quizá se haya establecido un código entre el portero y los vecinos: 1 toque corto, visita habitual; 2 toques cortos, visita desconocida; 3 toques cortos, paquete o entrega a recoger; 1 toque prolongado: emergencia... quién sabe.

Pero, en lo que también hay que fijarse es en ese piso "Pral" entre el "Primero" y "Segundo". Que, por culturilla, ya sabes que quiere decir "Principal". Total, que haces la foto, subes al piso de tu amigo, le comentas lo de la placa y te cuenta un poco de la historia:

"La construcción de este bloque corresponde a lo que era habitual en esa época (años 20 del siglo pasado). Ahora nos parece que el ascensor siempre ha existido, pero no fue así. Los primeros ascensores que se instalaron en España lo fueron a finales del siglo XIX, normalmente en palacios y edificios públicos. Y solo se generalizaron en la década de los 50-60 del siglo XX. Por eso, los pisos más valorados eran los primeros y segundos, los llamados "principales", porque el acceso por escalera no era tan "fatigoso" como a los pisos más altos, que se reservaban para alquilarlos o para el servicio. También los pisos "principales" se distinguían en el exterior, pues tenían diferente construcción, unos techos más altos, unos balcones más amplios, o unos adornos más sofisticados.

Aquí se puede apreciar cómo el aspecto exterior del piso principal era muy diferente

En ese sentido, la implantación de los ascensores representó un auténtico vuelco social, pues los pisos altos, hasta entonces poco apetecibles, pasaron a ser los más deseados y su precio aumentó considerablemente. Hasta el punto de que se dio otro fenómeno curioso, no solo en Madrid sino en muchas ciudades: la construcción de pisos adicionales (que se denominaban pisos "al retranqueo" o "al levante", según las zonas). Como con el ascensor se facilitaba el acceso a los pisos altos, se construían uno o dos pisos por encima de los originales, habilitándose "áticos", "dúplex" o "penthouses", que eran la joya de las inmobiliarias". 

(Paréntesis histórico: En cuanto al primer ascensor que se instaló en España, hay dos versiones: La más compartida es que fue en diciembre de 1877, en el nº 5 de la calle de Alcalá. Pero, según un artículo publicado en ABC, fue unos años antes, en 1874, en el nº 122 de la calle Mayor, casa propiedad del senador Carlos Prats. Y el dato se lo atribuye a Mª Isabel Gea Ortigas. Ambos edificios ya no existen; el primero fue destruido en la Guerra Civil, mientras que el segundo se derruyó para construir la Catedral de la Almudena)

A partir de ese día, yo me he ido fijando en los bloques de viviendas de cierto raigambre y he dado con algunas otras muestras. Por ejemplo, de botoneras donde aparece el piso "Principal":




Y, también, de bloques donde se aprecia, claramente, lo que era el piso "principal", como en éste de la Gran Vía de Bilbao con sus escudos y adornos de escayola, y donde también parece que se añadieron posteriormente algunos pisos.


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Posdatas: He buscado también información sobre dos de las empresas que aparecen en las botoneras:

La Ibérica de Electricidad, S.A. - Con sede en la calle Marqués de Valdeiglesias nº 4. Es una calle corta, que se encuentra muy cerca de la confluencia de la Gran Vía con la calle Alcalá. Antiguamente fue el solar del convento de Capuchinos; hoy una parte de la manzana lo ocupa la iglesia de San José. (Curiosidad: esta iglesia es la sede de la Pontificia, Real, Ilustre y Primitiva Archicofradía de Indignos Esclavos del Santísimo Cristo del Desamparo, fundada en 1658). 

En lo que se refiere a esta empresa de material eléctrico, no he encontrado ninguna información sobre quién componía su accionariado ni cómo acabó la empresa, seguramente absorbida o fusionada, siguiendo el proceso frecuente de los años 30-40 del siglo pasado.

A.E.G. - Curiosamente el nombre completo era A.E.G. Ibérica de Electricidad, S.A.. Eran dos empresas diferentes. Ésta tenía su sede en el Paseo de Recoletos nº 17. También fabricaba contadores para la luz, como se puede ver en la foto, y todo tipo de material eléctrico. Filial de la alemana "Allgemeine Elektricitäts-Gesellschaft AG (Compañía General de Electricidad). Más conocida, en España, por sus electrodomésticos-

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2 comentarios:

  1. En la web veo que AEG Iberica de Electricidad es una empresa constituida con ese nombre en 1938 con CIF 28009017.

    Yo vivi varios años de mi niñez en calle Guetaria 2-Triplicado , Principal Izquierda de San Sebastian. Era la primera manzana de la C/Guetaria contando desde la Avenida de España (ahora creo que es la avda de la Libertad). Los tres portales tenian el numero 2: 2 a secas - 2 duplicado y 2 triplicado

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  2. Una anécdota al hilo del comentario sobre "levantes" auspiciados por la llegada del ascensor; Mi abuelo era propietario de un edificio de 5 pisos y por supuesto con el primer ascensor instalado vió la oportunidad y vendió el 5º piso, con "derecho a levante". Un negocio pingüe porque cobró el doble sin invertir un duro en obras. El comprador, en buena parte falto de conocimientos técnicos y en otra parte sobrado de ambición, levantó dos pisos más terrazas. Resultado, la estructura de la casa no soportó el peso adicional y tuvieron que invertir mucho más de lo ganado en reparaciones y en reforzar la estructura. Supongo que los permisos oficiales de obra llegaron más tarde a nuestras vidas... Tengo otras anécdotas sobre mi abuelo aplicando su creatividad en edificios varios, todas sin permiso de obra y con mal final, pero las dejo para otra ocasión.

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