Fue en marzo de 2019 cuando publiqué el post "Puede que la clave para vencer al Alzheimer nos la hayan proporcionado los chamorros" (lo puedes volver a leer aquí). En síntesis, el artículo reflejaba las investigaciones de Paul A. Cox y Oliver W. Sacks con los indígenas chamorros de la isla de Guam. Y su conclusión era que el consumo de "zorros voladores" (murciélagos enormes), algo muy típico en el pasado de la isla, era la causa de la mayor prevalencia de la enfermedad ALS-PDC (Amyotrophic Lateral Sclerosis–Parkinsonism Dementia Complex) entre sus habitantes. Pero el agente causante primordial no era el murciélago, sino su alimentación, unas plantas que contenían el aminoácido BMAA (Beta-metilamino-L-Alanina), que se acumulaba en grandes dosis en la grasa del animal.
Cox y Sacks desarrollaron un antagonista al BMAA, la L-serina, y emprendieron varios ensayos clínicos con pacientes de ELA y Alzheimer, con buenos resultados (en el sentido de que mantuvieron o desaceleraron el deterioro cognitivo; nunca lo revirtieron).
Yarumal, Provincia de Antioquia, Colombia Citada a veces como "La ciudad con más alzhéimer del mundo" |
Allí, desde hacía décadas, habían sido detectados numerosos casos de una "demencia" que afectaba, por lo general, a personas relativamente jóvenes -los primeros síntomas se manifestaban a los 45-50 años- y de una misma "familia" en sentido amplio. Era conocida como "la bobera de los Piedrahita". Bobera, porque los afectados se volvían bobos, según sus congéneres, y, de los Piedrahita, porque muchos de los enfermos compartían ese apellido.
En el discurso popular, a veces un tanto descarnado, se describían los síntomas así: "La enfermedad comienza con la repetidera (cuentan la misma historia, repiten la misma pregunta), sigue con la caminadera (vagabundean sin rumbo fijo), luego con la acostadera (quedan postrados en la cama), la orinadera (pierden el control de los esfínteres) y termina con la moridera". Un Alzheimer de libro.
Doctor Francisco J. Lopera Restrepo |
En 1982, el neurólogo Francisco J. Lopera Restrepo (Aragón, provincia de Antioquia, 1951) empezó a recopilar y organizar los casos. "Cuando era residente nos llegó un paciente con pérdida de memoria a los 47 años, y, curiosamente, su padre y su abuelo habían tenido los mismos síntomas". Tras ese primer caso llegaron varios más. "Por pura curiosidad de estudiante, iba los fines de semana al pueblo del primer caso, a reconstruir historias de demencia", recuerda.
En la actualidad, el Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia en Medellín que él fundó, tiene identificado el gen del alzheimer en 25 familias concentradas en la misma comarca. Unos 1.200 portadores de la "mutación paisa", que es como se conoce a esta variante que causa la enfermedad.
Consultando en archivos civiles y registros parroquiales, se han remontado hasta el siglo XVIII, concretamente hasta 1745, cuando es posible que dos hermanos procedentes de España, de apellido Piedrahita, fueran los que llevaran consigo esta mutación. “Lo que no acabamos de entender es por qué no se ha encontrado la mutación en Europa”, reconoce el neurólogo.
El hecho de tener una población identificada donde es muy probable que se desarrolle determinada enfermedad es muy valioso para experimentar posibles tratamientos preventivos. Pero había algo más en los registros del Doctor Lopera.
Rocío Villegas Piedrahita sostiene un retrato de su madre Aliria |
Tras numerosos estudios en Harvard y en Medellín, los neuropatólogos consiguieron detectar en el ADN de la colombiana un mecanismo protector: en su caso, el gen de "la bobera" tenía una variante muy especial en la proteína apoE. Quizá había que tirar de ese hilo...
Poco después, Lopera localizó a otra persona que, a pesar de portar el gen, parecía inmune a los síntomas de "la bobera". En este caso era un hombre que, a los 73 años, seguía mentalmente en forma. Curiosamente, en su análisis genético no apareció la variante protectora que presentaba Aliria, sino que había un cambio extraño en un gen que codifica una proteína llamada "reelina". Esta proteína tiene un efecto protector sobre una zona del cerebro muy determinada, la corteza entorrinal, que constituye un verdadero cuadro central de conexiones de nuestro pensamiento.
(Muy relacionado con esto último, incluyo aquí un interesante artículo publicado en 2014 en Salud Ediciones, titulado: "Un grupo científico describe dónde empieza, por qué se inicia y cómo se propaga el Alzheimer". Las negritas son mías.
Mediante el uso de imágenes de alta resolución de resonancia magnética funcional en pacientes con enfermedad de Alzheimer, y en modelos de ratón de la patología, investigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia han esclarecido tres cuestiones fundamentales acerca de la enfermedad de Alzheimer: dónde empieza, por qué comienza allí y cómo se propaga.
No obstante, Small resalta que esta investigación es la primera en mostrar en pacientes vivos que comienza específicamente en la corteza entorrinal lateral o LEC. “Se considera a LEC como una puerta de enlace para el hipocampo, que juega un papel clave en la consolidación de la memoria a largo plazo, entre otras funciones, por lo que si esta corteza entorrinal lateral se ve afectada, también se alteran otros aspectos del hipocampo”, desgrana este experto.
El estudio también muestra que, con el tiempo, la enfermedad de Alzheimer se propaga directamente desde LEC a otras áreas de la corteza cerebral, en particular, la corteza parietal, una región del cerebro que participa en varias funciones, como la orientación espacial y la navegación. Los investigadores sospechan que el Alzheimer se expande funcionalmente, es decir, al comprometer la función de las neuronas en la LEC, que a su vez pone en peligro la integridad de las neuronas en las áreas adyacentes.
Un tercer hallazgo importante es que se produce una disfunción en LEC cuando coexisten los cambios en tau y la proteína precursora amiloidea (APP, en sus siglas en inglés). “La LEC es especialmente vulnerable a la enfermedad de Alzheimer, ya que normalmente se acumula tau, que sensibiliza LEC a la acumulación de APP. Juntas, estas dos proteínas dañan las neuronas de LEC, preparando el escenario para la enfermedad de Alzheimer”).
Mil gracias, querido Ángel. Sabes que, por razones obvias, este asunto me interesa sobremanera. Todo lo que pudieras averiguar (recopilar) sobre el Alzheimer te agradecería en el alma me lo hicieras llegar… viva la curiosidad impertinente…!!!
ResponderEliminarDe “impenitente” a “impertinente” solo hay una letra de diferencia, pero quiero pensar que soy más lo primero que lo segundo.
EliminarCuando un comentario vuestro vaya a salir como “Anónimo” porque, a veces, Google o quien sea no lo pone fácil (como en este caso), podéis firmar el comentario, para así saber de quién proviene.
Gracias,
Ángel
Como siempre, tu curiosidad nos enriquece... Muchas gracias. Un saludo Luis D.
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