viernes, 6 de septiembre de 2019

Los Hohen

Mi nivel de alemán es básico. Lo típico de "meine Damen und Herren" y "Zwei große Bier, bitte!". Por eso tuve que recurrir al traductor de Google para saber qué significaba "Hohen". Y resultó bastante sencillo: "Alto", como en "frecuencia alta", "demanda alta",... y también como "lugar elevado". Y ahí encontré el punto de unión de los tres apellidos que constituyen el tema de este post: Hohenstaufen, Hohenzollern, y Hohenlohe. Se trata , esa es mi deducción, de patronímicos ligados a lugares concretos, donde, en el momento de su aparición, se levantaba una construcción, fortaleza o castillo en un alto.

Mi interés reciente por estas familias comenzó por los Hohenstaufen, al leer la novela "Canción de sangre y oro" de Jorge Molist (muy recomendable; editada en 2018). En ella, la protagonista es Constanza Hohenstaufen (Catania, 1249 - Barcelona, 1302) la última reina de Sicilia de esta dinastía (espero no hacer un "spoiler"). Que se casó en 1262 (13 años) con el futuro rey Pedro III de Aragón. Pero, antes de seguir con la historia, ¿cómo llegaron a ser reyes de Sicilia los príncipes de esta familia alemana? Pues, como tantos otros en el medievo, por un buen matrimonio. 

Escudo Hohenstaufen
Fue en 1186 cuando Enrique Hohenstaufen (hijo de Federico I Barbarroja, también Hohenstaufen, y uno de los más conocidos emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico) se casó con Constanza Hauteville (boda en las alturas: se une el "Hohen" con el "Haute"), heredera de la familia normanda que, en el año 1090, a iniciativa del Papa Nicolás II, culminó la "reconquista" de Sicilia de manos musulmanas y se ganó el título. Después de Constanza, el siguiente rey de Sicilia fue su hijo Federico II y ya todo quedó en la casa Hohenstaufen.

Hasta llegar a nuestra primera Constanza, nieta de Federico II. Con ella se terminan las líneas sucesorias "varoniles", y la sangre Hohenstaufen pasa a "diluirse" con las de las casas de Aragón y Barcelona, representadas por todos los Berenguer, Jaumes y Pedros que las habían formado. En resumen, una dinastía muy influyente, pero que apenas duró 200 años (desde 1079).



(Paréntesis: los Hohenstaufen también fueron los famosos "gibelinos" (partidarios del Emperador), rivales de los "güelfos" (partidarios del Papa) en los conflictos del siglo XII. Las dos palabras provienen del italiano: en el  primer caso del castillo de Waiblingen, propiedad de los Staufen, que a los italianos les debía de sonar como "ghibellini", y en el segundo, de la casa de Baviera, los "Welfen", ó "guelfi").

Caso muy diferente al de los Hohenzollern, que se prolongan hasta nuestros días. Pero empecemos por el principio. Se considera su fundación el año 1192, cuando Frederick I, burgrave de Nuremberg, es investido como Conde de Hohenzollern, en referencia a un castillo situado en su territorio. La historia de los Hohenzollern está íntimamente unida a tres territorios: Prusia, Alemania y Rumanía.
Escudo Hohenzollern

Fueron de la casa los Duques de Prusia, desde 1608 (John Sigismund I) hasta 1701 (Frederick III). Ese mismo año, el Duque se convierte en Rey de Prusia, con el nombre de Frederick I. La dinastía continúa de forma ininterrumpida hasta 1871 (160 años) cuando Guillermo I pasa a ser también Kaiser de Alemania, el II Reich, que termina en 1918 con la derrota del Imperio alemán y de su emperador Guillermo II en la Primera Guerra Mundial.

El jefe de la Casa Hohenzollern en la actualidad es Jorge Federico (Bremen, 1976), bisnieto del Kaiser Guillermo.

En el caso de Rumanía, la historia es más corta, pero no menos interesante. Fue en 1866 cuando los "Principados Unidos de Valaquia y Moldavia" dan paso al Reino de Rumanía. A falta de candidatos locales, se "importa" un príncipe alemán, de la casa Hohenzollern-Sigmaringen, una de las ramas de la casa original. El elegido reinó como Carol I de Rumanía (de 1866 a 1914). Al no tener descendencia, le sucedió su sobrino Fernando I , (de 1914 a 1927) y a éste, su nieto Miguel I (el príncipe heredero Carlos, exiliado, había sido obligado a renunciar al trono por un asunto amoroso; pero la historia, como veremos, no acaba aquí).

Escudo Hohenzollern-Sigmaringen
Miguel I de Rumanía (1921 - 2017) accedió al trono en 1927 con tan sólo 6 años, a la muerte de su abuelo, y siempre estuvo guiado por un Consejo de Regencia. En 1930, de manera inesperada, regresa su padre a Rumanía y, con apoyos locales, se hace coronar como rey Carlos II, designando príncipe heredero a su hijo Miguel. Tras un reinado caótico y bastante corrupto, con la Segunda Guerra Mundial en ciernes, es obligado a abdicar en 1940 y Miguel I accede nuevamente al trono. Al finalizar la guerra, en 1947, se proclama la República Popular Rumana, bajo la órbita soviética, y Miguel es obligado a abdicar y exiliarse. Residió en Suiza hasta su fallecimiento.

La madre de Miguel, esposa de Carlos, fue Elena de Grecia y Dinamarca, tía de Sofía, reina consorte de España, por lo que Miguel y Sofía eran primos y siempre mantuvieron muy buena relación. En la actualidad, la jefatura de la casa Hohenzollern-Sigmaringen la ostenta Margarita, primogénita de Miguel, que también es Reina de Rumanía a título privado.

Y llegamos a los Hohenlohe. Menos relevantes que las dos casas anteriores, pero siempre presentes en el devenir de los estados centro-europeos. Su origen también se remonta al siglo XII, con un tal Enrique I que fue el primero en usar el apellido. En 1450, Kraft de Hohenlohe recibe el título de Conde. La casa se divide en varias ramas (Hohenlohe-Ingelfingen, Hohenlohe-Waldenburg, Hohenlohe-Neuenstein, etc...) y varias de ellas acceden al título de Príncipe Imperial. Un ejemplo de su importante papel fue Clodoveo de Hohenlohe-Schillingsfürst , Canciller de Alemania en el período 1894-1900, bajo el emperador Guillermo II (de los Hohenzollern, como ya hemos visto).

Escudo Hohenlohe
Un miembro también relevante de la casa Hohenlohe-Langenburg fue el príncipe Marco (1962-2016). De apellido Medina por parte materna, era nieto de la Duquesa de Medinaceli, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba. Al fallecimiento de la Duquesa, en 2012, y en virtud de la nueva ley que estableció la igualdad de hombres y mujeres para el acceso a títulos nobiliarios, Marco heredó todos los títulos de su abuela (su madre Ana de Medina , la primogénita, había fallecido un año antes). Entre ellos, el muy español de Duque de Medinaceli (establecido por Enrique II de Castilla en 1368).

Su hija, Victoria Elisabeth de Hohenlohe-Langenburg (Málaga, 1997), es la XX Duquesa de Medinaceli, con 43 títulos nobiliarios reconocidos en España, 10 de ellos con Grandeza. 22 años; buen partido. El jefe actual de la casa Hohenhole-Langenburg es Felipe (Philipp Gottfried Alexander) (Crailsheim, 1970). Son primos lejanos.

Quizá el Hohenlohe que más te suene (salía mucho en el Hola) sea Alfonso (1924-2003). Tío de Marco, fue uno de los promotores inmobiliarios más importantes de la Costa del Sol en los años 60-70 del siglo pasado. Entre otras muchas cosas, fundó el Marbella Club.

Pues hasta aquí la historia de los tres Hohen. He buscado en el mapa de la Alemania actual el punto de origen de cada uno de los tres apellidos, y el resultado es que están en un radio de 100 Kms., en las proximidades de Stuttgart y Nuremberg. Aquí lo podéis ver:

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Posdatas:
- Releyendo el post, quizá haya una sobresaturación de nombres y títulos... paciencia.

- Un recuerdo muy cariñoso para mi amiga y fiel seguidora Arantxa D., que ejerce de "Co-Leitung" en el Café Satz de Friburgo de Brisgovia, un "Buchhandlung & Antiquitätengeschäft" (café que además es librería y tienda de antigüedades)  muy chulo, en la esquina del mapa abajo a la izquierda. El lema del café es "Lesen und genießen" --> Lee y disfruta. Ya sé un poquito más de alemán. 

4 comentarios:

  1. Otro Hohenzollern relevante, para Europa y para España, fue el príncipe Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen, propuesto como rey de España por el general Prim tras el triunfo de La Gloriosa que depuso a Isabel II en 1868.
    Difícil de pronunciar por los españoles que no tenían tus conocimientos de alemán Ángel, aquí lo llamaban "Leopoldo Olé Olé si me eligen".
    Con el apoyo de Otto von Bismarck y la oposición de Napoleón III la propuesta terminó en guerra, la Franco-Prusiana de 1870, que acabó con el emperador de Francia y dio paso a su III República, mientras que en España, viendo la que se había liado, se optaba por otro candidato, el italiano Amadeo de Saboya, duque de Aosta (el que en su discurso de abdicación ante las Cortes, que algunos deberían releer hoy, dijo "es humanamente imposible gobernar a los españoles").
    Pero como "no hay mal que por bien no venga", el cambio de dominio que sufrió Alsacia a consecuencia de la guerra (se la quedó Prusia), hizo que un tal August Kuentzmann Damm se exiliara en Barcelona y desde 1876 se dedicara a hacer lo que mejor sabía, cerveza.

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    1. ¡Qué bueno, Jordi! Quién sabe dónde estaríamos ahora si en lugar de Amadeo hubiéramos tenido a Leopoldo "Olé, olé si me eligen"...
      ¿Sabes si los Damm tuvieron algo que ver con los Kutz, cerveceros que se establecieron en San Sebastián?

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  2. Pufff que lío,aunque interesante....

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  3. Qué interesante. Que digo yo, la Victoria Elisabeth Hohenlohe por dónde para? Es por esto de enviar a mi retoño por allí con cualquier pretexto y que le haga ojitos, a ver si pica y pico alto, y así emparento con la hohen sociedad (perdonadme la frivolidad, pero... es viernes, y mi niña de pequeña quería ser reina de Inglaterra, y nada, se me quedó un no sé qué ahí pendiente) :-)

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