viernes, 8 de noviembre de 2024

El largo viaje de un trozo de cráneo hasta el nº 125 de la calle Serrano

Nota Previa: Los detalles de esta historia ya están contados en numerosos artículos y podcasts disponibles en la red. Al final del post doy la referencia de algunos. Pero me apetecía escribirla con mis propias palabras, porque es ciertamente curiosa. 

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Empecemos por el final:

En la iglesia del Espíritu Santo, que está en el nº 125 de la calle de Serrano de Madrid (junto al Instituto Ramiro de Maeztu), aunque no está expuesto al público salvo el 26 de abril (luego sabremos el por qué de esta fecha), se encuentra este curioso relicario:

Fotos: Periódico digital ileon


Como se puede apreciar en la foto de detalle de la derecha, en la parte superior se muestra un trozo de hueso con la siguiente inscripción: "Ex ossibus S. Isidori Ep. Hispal." A poco que sepas de latín, puedes traducirlo como "De los huesos de San Isidoro, obispo de Sevilla". Y, en la base del relicario, en la otra foto de detalle, se lee: "... DE INVESTIGAC ..." Que, fíate de mí, si pudiéramos dar la vuelta completa al relicario podríamos leer: "CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS". O sea, el CSIC. 

Iglesia del Espíritu Santo - Madrid
Porque la iglesia del Espíritu Santo es la capilla oficial del CSIC. Fue construida, más apropiado sería decir que fue remodelada, en los años 1942-43 por el famoso arquitecto Miguel Fisac, aprovechando parte del edificio que había sido, desde los años 30, el auditorio de la cercana Residencia de Estudiantes.

Copio de la Wikipedia: "El Consejo Superior de Investigaciones Científicas fue creado tras la Guerra Civil sobre la base organizativa y estructural que había establecido la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) desde 1907, aunque la incorporación de los bienes de la JAE en el recién creado CSIC no fue ni amable ni integradora. El CSIC fue el heredero material, aunque no intelectual, de la JAE" El decreto fundacional del CSIC es del 24 de noviembre de 1939.

Pocos meses después, en marzo de 1940, se establecía que: "El Consejo Superior tendrá por Patrono espiritual en todas sus empresas al glorioso San Isidoro Arzobispo de Sevilla, que representa en nuestra historia el primer momento imperial de la cultura española".

En aquellos años, el Ministro de Educación Nacional y primer presidente del CSIC (lo fue hasta 1967), era José Ibañez Martín, declarado "fan" de San Isidoro, y miembro del Opus Dei. El caso es que, una vez terminada la obra de la iglesia, llegado el momento de darle prestigio y notoriedad, vista la querencia del ministro y presidente, se pensó: ¡Qué mejor que conseguir una reliquia del propio San Isidoro! ¿Y dónde están las reliquias de San Isidoro? En León. Pues a por ella... 

Relicario de San Isidoro en León
El obispo de León en aquel entonces era Carmelo Ballester Nieto y, por lo que parece, no puso muchas pegas a la "cesión" de una reliquia del santo para la nueva iglesia de Madrid (cualquiera se oponía en esa época a los deseos de todo un ministro). 

La extracción del hueso (todo indica que sea una parte del cráneo) se hizo en 1945 y la reliquia llegó a Madrid en 1946. No hay muchos detalles de ese traslado.


Bien; primera parte de la historia. Ahora viene la segunda: si el bueno de Isidoro desarrolló toda su misión apostólica y literaria en Sevilla, que por algo es San Isidoro de Sevilla, y allí murió y fue enterrado, según las crónicas antiguas, el 4 de abril del año 636, ¿por qué sus restos están en León? 

Hay que viajar al año 1063. El reino cristiano más fuerte en la Península Ibérica es el de León. Fernando I, hijo de Sancho García III de Pamplona es rey de León desde el año 1037 por su matrimonio con Sancha Alfónsez, hija de Alfonso V de León. A finales del año 1057 reúne un gran ejército, conquista algunas localidades y amenaza a los reyes taifas al sur de su territorio, principalmente Badajoz y Sevilla. Para evitar la confrontación, al-Muzaffar de Badajoz y al-Mutadid de Sevilla acuerdan convertirse en tributarios de León y pagar generosos impuestos ("parias"), a cambio de ser respetadas sus fronteras. 

Una vez consolidada la capitalidad del reino en León, Fernando y Sancha deciden que sería bueno construir una gran iglesia en León que sirva como panteón real, para su sepultura y para la de los futuros reyes. Y comienzan las obras, sobre la base de la muy antigua iglesia de San Juan Bautista. 

Por razones que no han llegado hasta nosotros, en vista de la nueva relación "de amistad" con el rey de la taifa de Sevilla, Fernando le pide a al-Mutadid que, para engrandecer su nueva iglesia, le consiga las reliquias de Santa Justa, una de las patronas, junto a Santa Rufina, de Sevilla. Justa y Rufina fueron mártires durante la dominación romana, hacia finales del siglo III. ¿Por qué ese interés de Fernando y Sancha por Santa Justa? "Chi lo sa". El rey taifa le dice que de acuerdo, pero que nadie en su corte sabe dónde están enterradas las santas; que mande a alguien a buscar los restos. Y Fernando envía a Sevilla, para cumplir el encargo, a dos obispos: Alvito, obispo de León, y Ordoño, de Astorga.

Como era de esperar, encontrar los restos de dos difuntas cristianas de hacía casi 800 años, 350 de ellos de dominación musulmana, por mucha devoción que siguieran teniendo los sevillanos (se supone que en secreto) era misión imposible. Y, tras más de un año de búsqueda infructuosa, cuando Alvito y Ordoño estaban a punto de tirar la toalla y volverse a León con las manos vacías, sucede el milagro, o eso es lo que reflejan las crónicas de siglos posteriores (la más detallada: Lucas de Tuy - Chronicon mundi - siglo XIII): Alvito, en sueños, recibe la aparición de San Isidoro, que le revela la localización exacta, no de los huesos de Santa Justa, sino de los suyos. 

Cuadro del siglo XVII que representa el traslado
de San Isidoro desde Sevilla a León
 (versión cuerpo incorrupto)
Monasterio de San Isidoro del Campo
A la mañana siguiente, Alvito y Ordoño se desplazan al lugar indicado (la tradición lo sitúa en la vecina localidad de Santiponce, donde dos siglos después se erige el monasterio de San Isidoro del Campo) y allí aparecen los restos, no de uno sino de 3 difuntos que, en la lógica de la fe, tienen que ser los de Isidoro y los de sus hermanos Leandro y Florentina. Que también llevarían, de ser ellos, más de 400 años enterrados. (Algunas leyendas dicen que el cuerpo de San Isidoro estaba incorrupto)

Pero mejor volver a León con un santo, aunque no fuera el que había pedido el rey Fernando, que con las manos vacías. Y así fue cómo los restos que Alvito y Ordoño identificaron con el santo hispalense viajaron hasta la capital del reino. Y Fernando y Sancha, supongo que haciendo de la necesidad virtud, decidieron consagrar, el 21 de diciembre de 1063, la flamante iglesia que habían construido a la advocación de San Isidoro. Y así sigue hasta nuestros días. Bueno, con episodios de pillaje y ocupación militar durante la guerra de la Independencia, la desamortización de Mendizabal y la Guerra Civil, que ponen en duda lo que verdaderamente se conserva dentro de la arqueta situada en el retablo mayor de la basílica.
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Imagen de San Isidoro en la Iglesia
del Espíritu Santo (Madrid)
En el año 2009, el entonces abad de la Colegiata de San Isidoro de León, D. Antonio Viñayo, lanzó desde el cabildo una petición formal para exigir el fin del "expolio franquista" y devolver a León la reliquia de San Isidoro exhibida en la iglesia del Espíritu Santo de Madrid, "arrebatada" de manera irregular, según el abad, a sus legítimos dueños. Petición que sigue sin ser satisfecha.


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Posdata: Mi antepasado Isidoro Díaz Miguel (Daimiel, 1695-1762), primero de ese nombre en la familia, nació el 4 de abril, festividad de San Isidoro. Siguiendo la costumbre de la época, fue bautizado con el nombre del santo del día. En 1969, con la entrada en vigor del Novus Ordo del rito romano, cambió la fecha de la onomástica, como la de muchos santos; en este caso al 26 de abril. De ahí que sea ese día cuando se puede contemplar el relicario de San Isidoro en la iglesia del Espíritu Santo de Madrid.
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Para saber más: 

"El misterio de la reliquia del cráneo de San Isidoro que el franquismo "robó" en León para venerarla en Madrid" - Carlos J. Domínguez - publicado en Ileon el 26 de abril de 2024 - Aquí.

"De Sevilla a León: el último viaje de San Isidoro" - Emma Falque Rey - Anuario de Historia de la iglesia andaluza - Año 2016 nº 9 - Aquí.

"El loco periplo de San Isidoro de Sevilla" - Podcast de Nieves Concostrina - Emitido el 5 de junio de 2024 - Aquí
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Altar mayor y retablo de la basílica de San Isidoro en León
con la urna con los restos del santo en su parte inferior





viernes, 1 de noviembre de 2024

Fagos: los virus que "se comen" a las bacterias

Si buscas en Google información sobre el Instituto Eliava de Tiflis (República de Georgia), rápidamente encuentras su página web, donde te recibe este rótulo de la derecha:

(Paréntesis: Es curioso el idioma georgiano, y la historia de Georgia en general, donde una gran parte de su territorio era conocida en la antigüedad por griegos y romanos como Iberia, donde habitaban "los íberos del Este"; quizá haya que dedicarle un post específico).

Salvo que seas experto en georgiano, lo único que seguramente lees del rótulo, como es mi caso, sea el año: 1923. Lo que da una pista de que estamos ante una institución centenaria... 

Afortunadamente, la página web también tiene su versión en inglés y así podemos ver de qué se trata:

Fagos desde 1923
El Instituto George Eliava de Bacteriófagos, Microbiología y Virología fue fundado en 1923 y, desde entonces, continua su tradición de investigación científica en bacteriófagos.

Y entonces te preguntas: ¿qué son los bacteriófagos y quién fue George Eliava? Empezamos con el científico. Nacido en Sachkhere, Georgia, en 1892, fue un microbiólogo de brillante carrera, cuyo futuro quedó marcado tras su estancia, entre 1918 y 1921, en el Instituto Pasteur de París, donde trabajó intensamente con el también microbiólogo Félix d´Hérelle, el co-descubridor (en 1917, siguiendo los trabajos del bacteriólogo inglés Frederick W. Thort) de los bacteriófagos. 

¿Y que son los bacteriófagos, normalmente abreviados como "fagos"? Pues, dicho en plata y como su nombre sugiere, son virus que se comen a las bacterias. El anuncio de d´Hérelle hablaba del "descubrimiento de un microbio invisible y antagonista del bacilo de la disentería". 

A principios de 1919, d´Hérelle aisló bacteriófagos de las heces de pollo y trató con ellos con éxito una plaga de tifus aviar. Después de este exitoso experimento con pollos, se sintió preparado para el primer ensayo en seres humanos. El primer paciente que se curó de disentería mediante terapia con fagos lo hizo en agosto de 1919. Muchos más siguieron su ejemplo.