¿Qué le hizo el cerdo a Yahvé?

Hasta los andares...

Si contamos los que no comen carne de cerdo por "prescripción divina" (judíos y musulmanes) y los que no lo hacen porque no comen en general carne de ningún animal (hinduistas, budistas, vegetarianos de otras religiones,...) resulta que, aproximadamente el 50% de la Humanidad (3.500 millones de personas) no cuentan con el "Sus scrofa domestica" en su alimentación. 

¿No resulta curioso este dato, cuando el otro 50% se pirra por un buen jamón o unas costillas a la barbacoa? ¿De dónde viene la prohibición de comer carne de cerdo?. Sí, está claro que lo pone la Biblia, pero... ¿por qué se cataloga al cerdo como animal impuro y no al cabrito? Vamos por  partes...

Está claro que la prohibición islámica, ya por el hecho de ser posterior a la judía en más de 1.500 años, es una continuación, adaptada si se quiere, de ésta. Por eso, para encontrar la fuente original, tenemos que remontarnos al Pentateuco. Son los 5 primeros libros de la Tanaj hebrea (39 libros en total), que se conocen como la Torá: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. 

Es curioso cómo cambia el talante divino. En el Génesis, en el momento de la creación, todo está permitido. Así en Gen. 1: 29-30: "Ahí os doy cuantas hierbas de semilla hay sobre la faz de la tierra toda, y cuantos árboles producen fruto de simiente, para que todos os sirvan de alimento. También, a todos los animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todos los vivientes que sobre la tierra están y se mueven les doy para comida cuanto de verde hierba la tierra produce. Y así fue". 

Moisés con las Tablas de la Ley

Pero el tiempo pasa (la salida del Edén, el Diluvio Universal, la Torre de Babel, Abraham y Lot, Isaac, Esaú y Jacob, José y sus hermanos, Egipto,...). Hasta que, con Moisés, después de recibir las Tablas de la Ley en el Sinaí, comienzan a estructurarse los preceptos de la religión judía. Y en el libro "legislativo" por excelencia, el Levítico, encontramos un capítulo entero, el 11, dedicado a establecer "los animales puros e impuros". Con una minuciosidad extraordinaria:  "También serán inmundos para vosotros: la comadreja, el ratón y la tortuga en todas sus especies, el musgaño, el camaleón, la salamandra, el lagarto y el topo".

Pero volvamos al cerdo. Parece que, en los animales terrestres,  el criterio inicial del "legislador" para separar los puros de los impuros tiene que ver con su anatomía y su proceso digestivo:

a) Pezuña hendida y rumiante --> puro  (ej.: vaca, cordero, cabra, ciervo)

b) Si pezuña hendida, pero no rumia --> impuro (cerdo)

c) Si rumia, pero pezuña no partida --> impuro  (camello, conejo, liebre, caballo)

¿Y esto, por qué? Evidentemente no soy el primero que se hace esa pregunta, y, de toda la documentación que he consultado (gracias a la selección que me ha preparado mi buen amigo Pedro Roy, que daría para escribir una tesina), creo que puedo sintetizar las distintas hipótesis en tres grupos principales:

1) Las de "Aquí mando yo y esto es lo que se hace". Evidentemente, nada que objetar. Y le tocó al cerdo ser impuro como le podía haber tocado a la vaca (a la que por cierto, en la India, y por motivos contrarios, es decir por ser animal sagrado por designio de Brahma, tampoco se puede comer). Fue la que estuvo vigente durante muchos siglos. Y al que se atrevía a formular alguna duda incómoda, se le respondía con el infalible: "los designios del Señor son inescrutables".

2) Las que aducen razones sanitarias. No se debe comer cerdo porque es un animal que transmite enfermedades al hombre. Claro que, para llegar a esta conclusión, debía avanzar mucho el conocimiento de la transmisión de enfermedades. Por eso, se atribuye a Moisés Maimónides, médico de la corte del sultán Saladino en El Cairo, en el siglo XIII, la paternidad de este argumento (aunque lo hizo sin especificar cuáles eran esas enfermedades; téngase en cuenta que la identificación de que la triquinosis era causada por comer carne mal cocida de cerdo infectado se hizo a mediados del siglo XIX, unos 600 años después). Y el argumento cae por su base cuando hay otras enfermedades que hoy identificamos (las tenias, la brucelosis, el ántrax, etc...) que son transmitidas por animales en teoría "puros": vacas, ovejas, cabras, pero, ¡qué curioso!,  no por los cerdos. Pero esta hipótesis tuvo (y tiene) muchos adeptos. Y el argumento de que, si Yahvé hubiera querido proteger al hombre de la triquinosis, hubiera ordenado cocer bien la carne de cerdo, en lugar de prohibir su consumo, no les vale.

Más adaptadas a la orografía cananea

3) Las que aducen razones ecológicas. Basadas en la orografía de Canaán y en el tipo de vida de los agricultores y ganaderos del segundo milenio a.C., que es el entorno temporal donde se establecen estos preceptos. Porque el pueblo hebreo primigenio era, fundamentalmente, un pueblo de pastores, que recorrían tierras bastante áridas y deforestadas, donde los rumiantes (especialmente vacas, ovejas y cabras) eran las especies mejor adaptadas. El cerdo no se aviene bien al pastoreo, y menos a largas distancias; no puede sobrevivir sólo a base de hierba y compite con el hombre a la hora de comer nueces, frutas, tubérculos y granos. Y, para colmo, no da leche, o al menos no como los rumiantes.

En definitiva, según esta tercera hipótesis, Yahvé estableció la prohibición de comer cerdo (y Allah la ratificó quince siglos después) porque su cría indiscriminada hubiera supuesto una amenaza a la integridad de los ecosistemas del valle del Jordán ( y de la Península Arábiga). ¿Suena un poco traído por los pelos? Pues, entonces, vuelta a la hipótesis nº 1.

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Posdata: No he encontrado una relación biológica o evolutiva entre el sistema digestivo de un animal (esto es, si es rumiante o no) y el hecho de que tenga las pezuñas hendidas o no. Pero, como ya dijo "El Guerra" que hay gente "pa tó", esto es lo que dice el rabino Eliezer Shemtov de Uruguay:

"La pezuña del animal kósher debe estar dividida en dos partes: derecha e izquierda. Esto tiene dos enseñanzas:

Cada acción relacionada con lo terrenal que uno se propone hacer debe analizarse primero para determinar si corresponde incorporarla en la vida de uno (derecha) o bien alejarla de ella (izquierda);

Cuando la pezuña es hendida, permite que la luz llegue al suelo que pisa, a diferencia de la pezuña no hendida (como la del caballo), que tapa totalmente la pisada. Esto nos enseña que nuestro involucramiento con lo terrenal debe ser de tal manera que se vea influido por la luz de la Torá. No debe haber una dicotomía entre nuestra vida espiritual y nuestra actividad material; debe haber una coherencia entre todas las facetas de nuestro ser. La luz espiritual debe llegar e influir en nuestra manera de involucrarnos con el mundo material".

Y, si no te convence, se aplica lo de que "los designios de Yahvé son inescrutables".