A todos nos suena la "Vía de la Plata", la antigua calzada romana que atravesaba de sur a norte (o de norte a sur, según se mire) el oeste de Hispania, desde Emérita Augusta (Mérida) a Astúrica Augusta (Astorga), pasando por Castra Cecilia (junto a Cáceres) y Salmántica (Salamanca). Pero lo que quizá es menos conocido es que, de plata, nada. Que por ahí no pasó plata ninguna (o al menos no la suficiente como para darle nombre). Que el nombre, según unos lingüistas, procede de una evolución fonética del árabe "al Balat" (camino empedrado), que era como se conocía esta ruta en la época andalusí. Y según otros, procede del latín "Via Delapidata", por la abundancia de piedras miliares ("lapis") en su recorrido.
Zhang Juzheng |
El caso es que la verdadera "vía de la plata" fue la que se estableció a finales del siglo XVI desde Europa y América hacia China. Normalmente por vía marítima, aunque también terrestre. Y el "culpable" tiene un nombre: Zhang Juzheng (1525-1582), conocido antes de que se estableciera la ortografía pinyin como Chuán Chú Chén. Nació en Jingzhou, provincia de Hubei (capital Wuhan, ahora de triste actualidad). Fue un verdadero niño prodigio, accediendo muy joven a posiciones importantes en el funcionariado chino (la carrera más prestigiosa en aquella época) hasta llegar a ser Gran Secretario (equivalente a Primer Ministro) con los emperadores Longqing (que reinó de 1567 a 1572) y Wanli (de 1572 a 1620), ambos de la Dinastía Ming.
Zhang fue el impulsor, hacia 1580, de lo que se conoce como la "Ley del látigo único" (supongo que es una traducción literal del chino; no he conseguido averiguar a qué se debe este nombre), y que fue una reforma fiscal de gran calado.
La medida buscaba simplificar el complejo sistema fiscal Ming, cambiando la mayoría de impuestos recaudados por el gobierno central -originariamente contribuciones según el uso de la tierra, trabajos gratis a realizar por los campesinos en tierras del señor feudal, y tributos a nivel de prefecturas y condados- a un pago en plata basado en la población y tierra cultivada en cada prefectura. Por tanto, la reforma buscaba reducir los costes de recaudación, mientras aumentaba la base imponible (el sueño de todo Ministro de Hacienda). La unidad de recaudación pasó de ser el arroz a la plata, lo que implicó un aumento extraordinario de las necesidades de plata en China.
El "Cerro Rico" de Potosí |
Porque en China ya había plata, pero no tanta como se iba a necesitar. El proveedor exterior más cercano iba a ser Japón, donde empezaba el período del Shogunato Tokugawa. Pero, casualidades de la Historia (o información privilegiada del Gran Secretario Zhang, quién sabe), hacía apenas 35 años, en 1545, que el extremeño Juan de Villarroel y otros capitanes españoles se habían asociado para emprender la explotación de las enormes minas de plata del Cerro Rico ("sus contornos y de todas sus riquezas, nombrado por los naturales este Cerro Potosí"), en el Virreinato del Perú (hoy en Bolivia). Y tres años después, en 1548, Juan de Tolosa hizo lo propio con las minas de plata de Zacatecas (México).
Y siguiente "casualidad": en octubre de 1565 llegaba a Acapulco el ordiziarra Andrés de Urdaneta, completando el "tornaviaje" desde las Islas Filipinas en 130 días, lo que abría la puerta a la ruta comercial conocida como "el Galeón de Manila", que perduró durante 250 años (desde 1565 a 1815). O sea que, como se suele decir, "se juntaron el hambre con las ganas de comer".
Porque los galeones partían de Manila cargados de especias (sobre todo pimienta, clavo y canela), porcelana, marfil, laca y elaboradas telas (tafetanes, sedas, terciopelo, raso), recogidas tanto de las islas de las Especias como de la costa asiática del Pacífico. También llevaban artesanía china, biombos japoneses, abanicos, espadas, jarrones de la dinastía Ming,... Y volvían de Acapulco con tabaco, chocolate, cacao, garbanzos, tinte de cochinilla, vino, aceite de oliva y... plata, mucha plata.
En el artículo titulado "Born with a "Silver Spoon": The Origin of World Trade in 1571", de Dennis O. Flynn y Arturo Giráldez, de la University of the Pacific en California, publicado en 1995, además de una visión de conjunto sobre el comercio mundial en esa época, se dan unas estimaciones muy interesantes del flujo global de la plata en esos años (finales del siglo XVI comienzos del XVII). Porque no sólo llevaba plata a China el galeón de Manila; también los holandeses y portugueses tenían sus rutas. Y también había vías terrestres. Hay muchas variaciones en las cifras estimadas por diferentes autores; quizá las cifras absolutas son cuestionables (había, también, mucho contrabando y mercado negro) y nos tengamos que quedar con el reparto relativo. El resumen es el siguiente:
- Desde Japón: 200 Tm/año
- Desde Europa: 150 Tm/año (una parte por la ruta Báltica -atravesando el norte de Rusia-, otra por la Mediterránea/Levante, pero la mayoría por el Cabo de Buena Esperanza. Y, en su mayor parte, también era "plata americana", reexpedida desde Europa)
- Por el Galeón de Manila: 128 Tm/año
Emblema y Bandera de la Compañía Británica de las Indias Orientales |
Y lo encontraron en el opio. Copio de un artículo de Juan Rivas Moreno, aparecido en 2014 en "El Mundo":
"La victoria de Clive en Plassey había otorgado a los británicos el control de la rica provincia de Bengala, y con ella, el dominio sobre la producción de opio. El opio comenzó a intercambiarse en China a cambio de té, hasta el punto de que, en 1836, Inglaterra consiguió volcar la balanza de pagos a su favor... En vísperas de la Primera Guerra del Opio de 1839, la droga se había convertido en la herramienta imprescindible de un sistema de intercambio global que financiaba la deuda pública de la India Británica, proveía las fábricas inglesas de algodón a bajo precio, mantenía vivo el comercio del té y daba un extra de capital en plata china...El comercio del opio tuvo un éxito inmediato. La dirección del tráfico de la plata cambió de rumbo por vez primera desde el descubrimiento de América, de Oriente hacia Occidente. El metal precioso que se había acumulado desde los siglos XVI a XVIII revirtió de nuevo en Europa, vaciando los cofres del imperio más grande del mundo".
Bueno, pero algo quedó para la artesanía local. Por ejemplo, en la provincia de Guizhou, en el sudoeste de China, viven los Miao, con una larga tradición artesana en el trabajo de la plata. Es costumbre que las chicas casaderas lleven una especie de "dote" convertida en adornos de plata, que pueden llegar a pesar 10 kilos. Y que producen imágenes tan asombrosas como ésta:
Pero la historia de la plata en China todavía tuvo curiosos avatares en el siglo XX... (Continuará).
En el año 1628 el gobernador de Filipinas Juan Niño de Tabora escribía a Felipe IV sobre los chinos que “su dios es la plata y su religión es las diversas formas de conseguirla” y muchos expertos suponen que el final de la poderosa dinastía Ming, cuyo último emperador se suicidó en 1644, fue debido a la espiral inflacionaria provocada por el alza del precio de la plata en un país que no la producía y cuyo principal proveedor, Japón, dejó de vendérsela en 1630. En 1631 una onza de plata ya costaba en China 1.000 piezas de cobre y en 1643, en vísperas del final de los Ming, más de 3.000.
ResponderEliminarÁngel: supongo que las cifras que das de 128 Tm/año para el Galeón de Acapulco son las oficiales, pero hay que saber que la plata ilegal se estima que era muy superior a la oficial, sobre todo a partir de que Japón dejó de vendérsela, y no sólo por el ingenio habitual de los españoles para saltarse la ley, sino porque además de que una parte de la plata mejicana no se “quintaba”, la totalidad de la plata peruana disponible en México era ilegal porque estaba prohibido exportarla entre virreinatos (también el cacao, el vino, etc. lo que acabó provocando la independencia de las colonias españolas, pero eso es para otro post).